Durante cuatro días, el Papa Francisco se reunió con obispos de todo el mundo, en un encuentro titulado: La protección de menores en la Iglesia. Este con el fin de responder con firmeza al problema de abusos sexuales.
Ante el actual encuentro, les ofrezco una guía para ver el impacto de esta reunión sinodal en la Iglesia y ciertas interrogantes y directrices a tomar en cuenta.
¿Por qué reúne se el Papa con los obispos?
La respuesta no es tan obvia. Ante un problema tan grave (y de escala mundial), alguno quizá piense que el Pontífice reúne a los obispos para regañarlos o, tal vez, para darles órdenes imperiosas. Pero la clave para entender esta cumbre la explica muy bien el historiador inglés y biógrafo del Papa Francisco, Austin Iveriegh. El historiador explica que “para enfrentarse a una crisis de credibilidad que atañe a la vida y la misión de la Iglesia misma, el Papa no ha dictado normas y leyes, sino que ha convocado una asamblea sinodal”. (RC, 21 feb. 2019)
Se trata del “camino de la sinodalidad”, o sea, de la Iglesia que se reúne para escuchar y para discernir los temas que afectan a todos, pues esta es la vía indicada por Francisco en 2015, cuando manifestó su convicción de que esta sinodalidad “es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”. (Ibidem).
Las víctimas son lo más importante
El encubrimiento de los culpables fue lo que dio pie a esta crisis global de la Iglesia. Durante décadas se mantuvieron en secreto estos crímenes, para no manchar a la Iglesia, dado que estos abusos fueron perpetuados por “unos” clérigos. Y en no pocos casos, no se les creyó a las víctimas que denunciaron estos hechos.
Ahora la Iglesia ha rectificado y ha empezado por reconocer el dolor de las víctimas y pedirles perdón. Al inicio de la reunión, Francisco pidió a los obispos escuchar “el grito de los pequeños que piden justicia”, para “sanar las graves heridas del escándalo de la pederastia”.
Durante la primera reunión de esta cumbre, fueron proyectados en el aula sinodal los testimonios de cinco víctimas que sufrieron abusos de sacerdotes. Una de ellas contó que cuando hizo la denuncia, “me trataron como a un mentiroso”.
En esa misma jornada, el Papa Francisco saludó al polaco Marek Lisinski, víctima de abusos y creador de la organización “Ending Clerical Abuse” (ECA ,‘Para poner fin a los abusos del clero’). El Pontífice besó su mano como signo de perdón. (video)
Juan Bayas, víctima y representante de las víctimas en Ecuador, pidió al Papa que la tolerancia cero sea también contra los obispos que encubren estos delitos, pues cuando hay una denuncia, esos prelados “hablan con las víctimas y les piden que, por favor, le recen a Dios y que no pase nada más”. “También ellos son culpables de que sigan sucediendo estas cosas”, aseveró.
Dijo que en su caso la fiscalía ecuatoriana no continuó con la denuncia “por falta de pruebas”. Aseguró que fue víctima de un presbítero junto a otras personas y por ello pidió al Vaticano “que, por favor, me den la información, porque a ese sacerdote le quitaron el sacerdocio, pero lamentablemente la justicia dice que no hay información”.
Por su parte, Evelyn de Canadá reconoció “estar feliz porque sus voces han sido oídas”, porque durante las conversaciones todos coincidieron que “esta es una crisis internacional”. “La Iglesia conoce la historia, no necesitan nuestra historia, necesitan actuar y deben actuar ahora”, remarcó Evelyn quien aseguró que quieren “una acción decisiva… un marco creíble”. Dijo que muchas de las víctimas “han trabajado en esto durante años”.
Asimismo, Phil Saviano, de la asociación Bishop Accountability, pidió educar a los obispos “en partes del mundo donde no creen que tengan un problema. No es que no tengan este problema, sino que no lo saben”. “Creo que hay progreso. Creo que es un hito y espero no estar muy decepcionado dentro de seis meses”, expresó.
Soluciones concretas
Desde Benedicto XVI se empezaron a dictar pautas de actuación ante estos casos, pero aún son un poco generales y no han tenido un alcance global. Por eso, Francisco ha pedido que en esta reunión se establezcan líneas muy claras.
En su breve discurso inaugural, el Pontífice dijo a los obispos y peritos: “El Pueblo santo de Dios nos mira y espera de nosotros, no solo simples y obvias condenas, sino disponer medidas concretas y efectivas. Es necesario concreción”.
Buscando esa concreción, el Papa entregó a los participantes una líneas de acción. Se trata de 21 puntos de reflexión, que Francisco elaboró tomando en cuenta las propuestas de las Conferencias episcopales de todo el mundo.
Los primeros siete puntos dan los pasos a seguir cuando se conoce un caso (escuchar a las víctimas, informar a las autoridades civiles, establecer protocolos, etc.). Los puntos 8, 9 y 10, se refieren a la atender y sanar las heridas de las víctimas.
El punto 11 trata sobre colaborar con los medios de comunicación para poder discernir los casos verdaderos de los falsos, evitando difamaciones. El 14 habla sobre el derecho a la defensa (la presunción de inocencia). Y el 15 pone a consideración que los obispos y sacerdotes culpables sean expulsados del ministerio.
Francisco, siguiendo la tarea de purificación iniciada por Benedicto XVI, está realizando una verdadera reforma en la Iglesia, y ha sido valiente para abordar un tema complicado y desafiar los encubrimientos.
Lo que podemos esperar de esta cumbre anti-pederastia es una auténtica purificación de la Iglesia, es decir, el reconocimiento de esta plaga con la finalidad de atender a las víctimas, castigar a los culpables y dar medidas concretas para evitar nuevos casos.
Por: P. Luis-Fernando Valdés
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