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«No mires arriba»: dos astrónomos mediocres descubren que, en pocos meses, un meteorito destruirá el planeta Tierra.

«No mires arriba» (Don’t look up) una película que ya, para esta fecha, todos hemos escuchado sobre ella.

Si bien es tragicómica, no podemos evitar mirarla con ojos un tanto realistas. Es evidente que la trama no se aleja tanto de la realidad actual, y no, no hablo solo en términos de pandemia.

«No mires arriba» protagonizada por DiCaprio y Jennifer Lawrence, es una producción que retrata, con cierto humor, lo que diariamente estamos viviendo en esta sociedad de la postverdad.

Dos astrónomos, un veterano profesor y una estudiante de doctorado, buscan advertir al mundo de un alarmante hallazgo, han descubierto un meteorito de grandes dimensiones que se acerca a la Tierra y amenaza con destruirla por completo.

Es una película muy inteligente que no toma al espectador por ignorante, sino que quiere hacerle tomar conciencia de lo que tenemos ahora mismo en el mundo y lo que estamos viviendo, lo que seguro hará reflexionar a muchos.

¿Por qué nadie quiere mirar hacia arriba?

Nadie quiere mirar hacia arriba. Nadie quiere afrontar la verdad porque esta es demasiado dura. La película trae como fondo este cuestionamiento ¿Nos suele pasar? Creo que a distinto nivel.

No solo en eventos magnos, como en el film, sino que también es situaciones de la vida cotidiana. Así como estos políticos, justamente retratados, muchas veces nos miramos el ombligo y nos quedamos en nuestro propios intereses antes de velar por el bien común.

Incluso si estos intereses les pueden costar la vida a miles. Es algo real y que lamentablemente pasa todos los días, pero no solo por culpa de los gobiernos. Es algo que pareciera estar enquistado en el ser humano y pues, no queremos mirar hacia arriba.

 

 

¿Tiene el mundo salvación?

Una pregunta que late en toda la película es: ¿Tiene el mundo salvación o estamos todos condenados? Si miramos la realidad solos, pues no dudo en afirmar que el ser humano por sí mismo no puede salvarse.

Y es así que al final de film, una auténtica oración de alguien que cree, increíblemente caracterizado casi por un marginal, nos inyecta ese pedacito de luz que es la clave: la huella de Dios que late en el corazón de quién le cree y lo salva. Sabiéndose al final de la existencia, confía y se entrega a Aquel que es su dueño y lo comparte con otros.

Hay ciertos acontecimientos, muchos diría yo, que nos deben inquietar. No es solo la pandemia, la violencia silenciosa de los hogares, las crisis en sociedades remotas de las cuales ni nos enteramos, el hambre, la desigualdad, la contaminación cada vez más evidente, en fin.

Pareciera que no hay una salida, pero sí la hay, una salida que viene desde arriba y que ya tiene un salvador. Sin que esto signifique que nos quedemos de brazos cruzados. Nuestra misión es siempre apuntar hacia el bien.

 

 

¿Qué significa mirar hacia arriba?

Mirar arriba es permitirnos descubrir lo que hay frente a nosotros. Mirar qué es lo que en verdad está ocurriendo, quiénes nos rodean, ¿te has dado cuenta de cuántas veces no sabes quién vive al frente de tu casa? Cosas tan sencillas como esa nos permiten concluir que, «No mires arriba» no es solamente el título de una película.

Qué importante es preguntarnos si en verdad estamos viendo o si, por lo contrario, simplemente nos estamos dejando llevar por la masa. ¿Qué tan interesado estoy por descubrir lo que en realidad ocurre a mi alrededor?, ya el Papa Francisco advertía del peligro de la indiferencia, que causa desastres en nuestra vida y en la de los demás.

¿Cómo contribuyo en la búsqueda de la verdad?

En todos los momentos de la historia han habido y habrán miles de interesados por la verdad, ya el mismo Evangelio nos presenta esta pregunta tan inquietante en labios de Pilato, «Y ¿qué es la verdad?» (Juan 18, 38).

La cuestión que nos inquieta ahora es cual es nuestra contribución personal en esa búsqueda de la verdad, como hombres de fe, no podemos permitir que la mentira, el error o la ignorancia sigan su cauce y se acrecienten sus desastres.

Te has detenido a pensar en que un simple mensaje de texto, una publicación que se comparte indiscriminadamente, una foto, audio o video fuera de contexto, pueden tener consecuencias sumamente desafortunadas.

Se hace sumamente necesario acrecentar en nosotros la prudencia, que no es una virtud simplemente del hablar, sino que permea toda la realidad humana. Es un constante discernimiento de sí mismos: ¿Cómo hablo?, ¿Cómo actúo?, ¿Cómo respondo?, ¿Dónde estoy?, ¿Hacia dónde voy? Lo que digo o hago, donde estoy y lo que hago en este momento, ¿qué consecuencias tiene para mí y para los demás?

 

 

Por favor mira hacia arriba

Sí, te quiero pedir ese favor, mira arriba, mira al cielo y descubre la grandeza de la creación y su Creador. Pero no solo mires hacia el cielo, mira también hacia la tierra, hacia abajo, y contempla tu realidad, ¡qué necesario es vivir la dimensión de la gratuidad!

Es importantísimo que seamos sinceros con nosotros mismos y con los demás, no nos engañemos, preguntémonos por nuestra propia existencia, por quiénes somos en realidad, con nuestras grandísimas cualidades y carismas, pero también con nuestros múltiples errores y falencias. Solamente así podemos mirar hacia el frente.

Mirar hacia el frente incluye al otro, descubrir cómo estamos rodeados, saber que no estamos solos y que nuestro propio yo también tiene implicaciones en la multitud del tú. Esto, únicamente esto, nos permitirá entablar caminos y puentes de verdadera fraternidad que nos ayudará a crear proyectos comunes para lograr un mejor futuro para todos, en búsqueda del bien común.

Por todo esto y muchas cosas más, no permitas que nada ni nadie te impida mirar, por el contrario, te invito a que mires arriba con fe, hacia abajo con gratitud y hacia el frente con caridad, pero por favor ¡nunca dejes de mirar!

 

RESOLUCIONES 4

 

Escrito por: Mauricio Montoya, vía Catholic-Link.

 

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