Al crear conciencia ecológica en los más pequeños, les estamos enseñando que en sus manos está cambiar el mundo.
Hoy en día casi no existe excusa para no aportar con nuestro granito de arena y dejar un mundo mejor a las futuras generaciones. El reciclaje se ha convertido en un tema de moda; posts, tutoriales y propuestas para cuidar el planeta han crecido en los últimos años. Pero, qué estamos enseñando a los más pequeños, ¿estamos poniendo el ejemplo?, ¿cómo aportamos para cumplir este cometido?
Siendo la escuela un espacio que promueve el aprendizaje, la investigación y el respeto, es vital que a los temas ambientales se les dé tanta importancia como a las matemáticas o a los idiomas. Recordemos que los niños pasan la mayor parte del tiempo ahí, por lo que desde pequeños, pueden ser llamados a contribuir con el medio ambiente y a estar en contacto con la naturaleza y animales.
Pequeñas acciones, grandes cambios
A partir del reciclaje se puede iniciar el estudio de muchos conceptos diferentes de forma que se eduque en responsabilidad. Recolectar botellas o reutilizar tubos de papel para manualidades es un buen comienzo para las edades más cortas; pero toda la comunidad educativa puede ir más allá.
Hay que pensar formas de reducir la cantidad de materiales que dañan el planeta; una labor compleja que implica crear conciencia ecológica en todos los miembros de una comunidad. Esto, incluye cambios en la vida diaria, pero que se espera, sean replicados y comunicados desde cualquier parte que se encuentren.
Podemos aprovechar la emoción y satisfacción de los más pequeños para realizar acciones claves y sencillas como: hacer señaléticas para recordar no dejar correr el agua de grifo en los baños, de apagar las luces para reducir el uso de energía eléctrica en la escuela o sobre separar los desechos dentro y fuera del aula. Además, iniciar un huerto sembrando árboles, frutas o vegetales, hacer abono orgánico con los restos del lunch, hacer papel de reciclaje, etc.
Círculo ecológico
Existen innumerables temas para estudiar al medio ambiente, pero el eje transversal debe ser siempre nuestra responsabilidad: ¿cómo podemos ayudar al planeta a sanar?, ¿somos conscientes de la razón de su contaminación?
Que los estudiantes se cuestionen sobre su rol para ayudar es un punto de partida. Así, será más fácil que conforme crezcan realicen más propuestas para reducir el desperdicio y la contaminación, no solo desde la escuela sino desde sus hogares. Lo más valioso es que ellos sean conscientes e implementen pequeñas o grandes acciones o que quizás motiven a otros en estos cambios que tanto necesitamos.
Por: Claudia Rivera Cevallos
Licenciada en Educación Inicial Bilingüe