Reconectarse con el cuerpo es la clave para combatir cualquier tipo de adicción, sobre todo la pornografía. ¿Cómo empezar?
La comparación puede ser simple, pero funciona: la adicción tiene el mismo efecto en quienes la padecen que una espina en el costado. En otras palabras: es una distracción constante y, a la larga, duele mucho.
Al poner una pequeña piedra en tu bolsillo, introduces un nuevo mecanismo para ayudar a superar la adicción. Esta piedra, de hecho, es una herramienta para que vuelvas a conectarte contigo mismo.
Hay muchas razones por las que una persona puede caer en una adicción conductual, como la pornografía, la masturbación, etc. Por ejemplo, podemos enumerar: falta de motivación, baja autoestima, baja autoconfianza, falta de identidad, vergüenza, culpa, dificultad para controlar las emociones, un vínculo de apego insuficiente y traumas o abusos pasados.
Sin embargo, independientemente de la causa, existe una característica principal de la adicción: la desconexión del propio cuerpo.
La adicción y el cuerpo
Nunca es el propio cuerpo el que provoca los actos compulsivos, incluidos los relacionados con la sexualidad.
El único órgano responsable de esto es el cerebro, debido a pensamientos inadaptados y obsesivos, sobre los que perdemos el control y al que nos sometemos.
El cuerpo no es el enemigo. No nos pide nada excepto que lo cuidemos. En el proceso de recuperar el control sobre nosotros mismos, nuestro cuerpo es un aliado, un apoyo sólido.
Reconectarte con tu cuerpo significa conectarte a tierra en el aquí y ahora, y regresar a la realidad.
Esta práctica tiene varios efectos positivos: corta la anticipación malsana de la «recompensa» adictiva, desvía la atención de tus pensamientos, ayuda a que tu cerebro se apague y finalmente calma las funciones corporales que pueden verse abrumadas por las emociones y la excitación (corazón, respiración, estómago y parte inferior del abdomen).
¿Cómo practicar la reconexión corporal?
Cada uno de nosotros puede practicar esta reconexión en nuestra vida diaria como medida preventiva o curativa. Para ello, necesitamos pensar en nuestra respiración (inhalar, exhalar) de manera más consciente, ser conscientes de nuestras sensaciones internas y, finalmente, debemos ponernos en estado de receptividad con uno de nuestros cinco sentidos.
Es precisamente este último el que practicamos cuando nos metemos un guijarro en el bolsillo. Cada vez que nos damos cuenta de su presencia, en cualquier lugar y en cualquier momento, podemos decidir centrar nuestra atención en este objeto.
Con nuestro sentido del tacto, en primer lugar: ¿cuál es su forma, su peso, su textura? Pero también con los otros sentidos.
Por supuesto, este simple ejercicio por sí solo no es suficiente. Liberarse de una adicción requiere un trabajo profundo y a largo plazo en todas las dimensiones de la persona: mental, emocional, física, conductual y espiritual. Pero tener una piedra en el bolsillo te permite avanzar más fácilmente. ¡Después de todo, la libertad y el amor no esperarán para siempre!
Escrito por: Tanguy Lafforgue, vía Aleteia.
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