Esta es la mejor manera de reaccionar cuando alguien te grita.
Por ejemplo, una mamá que grita para que sus hijos recojan sus juguetes puede realmente lograr que ellos lo hagan en ese momento. Los niños no aprenderán a hacerlo si son condicionados a un sistema de recompensa o castigo, pero sí, si reconocen la importancia y el valor de recoger sus juguetes.
Gritar es perjudicial para las relaciones. No es una manera constructiva de lidiar con una situación difícil. Por eso, debes ser conscientes de tus propios gritos, entender por qué algunas personas gritan constantemente, y también saber lidiar con ellas. Cuando alguien está constantemente gritándote, está exteriorizando su tiranía emocional sobre ti. Su objetivo es ganar ventaja en la situación y los gritos son su medio para ganar control sobre ti.
Es una forma de intimidación que puede funcionar temporalmente. Sin embargo, los resultados a largo plazo no son buenos, porque es una forma de intimidar a alguien para que haga lo que se quiere. De hecho, gritar no es saludable para las relaciones, pues termina con la comunicación saludable y con la cercanía de la relaciones.
¿Por qué gritan las personas?
“La rabia es un ácido que puede causar más daños al recipiente en el que está almacenado que cualquier cosa en que se derrame” – Mark Twain. Cuando alguien está enojado, hay una variedad de razones que le llevan a gritar. La mayoría de las veces, esas razones no son buenas, por eso es importante que el destinatario reaccione correctamente, evitando ser reactivo.
Es importante entender por qué alguien está gritando, pues muchas veces el grito es un indicativo de problemas en la psique central de esa persona y puede no tener nada que ver con la persona que lo recibe. Su grito es un reflejo de su inestabilidad emocional, aunque se destine a mostrar fuerza y dominio de la situación.
Abajo hay algunas de las razones por las cuales una persona grita cuando está irritada:
1. Débiles habilidades de enfrentamiento
Muchas personas gritan porque es su mecanismo para enfrentar situaciones difíciles. Pero ese mecanismo no trae buenos resultados a largo plazo. Si una persona aprende que solo está arriba si grita, necesita ayuda para encontrar mejores maneras de regular sus emociones.
Empezará a usar la explosión emocional como forma de lidiar con la vida y eso no es saludable ni para ella, ni para quien se vuelve destinatario de los gritos.
2. Pérdida de control
Una persona puede gritar porque siente una pérdida de control sobre determinada situación. Ella puede ser dominada por los pensamientos, sentimientos y emociones y estar sufriendo una pérdida de control sobre esas cosas al mismo tiempo.
Está en un confuso lío mental, entonces grita para intentar controlar lo que está experimentando. No tiene habilidades de enfrentamiento adecuadas para recuperar el control sobre la situación, entonces recurre al grito para sentir que está en control.
A pesar de que a veces consigue esa falsa sensación de control, es temporal, porque la mayoría de los problemas no se resuelven a través de los gritos. Una persona puede parecer “agradecida” frente a un grito simplemente para calmarlo, pero, en realidad, nada se resuelve a largo plazo.
3. Sentirse amenazado
Los gritones son, muchas veces, personas que tienen una mentalidad emocional muy sensible y están intentando protegerse todo el tiempo.
Siempre que se sienten amenazados, reaccionan. Y gritar es una herramienta que usan activamente cuando se sienten amenazados.
4. Tendencias agresivas
Algunas personas son simplemente individuos agresivos. Pueden gritar y la agresión puede aumentar a nivel físico. Rara vez se ve una pelea física que no ha empezado con voces alteradas y gritos.
Si alguien que no conoces te está gritando, es bueno estar “en guardia”, pues los gritos pueden llevar a un enfrentamiento físico. Es importante evitar reaccionar de forma agresiva en esas situaciones, porque es como derramar gasolina en el fuego de su rabia y las cosas se pueden volver aún peores.
Si alimentas la agresividad, es probable que el griterío se vuelva agresión física.
5. Comportamiento aprendido
Algunas personas se vuelven ‘gritonas’ porque crecieron en una casa donde sus papás gritaban regularmente. Ahí aprendieron que, cuando surgen conflictos, es necesario aumentar el tono de voz.
No aprendieron comportamientos adecuados de enfrentamiento cuando están frente a conflictos y situaciones difíciles. Gritar siempre fue su reacción para cualquier situación de turbulencia.
6. Sentirse desatendido
Algunas personas levantan su voz y gritan de rabia porque sienten que la otra persona no los está escuchando. Repiten su mensaje varias veces hasta que, finalmente, recurren a los gritos de rabia porque la otra persona no responde a su tono de voz original.
Este es, con frecuencia, el caso de los padres que gritan. Los padres sienten que sus hijos no están oyendo, entonces en lugar de seguir repitiendo, ellos gritan a sus hijos.
El problema es que eso realmente afecta a los niños. Las investigaciones han mostrado que los gritos pueden ser tan perjudiciales como el abuso físico.
Reacciones a evitar con un “gritón”
La peor reacción posible es reflejar su comportamiento. Las cosas no van a mejorar si le gritas a alguien que te está gritando. Por el contrario: solo lo empeora.
Existen otras reacciones, que pueden dificultar la situación, que también deben evitarse como: animar a quien está gritando, desafiar lo que están diciendo, actuar defensivamente, y criticar a la persona durante el enfrentamiento.
Existen mejores maneras de lidiar con un ‘gritón’. A continuación, unos consejos que puedes usar para lidiar y, espero, disminuir la tensión.
1. Mantén la calma y no alimentes su rabia
Recuerda que cuando una persona está gritando, no eres tú quien tiene el problema, es ella. Como esas personas tienen pocas habilidades de enfrentamiento, su motivo para gritar probablemente no tiene nada que ver contigo personalmente.
Si reaccionas, ellas reaccionarán y las cosas se pondrán peor. Mantén la calma, incluso si estuvieras hirviendo por dentro. No vale la pena alimentar sus gritos, ya que la situación terminará por empeorar y las cosas raramente se resolverán cuando las dos partes estén gritando una contra otra.
Es mucho más probable que los problemas se resuelvan cuando se habla en tono de voz calmado. Sé parte de la solución y no del problema manteniendo la calma y usando un tono de voz tranquilo.
2. Haz una ‘pausa mental’ para evaluar la situación
Antes de tomar cualquier actitud en la situación, haz una pausa mental para evaluar las cosas. Eso permitirá que descubras si vale la pena esperar a que termine el ‘gritón’ o abandonar la situación.
Si conoces a quien está gritando y sabes que no se ofenderá si te alejas, entonces vete. No necesitas someterte a los abusos de alguien si no fueran relevantes para tu vida. Si es tu jefe quien grita y sabes que el irte puede costarte el trabajo, tal vez necesites pensar y esperar para resolver el problema más tarde. Principalmente si fuera una ocurrencia constante que perturbe tu capacidad de trabajar de forma efectiva.
3. No estés de acuerdo con el gritón para calmarlo, pues eso lo anima a gritar de nuevo en el futuro
Si concuerdas con la persona que está gritando solo para calmarla, estás solo tolerando sus gritos. Al ser agradable con alguien que te está gritando, solo incentivas a que vuelva a gritar en el futuro.
Evita este tipo de método, o te toparás sujeto al griterío con más frecuencia.
4. Responde tranquilamente al grito
En la mayoría de los casos, cuando alguien te grita, sus emociones son evocadas y tú sientes la necesidad de reaccionar.
Reaccionar con gritos, críticas u otras respuestas negativas empeorarán la situación; tú necesitas hacer todo lo que esté a tu alcance para revertir tus pensamientos y sentimientos para que se pueda resolver el problema real.
Algo que no sucederá si respondes gritando. Déjale saber a la persona que tú no aceptarás ese comportamiento, independientemente de la situación o problema.
Dilo educadamente y con calma, y es más probable que tengas una reacción positiva, como un pedido de disculpas o, por lo menos, con la concienciación de que el otro está, de hecho, gritando. Algunas personas no se dan cuenta que están gritando. Entonces, el próximo paso es pedirles una pausa.
5. Pídele una pausa
Después de haber controlado tranquilamente los gritos, el siguiente paso es pedir una pausa para poder pensar.
Tú también puedes necesitar ese tiempo para calmarte, pues los gritos elevan tu adrenalina al cielo y no sabes cuánto tiempo podrás aguantar todo eso dentro de ti.
Cuando pidas una pausa, debe ser más una pregunta que una declaración, especialmente si no es tu jefe. Si es un cónyuge, amigo u otra persona, es completamente aceptable afirmar que necesitas un tiempo (algunos minutos, un día o lo que necesites) para reflexionar y responder de forma adecuada y con calma
6. Cuando las emociones se calmen, y sepas cómo resolver el problema, vuelve a platicar
Da tiempo para procesar la situación, lo que fue dicho y cómo deseas responder. En algunas situaciones, por ejemplo, en un matrimonio, eso puede tardar algunos días, pues las emociones puede llevar más tiempo tranquilizarse.
Si es tu jefe y sabes que no puedes reflexionar sobre el asunto durante mucho tiempo, porque hay plazos o porque tu empleo está en juego, usa algunas técnicas tranquilizadoras, como la respiración profunda o métodos de visualización para procesar la situación más rápidamente.
Sigue el asunto bajo condiciones tranquilas
Si has pedido un tiempo para que la persona sepa que el grito no es aceptable, la probabilidad de que te grite ahora es mucho menor. Por eso, si el otro quiere seguir con el asunto, necesitará mantener la calma para discutirlo contigo.
Tú no solo te estás imponiendo, mostrándole a esa persona que no serás abusado emocionalmente, sino también que estás ayudando a ver que su comportamiento no es aceptable.
Si todo el mundo hiciera eso, todos estaríamos más condicionados a evitar gritar como la primera opción. Si el grito es un hábito que no ha sido alterado a pesar de tus reacciones maduras, tal vez sea la hora de sentarse y hablar sobre ello.
Dile a la persona cómo te afecta el grito. Por ejemplo, si te sientes profundamente triste después de un episodio de gritos y no quieres estar cerca por un tiempo.
Muestra también cómo eso afecta tu relación. Diciendo, por ejemplo, que eso crea un abismo emocional entre ustedes. Si la persona responde diciendo “así soy”, dile que ser así no es aceptable.
Algunas personas no saben cómo cambiar su comportamiento. La ayuda profesional (como la terapia, el asesoramiento o las clases de control de la rabia) está disponible para las personas que tienen problemas con los gritos.
Ellas necesitan reconocer que el problema está afectando su relación y que los cambios son necesarios para curar la relación. Gritar causa daños, por eso no permitas que los gritos sigan perjudicándote o a tu relación.
Vía Aleteia