Compartir:

Según la Real Academia Española, la palabra sinvergüenza significa pícaro, bribón. Dicho de una persona: que comete actos ilegales en provecho propio o que incurre en inmoralidades.

De acuerdo a nuestra cultura ecuatoriana, sinvergüenza es tener la audacia de hacer y no sentir vergüenza aunque la gente lo vea o lo sepa. Eso es exactamente lo que necesitamos hoy. Padres que no sientan pena de decir que “no” en público al pedido de su hijo ya sea para que le compre un juguete o dulce sin miedo a una posible pataleta. Padres a los que no les dé vergüenza asistir a la charla del colegio porque “la gente pensará que no sé educar a mi hijo”. Papás que no pongan excusas o que escondan lo que hacen o no sus hijos por temor a que la escuela note que ellos no están presentes las 24 horas del día debido al trabajo. Padres que no tengan vergüenza de leerles a sus hijos cuentos con las voces de los personajes. Padres que llamen a cada cosa u objeto como son. Que expliquen que el tío o la tía es homosexual y que aunque no lo entendamos (o compartamos) hay que apoyarlo porque tuvo la audacia de defenderse ante una sociedad que no siempre acepta las diferencias de los demás o ideas extrañas a las nuestras.

La lista de requerimientos podría extenderse y muchas otras personas podrían ayudar a completarla. Lo que para los padres de antaño era lógico para los de ahora debe ser planteado en un taller de padres. Los tiempos han cambiado y muy pocas familias mantienen el modelo de “mamá educa en casa”. Ahora, en muchos casos las niñeras o abuelos asumen este rol debido a la vida agitada que se lleva. Hay que aceptarlo, la lógica parental ha dejado de reinar debido a que ese tiempo lo invertimos en asuntos de trabajo, estudios, redes sociales, etc.

Esto no siempre es negociable. En la mayoría de los casos no se puede reducir las horas de trabajo ni mucho menos dejar de trabajar. Entonces, ¿qué podemos hacer? Mucho. Se puede pensar en dar tiempo de calidad, educarse asistiendo a charlas de padres, leer sobre límites y disciplina. Además, conversar con los hijos, conocerlos, tener claro sus fortalezas y sus debilidades. Saber y aceptar sus diferencias y gustos. Socializar las dudas con personas que conozcan más sobre el tema educativo, compartir las experiencias con otros padres. Hay mucho que se puede hacer desde la vida y realidad que nos tocó a cada uno.

Educar con el ejemplo, escuchar y observar, comunicar y compartir son claves para una buena educación en todos los campos. Los padres no lo saben todo, están aprendiendo constantemente al igual que sus hijos. Y para aprender es necesario buscar ayuda de fuentes confiables. Pero para esto se necesita tener agallas para ser sinvergüenza

Por: Claudia Rivera Cevallos                                                                                   Lcda. en Educación Inicial Bilingüe

Compartir: