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Se acercan las elecciones y con ello debemos plantearnos ¿estamos votando de acuerdo a lo que dicta la ética?

Es muy común escuchar que la política tiene el objetivo de servir a los demás, a pesar de que en la práctica pareciera que ocurre lo contrario. Los ecuatorianos estamos acostumbrados a escuchar sobre escándalos de corrupción, sobreprecios en contratos, asambleístas destituidos, tráfico de influencias y tantas otras situaciones bochornosas. Pero, ¿a qué se debe esto? La respuesta es sencilla: mucho discurso en torno a la importancia de los valores, pero poca acción y práctica de los mismos.

Lo que ha perdido la política

Para muchos, la ética y la política se divorciaron. Es lamentable seguir observando que la manera de hacer política continúa siendo candidatizar personajes famosos, con el fin de usar su imagen, o dar dádivas electoreras, aprovechándose de las necesidades del votante que vive en la pobreza, para comprar conciencias y obtener su apoyo.

¡Esto debe acabarse! La política se ha prostituido desde los mismos partidos políticos. El elector ya no confía en los candidatos existentes, sin importar la bandera o agrupación a la que pertenece, porque la corrupción y la “política maquiavélica” han irrumpido hasta en aquellos movimientos que parecían que no se dejarían llevar por aquella.

Implicancias en la ciudadanía

El mal accionar de los políticos es un boomerang que afecta con mucha fuerza a la ciudadanía, especialmente, a los más pobres. ¿Por qué? Porque el que solo ve a la política como un medio para servirse de los demás, no podrá generar políticas públicas que beneficien a la mayoría de ciudadanos, si no a un pequeño grupo económico y de intereses afines.

Pero, ¿a qué deriva la falta de ética en la política? Esto, ocasiona que el elector se decepcione y deje de participar. Adicionalmente, verá a la política como el arte de servirse y no de servir; haciendo que frente a los procesos electorales, el índice de indecisión se dispare. Por citar un ejemplo, hoy en Quito y Guayaquil el porcentaje de electores que no saben por quién votar está por el 68% y 53% respectivamente.

Pensar en nuestro futuro

En pocos días, los ecuatorianos elegiremos prefectos, alcaldes y concejales, quienes se convertirán en los administradores de los gobiernos provinciales y municipales. Frente a esta elección, millones se preguntarán: ¿por quién debo votar? Dicho cuestionamiento tiene su raíz, entre otras, en que la política nos ha decepcionado. La gente no cree en ella, porque a la ética se ha alejado de ella.

Por tanto, es tiempo de que votemos con ética. Asegurémonos de elegir a los candidatos que tengan sus valores y principios bien constituidos. Basta de los políticos que solo trabajan con fines electoreros y no con el objetivo de lograr profundos cambios en la sociedad. Debemos, con nuestro voto, recordarles a los candidatos que la política es el arte de servir a los demás, y no de servirse a sí mismos.

Por Ángel Gaibor
@angeledugaibor

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