El papa Francisco dedicó la catequesis, del miércoles 21 de junio, a explicar que la santidad es posible porque Dios nos ayuda con su gracia. También ha recordado que el matrimonio cristiano es para toda la vida.
El bautismo, no es la única invocación a los santos que marca el camino de la vida cristiana. Cuando los novios consagran su amor en el sacramento del Matrimonio, viene invocada de nuevo para ellos- en esta ocasión como pareja- la intercesión de los santos. Y esta invocación es fuente de confianza para los dos jóvenes que parten hacia el «viaje» de la vida conyugal. Quien ama de verdad tiene la necesidad y el valor de decir para siempre, pero también sabe que necesita de la gracia de Cristo y de la ayuda de los santos, para poder vivir la vida matrimonial para siempre. No como dicen algunos: “mientras dure el amor”. No: ¡para siempre!. Si no, es mejor que no te cases. O para siempre o nada.
Por esto, en la liturgia nupcial, se invoca la presencia de los santos. Y en los momentos difíciles, hace falta el valor para alzar los ojos al cielo, pensando en tantos cristianos que han pasado por tribulaciones y han conservado blancos sus vestidos bautismales, lavándolos en la sangre del Cordero (Ap. 7,14). Así dice el Libro del Apocalipsis.
Vía: InfoCatólica.com