Para Pilar Adell y su hija Irene Ancín Adell ser madre y ser hija hoy en día es todo un reto, el cual puede superarse con amor y respeto.
«Prefiero ser la mamá y no la mejor amiga de mis hijos», es la frase que expresa Pilar Adell, Sicóloga Clínica, esto debido a que las corrientes actuales de pensamiento sugieren a los padres buscar ser los mejores amigos de sus hijos, cuando a su modo de ver una madre debe ser guía, un ejemplo y un apoyo real para cada hijo, y no su compinche en todo.
De su lado Irene Ancín Adell, Doctora en Comunicación Social y Decana de la Facultad de Artes Liberales y Ciencias de la Educación de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo, comenta que tener una madre como Pilar es todo un honor, no es su mejor amiga, es su mamá, quien desde pequeña le enseñó a ser responsable y que no hay nada más valioso en el mundo que la familia.
«Recuerdo que desde muy chica, al ser la hija mayor, muchas veces tuve que asumir el rol de madre para mis hermanos, de ese modo ayudaba a mi mamá, para que ella pueda trabajar, pero lo que más atesoro es que ella a pesar de tener mucho trabajo, siempre nos dio tiempo de calidad para cada uno de nosotros», indica Irene.
Ser madre una madre trabajadora
Les consultamos a madre e hija sobre: ¿qué opinan respecto a ser madres y a la vez tener éxito profesional? aquí sus respuestas:
«Yo trabajé por muchos años en diferentes empresas nacionales y multinacionales, donde pude darme a conocer como profesional y coseché éxito, pero entendí algo… de un momento a otro en cualquier trabajo te pueden decir: «muchas gracias» y en menos de tres meses ya nadie te recordará, pero la familia, en especial tus hijos, siempre estarán ahí, y a ellos traté y sigo tratando de darles amor y buen ejemplo, lo cual antes pude lograrlo manejando mi agenda empresarial y mi agenda familiar, entonces por vivencia propia puedo afirmar que una mujer puede trabajar y ser una buena madre a la vez», expresa Pilar.
«Tengo una madre que es todo un «huracán», ella ha sido mi ejemplo a seguir desde pequeña, y, es por ella que entendí que una mujer puede ser muy maternal y a la vez una profesional que da lo mejor de sí tanto en su trabajo, como también con su familia. Además, a mí que me ha costado mucho poder ser madre, hoy que tengo la dicha de estar embarazada y esperar una niña, entiendo que tal como lo hizo mi mamá, a mi manera podré adaptarme a mi vida profesional y a mi rol de madre, sin descuidar ninguna de las dos facetas de mi vida, las cuales me permiten estar completa», dice Irene.
Anécdotas y vivencias que marcan nuestras vidas
Son muchas las anécdotas y vivencias que han podido vivir Pilar e Irene, varias de ellas son graciosas. Pilar cuenta una de ellas: «a pocos días de poder hacer su primera comunión, Irene cometió una travesura (raro en ella porque no era traviesa), usó blonde en el cabello y se lo dejó blanco, no atinaba a saber qué hacer, así que lo que se me ocurrió fue usar un tinte y tratar de taparle lo mejor que se podía, y, así fue como llegamos a ese importante día, ella con su cabello pintado y yo deseando que nadie se de cuenta… ¡jajajaja!».
Irene recuerda que una de las vivencias que marcó su vida, fue aquella que tuvo que ver con una funda de caramelos.
«Tenía más o menos 5 años, llegaba de un cumpleaños, mi mamá dice que iba vestida como una princesa y usando un «nido de abeja» en el cabello -no recuerdo bien eso-, pero mi mamá llegaba del trabajo y me encontró entre la reja del garaje sacando la funda de caramelos, enseñándosela a los hijos de una familia que nos acompañaba en el proceso de terminar de construir la casa, les estaba sacando «pica». A esa edad no entendía quién tiene más y quién tiene menos, pero por lo ocurrido mi mamá me dio la repelada más grande de mi vida, tanto que me mandaron a estar hasta la noche con la familia que mencioné, y, así se me quitó eso de burlarme, lo cual a decir de mi madre me hizo su hija más justa», cuenta Irene.
Lo más valioso para Pilar e Irene
En medio de la pandemia y desde antes de la misma, tanto Pilar como Irene comprendieron que lo más valioso siempre será el tiempo y amor que le dediques a un ser querido.
Un ejemplo de ello es cuando Irene estaba haciendo su doctorado no tenía casi horas libres para ver a Pilar, pero se las ingeniaba para pasar con ella en lo poco que se podía.
Otro ejemplo de lo más valioso que madre e hija han podido compartir son los pequeños detalles, siendo uno de ellos los regalos que se han hecho durante la pandemia.
Uno muy valorado fue cuando Irene junto a su esposo, teniendo todos los cuidados de rigor, el año pasado en pleno brote de la pandemia, pasaron por la casa de Pilar para solo a través de la ventana decirle feliz día mamá, entregarle un obsequio y volver su hogar… esto puede ser algo simple, pero en esas muestras de amor puro hay verdadera felicidad… porque lo más valioso no es lo más caro, sino el afecto con el que haces o dices algo.
Recomendaciones para madres e hijas en la actualidad
Antes de finalizar esta entrevista, Pilar e Irene comparten varias recomendaciones para madres e hijas, sin importar la edad que estas tengan:
- El respeto entre madres e hijas se enseña desde la niñez, se fortalece en la adolescencia y se afianza en la adultez.
- La comunicación es fundamental para que haya un mayor entendimiento entre ambas partes.
- Dedicar tiempo no es nada sino se hablan, por ello lo ideal es dejar el celular a un lado y conversar como antes se hacía.
- Cada una es un mundo distinto, pero valorar lo bueno y ayudar a disminuir lo malo es fundamental.
- El amor se predica con el ejemplo y, esos ejemplos duran para toda la vida.
- Si quieres trabajar y ser madre lo puedes hacer, que nadie te diga lo contrario.
- Hijas valoren a sus madres y madres valoren a sus hijas, todo lo demás es importante pero la familia siempre será más relevante.
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