Se ha vuelto frecuente ver en las noticias o en las redes sociales, niñas entre 13 y 15 años que ostentan un embarazo adolescente, por lo que podríamos pensar que es una situación natural o que es algo que está bien.
Las adolescentes que se encuentran en esta situación, no solo se enfrentan a problemas sociales, económicos y emocionales sino probablemente también a enfermedades propias de la falta de madurez corporal requerida para un proceso de embarazo.
A pesar de vivir en una época donde la tolerancia va en aumento, los jóvenes que asumen la paternidad estando aún en edad escolar tienden a dejar los estudios para comenzar a generar los ingresos necesarios para mantener una familia. Generalmente, una vez que han abandonado el colegio no buscan retomarlo, ya sea por los gastos que esto conlleva, el aumento de responsabilidades o porque han visto que no necesitan terminar su ciclo educacional para trabajar.
También se dan casos en que uno o ambos padres, no logran asumir el compromiso total de criar a un hijo, por lo que esta responsabilidad recae en los abuelos. Son ellos los que no solo cubren los gastos económicos, sino que también asumen las tareas del cuidado diario, la enseñanza y los desvelos que implica tener un bebé en casa.
Por más que se intente ocultar, algunos jóvenes no están preparados para ser padres y tampoco cuentan con la confianza necesaria para contar a sus padres lo que sucede. En muchas ocasiones no tienen ningún tipo de apoyo, por lo que deciden tomar «el problema» en sus manos, recurriendo a remedios caseros para finalizar el embarazo antes del primer trimestre o incluso, practicarse un aborto. Está por demás decir que en cualquiera de estos casos, el bienestar e incluso la vida de las jóvenes se puede encontrar en peligro.
Conversar con nuestras hijas e hijos sobre la responsabilidad que conlleva la maternidad y la paternidad.
En este sentido, es importante platicar con nuestras hijas e hijos adolescentes sobre la responsabilidad que conlleva la maternidad y la paternidad, además de las complicaciones médicas y emocionales que pueden surgir cuando hay un embarazo en una edad temprana. Te comparto algunos de los aspectos que considero más importantes.
Aspectos médicos
- Pueden presentarse complicaciones en el alumbramiento debido a la inmadurez del canal del parto, útero y pelvis.
- Existe un riesgo mayor de sufrir un aborto espontáneo, dado que el sistema endocrino de la madre no se encuentra completamente desarrollado.
- Es probable que se suscite un parto prematuro -previo a la semana 37 de gestación-debido al estilo de vida acelerado de las adolescentes.
- Llevar una mala nutrición es sin duda un elemento de riesgo. Las futuras madres deben ingerir los nutrientes esenciales para el buen desarrollo del bebé de lo contario, tanto ellas como sus bebés pueden sufrir algún tipo de deterioro.
- La inmadurez en el desarrollo del cuerpo de la madre podría interferir en el adecuado proceso de desarrollo del feto, ocasionando que al nacer, el bebé presente bajo peso.
- Algunos estudios médicos han demostrado que en muchos casos, las madres adolescentes pueden tener hijos con mayores problemas de salud, trastornos del desarrollo y en los casos más graves algún tipo de malformación.
Aspectos psicológicos
- En muchos casos, las adolescentes embarazadas se aíslan de su grupo de amistades, ya sea de forma voluntaria o por sentirse presionadas, debido al miedo a las críticas o el rechazo al que podrían estar expuestas.
- En situaciones como la anterior podría disminuir la autoestima de las chicas, sintiéndose tristes, culpables o incapaces de asumir la responsabilidad de ser madres, por lo que pueden llegar a rechazar al bebé.
- De esta forma, si no existen las condiciones de apoyo necesarias, se pueden presentar problemas familiares tanto en el círculo directo como en el más lejano, por lo que gran parte del embarazo pueden sentirse solas y por lo tanto enojadas.
- Si no está presente la comprensión, la confianza y el amor de la familia para acompañar a las madres y padres adolescentes, los hijos de éstos podrían ser más propensos a experimentar problemas escolares y de aprendizaje o dificultades en los procesos de socialización.
Es por estas razones que te recomiendo que, si tienes un hijos entre 10 y 19 años, no olvides crear un ambiente de confianza en el que puedas tratar el tema de la sexualidad como algo natural. Es importante hacer énfasis en las formas de cuidado y protección que existen, además de la importancia de contar con la estabilidad emocional que una decisión así requiere. Recuérdale a tus hijos, que jugar a la casita no los prepara para la responsabilidad que ser padre o madre requiere.
Vía Familias.com