En el segundo día de su visita a Chile, el Papa Francisco visitó el Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín.
El Sumo Pontífice frente a más de 400 reclusas, les recordó que gracias a la actitud de pedir perdón las personas logran reconocer sus errores y así cada una de ellas tiene la oportunidad de volver a empezar. “Todos tenemos que pedir perdón, yo lo haré primero. Eso nos humaniza, sin esta actitud de pedir perdón perdemos la conciencia que nos equivocamos, de que nos podemos equivocar y que cada día estamos invitados a volver a empezar, de una u otra manera”.
Ya al interior del centro penitenciario, el Papa se dirigió al estrado mientras saludaba con la mano a las mujeres próximas a la valla de seguridad y finalmente tomó asiento.
Poco después, tomó la palabra la Hermana Nelly León, la encargada de la pastoral carcelaria, quien dio la bienvenida al Pontífice. “Dios está de nuestra parte, de parte de los pobres y marginados de esta tierra. Por eso su presencia; Santo Padre, nos viene a confirmar el camino que hacemos desde la cárcel a la libertad, desde el dolor hacia la alegría”, sostuvo.
Al terminar, tomó la palabra Janeth Zurita, una interna cuyo testimonio demostró el dolor de las madres encarceladas por vivir separadas de sus hijos. “Aquí conocimos la gracia de Dios y nos aferramos a Él día y noche y encomendamos a nuestros hijos y familia. Vivimos con la esperanza en nuestros corazones de que esto es solo una etapa, que pronto terminará”, indicó.
Dignidad genera dignidad
Francisco les manifestó que cada día estamos invitados a volver a empezar, de una u otra manera. “Ninguno de nosotros es cosa, todos somos personas y como personas tenemos esa dimensión de esperanza. No nos dejemos cosificar, no soy un número. No soy el detenido número tal, soy fulano de tal, que gesta esperanza porque quiere parir esperanza”.
Luego les recordó que ser privado de la libertad no es lo mismo que estar privado de la dignidad, porque nadie puede ser privado de la dignidad. “La dignidad se contagia, se contagia más que la gripe, la dignidad genera dignidad», añadió el papa.
El Santo Padre también les dijo que sus hijos son fuerza, son esperanza, “son el estímulo para siempre mirar el horizonte, hacia adelante, mirar hacia la reinserción en la vida corriente de la sociedad”.
Vía: Aciprensa