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Si las circunstancias te han llevado a un trabajo que no era lo que esperabas de ti mismo, aquí puedes leer algunas reflexiones sobre cómo encajarlo bien.

¿Se puede ser feliz cuando lo que realizas no es el trabajo de tu vida? ¿Vale la pena estar ahí a pesar de que es inferior a tus estudios o a tus aspiraciones? ¿Te amarga pensar que ahí se pudren tus capacidades?

Hace años, oí hablar de BBC a un compañero periodista fotógrafo. Le preguntaron cuál era su especialidad y él dijo “trabajo en BBC”. La persona que le interrogaba abrió bien los ojos y se admiró: “¡La BBC!”. A lo que él respondió enseguida: “Bodas, Bautizos y Comuniones“. Era la forma en que mi colega conseguía llegar a final de mes. El fotoperiodismo solo le daba algunos ingresos esporádicos como colaborador, y por eso recurría a los trabajos por encargo en celebraciones especiales.

Un trabajo gris

Mi compañero me comentó en un aparte que aquel BBC no le satisfacía profesionalmente en absoluto, pero así sostenía a su familia. Debía trabajar casi siempre los festivos, cosa que le fastidiaba porque no podía descansar con su esposa y sus hijos, y la creatividad era prácticamente nula: foto de la llegada de la novia, foto de la pareja firmando en la sacristía, foto de los anillos, foto del bebé en el momento del bautizo, foto del bebé con sus papás y padrinos…

Pero mi colega tenía muy claro que hasta que no encontrara algo mejor, no dejaría de hacer esos trabajos. Así que cuando iba a uno de los actos de BBC, se automotivaba: “Este posado para la factura del gas, este para los libros del cole de los niños, hoy ganaré para cambiar las ruedas del coche…”.

Puede ocurrirnos a muchos de nosotros que, por diversas circunstancias de la vida, nos encontremos (temporal o totalmente) en un trabajo que nunca habríamos imaginado, pero para peor. Tal vez te arrastró la crisis mundial de 2008, o tal vez fue la llegada a los 45 años, tal vez fue un despido injusto, una crisis en tu nación o una fusión de empresas que acabó en un ERE de miles de trabajadores. O fue que tuviste que emigrar a un país o bajar un escalón en tus aspiraciones para encontrar un trabajo.

MIGRANT

Fotografías Emergentes-(CC BY-NC 2.0)

La vida a veces golpea fuerte, y uno de esos golpes puede ser el paro. No encontrar los recursos económicos para mantenernos a nosotros y a nuestra familia. La opción inteligente, en esos casos y si hay trabajo, es optar por trabajar en algo distinto de lo previsto. O, por lo menos, trabajar buscando trabajo.

¿Qué hacer entonces para no sentirse humillado o desesperanzado?

Piensa en tu propósito de vida

Piensa para qué trabajas. Ten claro el propósito de tu vida. Hablé con una migrante que era licenciada en Derecho y entonces trabajaba en Europa en tareas de limpieza. Su objetivo, por encima de todo, era llevar adelante a los suyos (los que estaban con ella y los que había dejado al cargo de otros familiares), y creía que aquello sería provisional, como así fue.

Tal vez te sirva la anécdota que cuentan acerca de aquellos picapedreros de la catedral de Burgos. Les preguntaron qué hacían. Uno respondió: “Picar piedra”. El segundo, “levantar un muro”. El tercero, “construir una catedral”. Eso es crear un horizonterealista y a la vez esperanzador.

Proyecta un futuro

Los grandes descubridores han sido grandes soñadores. Da pequeños pasos para lograr un gran futuro a partir de donde estás. Haz una hucha de pequeños ahorros, aunque ahora te parezcan ínfimos. Piensa que la educación de tus hijos es la mejor inversión.

YOUNG MAN,CAFE

Dean Drobot | Shutterstock

Sigue formándote

Un trabajo honrado es siempre enriquecedor. Trata de crecer en conocimientos y experiencia acerca de él. No olvides que a veces gana más un fontanero que el arquitecto que ideó la casa.

Especializarte puede aportarte un valor en el sector nuevo donde trabajas y te dará opciones a mejorar tu posición.

Mira tu esfuerzo compensado en tu familia

Gracias a tu sacrificio, tu familia puede tener lo necesario para vivir. De otro modo, no les sería posible. Así que tu presente, lejos de ser un desastre, es una gran victoria aunque no tenga el brillo académico o profesional que tú esperabas.

FAMILY

Photo by Agung Pandit Wiguna from Pexels

Sigue cultivando la ambición

La sana ambición te llevará a no quedarte quieto ni a rendirte. Aunque la jornada de trabajo sea dura, mantén las antenas puestas para conocer nuevos retos y para estar al día de los cambios profesionales que te puedan beneficiar.

Sé ejemplar en el trabajo y en casa

Tal vez tú no lo hayas planeado así, pero en la educación de tus hijos es muy importante tu ejemplo de fortaleza, paciencia y alegría que estás dando en los momentos duros. Cuántos personajes históricos recuerdan en sus memorias el ejemplo de sus padres en situaciones de estrechez y dificultades a causa de una guerra, de una crisis, de una enfermedad…

Para tu esposo o esposa, el amor incondicional que un día sellasteis en el matrimonio se ve enriquecido cada vez que tú demuestras que es cierto que le amas “en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad,…”.

Por Dolors Massot, vía Aleteia

 

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