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Seis valiosos consejos sobre la vida y la juventud que hoy me gustaría poder dar a mi «yo» adolescente.

Qué tesoro es la juventud, esa etapa de la vida en la que descubres, aprendes, te formas, creces y te pules. Ser joven es tener un horizonte abierto por explorar, es aprender a amar, soñar, anhelar y tomar la aventura de vivir.

Hoy, cuando quizás el mundo intenta dejar sin voz a los jóvenes, cuando se cree que solo alguien con experiencia debe asumir responsabilidades, y cuando gran parte de la juventud vive aletargada, es necesario recordar la grandeza y el don que es ser joven. Un alma joven es un alma dispuesta a amar, curiosa, sedienta de aprender y ávida de formarse.

Este es el momento en que la juventud debe brillar, en que los jóvenes deben alzar su voz, perseguir sus sueños y anhelos, y ser ese faro de esperanza en medio de tanta frivolidad e indiferencia.

 

 

Consejos para mi yo más joven

Te invito a que juntos descubramos que, como joven, tienes el poder y que, de la mano de Dios, eres capaz de conquistar el mundo entero:

Desde la juventud, aprender a amar amando

No se nace amando; se aprende a amar, y la clave para aprender a amar es, precisamente, amando. Amando a tu familia, a tu prójimo, amando tu vocación, dándote sin medida a los demás. La juventud es la época en la que se debe aprender que la medida del amor está en amar sin medida.

Hablar de amores no es hablar de romances o idilios como los de Hollywood. Es en esta etapa ideal de la vida donde se aprende que amar es la manera más intensa de vivir y que, en el darse a los demás, hay una inmensa alegría y un gozo enorme.

Se ama a la familia, se ama al prójimo, a ese amigo en la universidad que necesita aliento y consuelo. Se ama orando, siendo empático, comprensivo, buscando en todo amar como Jesús ama.

 

 

Joven, si eres lo que debes ser, el mundo ardería en llamas

La juventud es la época de defender lo que se cree, de levantar la voz. No hablo de rebeldía, sino de que es en esta etapa de la vida cuando se forja el carácter, cuando se defiende lo que uno cree, a pesar de que el mundo te llame loco o fanático. Tú sabes lo que hay en tu corazón; sabes que si te ocupas de amar a Dios, todo lo demás vendrá por añadidura.

En un mundo donde el hedonismo reina y la búsqueda desordenada del placer se usa como excusa para hacer cualquier cosa, necesitamos que seas valiente, joven, y te levantes a defender lo que crees.

A pesar de que voces intenten silenciarte, con tu ejemplo, serás capaz de transformar todo a tu alrededor. Verás que es posible ir contra la corriente.

Hacer más que decir

Es común tener ideales, querer cambiar el mundo, liderar grandes gestas, lograr cosas notables. Y está muy bien; sin embargo, te invito a pasar del deseo a la acción.

La mejor manera de empezar es actuando en nuestro entorno, en nuestra realidad. Si quieres cambiar el mundo, comienza por cambiar tu hogar. Si deseas un mundo mejor, tu aula de clases es el primer lugar para trabajar.

Notarás que en tu realidad hay mil cosas por hacer y mejorar. Verás que antes de conquistar el mundo, debes conquistar primero el corazón de tus padres y hermanos. Descubrirás que tus amigos de la universidad también necesitan de ti.

Son muchas las cosas que tenemos por hacer primero en nuestra realidad, y verás que muchos pequeños cambios harán un gran cambio.

 

 

El apostolado: que tu corazón arda de amor

Joven, ahora que tienes la oportunidad, es el momento ideal para consumirte en amor. Es preciso aprovechar esta época para practicar la generosidad con quienes más lo necesitan.

No se trata solo de cosas materiales; una oración de intercesión es un hermoso apostolado. No temas ver lo que el prójimo necesita.

Lidera, sé luz en tu universidad, en tu casa. Hay muchas cosas que puedes hacer para ayudar a los demás: visitar enfermos, consolar a los afligidos. Tu juventud debe ser vivida de tal manera que, de muchas formas, ames a los demás.

Tu primera misión eres tú mismo

Invierte tiempo en ti, en formarte, en leer, en descubrir que más allá de las redes sociales hay un mundo entero de oportunidades, un millón de cosas que aprender y descubrir. Lee sobre alguna virtud, sobre la vida de un santo, aprende una actividad que ayude a desarrollar tus cualidades.

El tiempo mejor invertido es el que inviertes en ti mismo, porque, joven, es cierto que para crecer en virtud y en habilidades debes ocuparte y preocuparte de aprender constantemente, y no hay mejor momento para hacerlo que en la juventud.

La santidad en la juventud es posible

Viene a mi mente Juana de Arco, una niña de 16 años que comandó un ejército entero en una guerra. ¡Qué impresionante santa! Te invito a leer sobre ella. Pienso en Carlo Acutis, un beato joven que encontró a Dios en su día a día.

Estos y muchos ejemplos más nos muestran una cosa: la juventud tiene anhelos de santidad, y tú, querido joven, puedes ser un revolucionario en un mundo que necesita que ames.

Ánimo, mi querido joven, ¡qué tesoro tan hermoso es la juventud! De la mano de Dios serás capaz de conquistar el mundo.

 

 

Escrito por: Alan Lugmania, Misionero del Movimiento Lazos de Amor Mariano, vía Catholic-Link.

 

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