Algo que no es negociable es nuestra salud, por lo que deseamos que sepas cómo proteger tu hígado de los excesos en esta próxima Navidad.
Tras un año de confinamiento y medidas de restricción, esta Navidad llega con la ilusión de retomar las reuniones y festejos familiares y laborales. Sin embargo, estos encuentros traen consigo la ingesta de comidas fuera de horas y consumo de licor, lo que podría desencadenar afectaciones a la salud.
Uno de los órganos más afectados en esta época es el hígado, que es el encargado de disminuir las toxinas de la sangre.
El hígado es un órgano indispensable para que el cuerpo cumpla sus funciones de forma adecuada, pues elimina las toxinas, regula la coagulación sanguínea, y es el responsable de más de 500 funciones vitales para el organismo.
Ante los excesos clásicos de la Navidad, es importante que las personas entiendan que el hígado se puede ver afectado de forma directa, por lo cual es recomendable protegerlo, cuidarlo y evitar complicaciones que con el tiempo pueden generar grandes problemas de salud.
Alimentos y bebidas que afectan al hígado
Las dietas que no guardan las porciones adecuadas generan problemas en el hígado, impidiendo que cumpla con sus funciones. “Con que una sola función se vea afectada, todo el organismo sufre las consecuencias; por ejemplo, si el hígado deja de producir bilis, que es vital para la digestión, la alteración produce una intoxicación.
Consumidos en exceso, los siguientes alimentos podrían ser peligrosos:
Grasas: Si bien el hígado está diseñado para procesar grasas, el problema surge cuando estas se acumulan por su consumo abundante, lo cual dificulta sus funciones, dando paso a un hígado graso.
Azúcares: El exceso de azúcar o también llamados hidratos de carbono como, por ejemplo:
- Granos: Como el pan, fideos, pastas, galletas, cereales y arroz.
- Frutas: Como manzanas, plátanos, bayas, mangos, melones y naranjas.
- Productos lácteos: Como la leche y el yogurt.
- Legumbres: Incluyendo frijoles secos, lentejas y guisantes.
- Bocadillos y dulces: Como pasteles, galletas, dulces y otros postres.
- Bebidas: Jugos, refrescos, bebidas de frutas, bebidas deportivas y energéticas con azúcar.
Verduras con almidón: Como papas, maíz y guisantes son más perjudicial de lo que muchas personas piensan, pero recalcamos si se consumen en exceso, la acumulación de grasas en el hígado provoca al inicio, una esteatosis hepática, que es lo que popularmente conocemos como hígado graso.
Bebidas alcohólicas: El alcohol es tóxico para el organismo, y al tener que procesar tantas sustancias tóxicas, el hígado realiza un sobreesfuerzo y puede lesionarse. Recordemos que bebidas navideñas como el rompope y el ponche también contienen alcohol, por lo que su consumo debería ser moderado, preferible en la medida de lo posible, no consumir bebidas alcohólicas.
Síntomas de un hígado enfermo
Se recomienda estar alertas ante los siguientes síntomas, que son los más comunes de un hígado afectado:
Cansancio excesivo. Al ser el hígado el principal responsable en la transformación de los hidratos de carbono, lípidos y proteínas, en energía, los problemas en este órgano podrían provocar una caída de los niveles de energía por eso la persona se siente cansada.
Dolor en el lado derecho superior del abdomen. La inflamación e irritación del hígado puede provocar un dolor fuerte en la parte superior derecha del abdomen, justo debajo de las costillas.
Coloración amarillenta en los ojos. Este es un síntoma de los casos de gravedad, y sucede porque cuando el hígado está lesionado, se produce una acumulación de bilirrubina en la sangre, la cual se manifiesta como tinte amarillo en los ojos, en la piel y en las mucosas.
Acumulación de líquido en el abdomen. Otro síntoma de casos muy graves, conocido como ascitis. Esta condición se caracteriza por la acumulación de grandes cantidades de líquido, provocando el aumento de volumen del abdomen, causando, en ocasiones, pérdida de apetito y dificultad para respirar.
¿Cómo proteger el hígado?
Es importante tomar medidas preventivas para proteger el hígado y mantenerlo funcionando en su totalidad y evitar graves inconvenientes futuros. Entre las principales recomendaciones están:
Usar hepatoprotectores. Especialmente en época de excesos, estas sustancias brindan apoyo a las funciones normales del hígado. Componentes como la Cynara Scolymus, un derivado de la alcachofa, ayuda a que éste produzca y elimine adecuadamente la bilis, optimizando la metabolización de alimentos.
Llevar una dieta balanceada. Para mantener un hígado sano y fuerte se recomienda comer frutas, verduras y vegetales, especialmente cuando las personas han sido diagnosticadas con hígado graso. Las proteínas no deben superar el 20% de la cantidad total de alimentos que se consumen en el día, así también los carbohidratos deberían representar el 50% de los alimentos, mientras que las grasas nunca deben superar el 30%.
Evitar alcohol y tabaco. El hígado es el principal encargado de procesar las toxinas, por lo que la ingesta de estas sustancias dificulta sus funciones.
Hacer ejercicio diariamente. Al menos 30 minutos de ejercicio diario apoyan el buen funcionamiento del hígado. Algunas opciones de ejercicio podrían ser caminar, realizar aeróbicos, andar en bicicleta, correr, o en general, practicar el deporte de preferencia.
Realizarse chequeos médicos periódicos. Cuando se trata de la salud, la mejor opción es la prevención. Lo ideal es visitar al médico cada 6 meses, para comprobar el buen estado de salud o detectar alteraciones a tiempo, con la finalidad de iniciar tratamiento de ser necesario.
No automedicarse. La automedicación es una acción que no se recomienda puede desencadenar efectos secundarios y reacciones adversas, que afecten incluso más la salud. Es sumamente importante consultar al médico de confianza ante la aparición de cualquier síntoma.
Fuente: Dr. Gregory Celis, director Médico de Laboratorios Bagó.
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