¡Mi hijo adolescente está fuera de control! Sí esa frase la has pensado o dicho varias veces… este artículo es ideal para ti.
Preguntas como: ¿Quién me ha cambiado a mi hijo?, ¿Qué le pasó?, ¿Se va a quedar así? ¡No reconozco a mi hijo o hija! Son típicas interrogantes y preocupaciones que tenemos los padres de adolescentes.
La adolescencia es un puente por el que debemos pasar todos para llegar a la vida adulta, pero para muchos es además un tiempo de turbulencia, confusión, cambios bruscos de ánimo y conductas transgresoras.
Estos cambios los vive el mismo adolescente de manera interna y externa, es decir, a nivel psicológico con una crisis de identidad e identificación, a nivel mental con un cambio hacia la inteligencia abstracta y el análisis más crítico de las cosas, y finalmente el más obvio: el físico con cambios evidentes, en el tamaño y forma del cuerpo, la irrupción de las hormonas, la piel, la voz, el crecimiento de vello, la sudoración excesiva, etc.
No es poca cosa lo que experimentan nuestros niños cuando entran en la montaña rusa que es la adolescencia.
El punto es que esta turbulencia también es vivida por los padres y en ocasiones los sufren y padecen como algo que cambia la dinámica familiar, como algo que vino a desordenar lo que teníamos más o menos estable. Entonces nos angustiamos y reaccionamos para restituir la paz y la calma, así como para que nos regresen a nuestro niño tal como lo habíamos criado y moldeado.
Puntos a entender sobre tu hijo adolescente
Lo primero es entender varios puntos:
1. Es normal que haya estos cambios y que sean en ocasiones tan abruptos.
2. Todo lo que se sembró en la infancia ayudará o empeorará esta etapa. Disciplina, respeto, hábitos, valores, etc.
3. Es temporal. Durará unos años y si hacemos bien nuestro trabajo, esto pasará.
4. Recordemos nuestra adolescencia o la de nuestros amigos, nos daremos cuenta que hay cosas que también hacíamos o veíamos hacer y ya han pasado.
5. No lo tomemos todo personal, el clásico “te odio” es en realidad “estoy desesperado y no puedo más”, el “nunca te voy a perdonar” es “me siento muy ofendido”, etc.
6. Aprendamos a escucharlos sin juzgar. Primero escucho, luego digo mis opiniones. ¡Salvemos la comunicación!
7. Sígalo abrazando y diciendo que lo ama, aunque haga como que eso no le importa o le da vergüenza, ahora mas que nunca lo necesita.
8. Sus a amigos ahora son muy importantes para ellos, pero nos siguen amando. Es normal y necesario para la independencia a la vida adulta.
9. Acepte que su hijo/a no es igual a usted o que no se ajusta a sus expectativas, también es normal para que encuentre su lugar en el mundo, todo lo bueno que usted sembró no se ha perdido, tenga paciencia.
10. Trasmita reglas más claras, más congruencia y ejemplo y menos sermones.
11. Cuéntele lo que pasa. Un adolescente se sentirá menos angustiado si sabe lo que le va a pasar, es decir hablen con ellos antes de la pubertad 8, 9 años, para que estén advertidos de todos estos cambios. Es mejor antes que después…
12. No tire la toalla. Siempre hay algo que hacer. Busque ayuda profesional.
Padres tengamos presente
Todos los padres extrañamos al niño o niña que fue, pero recordemos que ellos también y que están en medio de una remodelación interna y externa que les causa malestar y preocupación. Tengamos paciencia y límites claros que se cumplan para todos, y veremos cómo esos años de tormenta y de miedo de haber perdido todo, volverán a ser calma y cosecha buena.
Escrito por: Mgs. Vanessa Elizalde Jalil, Psicóloga Clínica Adolescencia y Adulto joven. Representante ANDI ONG Internacional.
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