“Me lo pido”, “quiero esto” y “esto también me lo pido”. Se piden todo lo que ven. Lo que es bonito. Lo que brilla. Lo que hace ruido. Lo que tienen los demás. Lo que les permitirá ser la envidia de sus amigos. Lo que creen que les hará ser y sentirse diferentes. Se piden lo que ven en la tele o en los catálogos. Lo que aparece estratégicamente colocado a su altura en las estanterías de los almacenes. Generalmente se piden todo en ocasiones normales, pero en Navidad ya hay “barra libre”.
Cada año decimos lo mismo: “este año regalaremos con más criterio”, “el año pasado tuvo demasiadas cosas”, “no hizo caso de la mitad de los regalos”, “le duraron dos días y los abandonó”. Así que antes de empezar la fuerte presión de la campaña de ventas de Navidad, queremos recordarles que sus hijos no necesitan tantas sorpresas, ni tantas cosas, ni tantas novedades. Ellos necesitan una persona que les haga reflexionar sobre la diferencia entre capricho y necesidad, que les diga con claridad que las cosas no se dejan de comprar porque sean caras sino porque no se necesitan, o que antes de satisfacer nuestros caprichos deberíamos plantearnos si los demás tienen sus necesidades básicas cubiertas.
En nuestros días, con el caos social, económico y político que existe cerca y lejos de “nuestra casa” deberíamos disfrutar de la Navidad, por supuesto, con todos los extras que eso conlleva, pero sin olvidar que nuestros hijos viven en este mundo globalizado, donde no es coherente vivir a ciegas de cómo viven los demás. No se trata tampoco de amargarles las Navidades ni hacerles sufrir. Tan solo de abrirles un abanico de posibilidades a la hora de hacer la “carta a los Reyes Magos o al Niño Jesús”. Ayúdalos a escribirla para que incluyan no solo un regalo simbólico para un niño menos afortunado que él sino una acción que tenga trascendencia cognitiva y emocional en él y para los demás.
Proyectos para pensar en grande en Navidad
Si sabemos mirar y ver los detalles, si enseñamos a nuestros hijos a interpretar los indicios podemos encontrar gran cantidad de proyectos de ayuda cerca de nuestra casa. A veces, con los abuelos. Con nuestros amigos. Con la persona que ayuda en casa. Con un hermano. Con un vecino o con el dueño de la pequeña frutería de la esquina.
Es muy probable que muchas fundaciones estén armando campañas por Navidad para ayudar a familias necesitadas. ¡Anímate y participa con tu hijo!
Vía Solohijos.com