La ternura es la mejor expresión de amor al educar a los hijos, de hecho te ayuda respetarlos como personas e hijos de Dios.
Dice el Catecismo de la Iglesia católica que el papel de los padres en la educación «tiene tanto peso que cuando falta, difícilmente se puede suplir». «Los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos» y dan su testimonio al crear un hogar sano en donde la ternura, perdón, respeto, fidelidad y servicio desinteresado sean una norma de vida. Es en el hogar en donde mejor se adquieren las virtudes.
¿Qué significan esas hermosas palabras de educar con ternura?
En varios momentos, el amor del Padre a sus criaturas se expresa con bondad y ternura. Los padres, de cierta manera, somos los representantes de ese Amor de Dios para con nuestros hijos: por lo que es muy importante considerar este gesto tan espiritual en todas nuestras actitudes formativas hacia nuestros hijos.
Si el amor conyugal nos invita a que practiquemos la bondad y la ternura que Dios nos brinda, de igual manera hemos de dar testimonio a nuestros hijos de esa misma ternura.
Esta es una gran cualidad afectiva emocional que se caracteriza por una suavidad especial a la hora de tratar a las personas, y que además va acompañada de compasión y empatía. Que como bien conoces, es saberse poner en los zapatos del otro y poder comprender mejor lo que viven. La manifestamos en nuestros gestos, en el lenguaje corporal, a veces con palabras y acciones que van acompañadas de cariño, afecto y atenciones particulares a nuestros hijos.
Ellos deben sentir nuestro trato delicado y lleno de consideraciones que provoca calidez, confort y bienestar, de tal manera que este sea uno de los ingredientes que más fortalezcan los lazos emocionales entre padres e hijos.
Realmente la ternura fomenta una mayor conexión espiritual con ellos y brinda mucha mayor confianza y seguridad en sus sentimientos, pues se va a sentir muy contento estando a tu lado. Por ello, la ternura desempeña un papel muy importante en su educación, para que lo tengas muy presente en todo momento.
Autoestima, curiosidad, empatía y aprendizaje
Es tan lindo sentirse protegido, valorado y amado que eso ayuda mucho a que se levante su autoestima y se desarrolle una mayor comprensión saludable de sus propias emociones.
Los niños necesitan ir creciendo en un ambiente familiar en donde se puedan expresar los sentimientos y los vean como algo usual y normal. El tratarse mutuamente con cariño, comúnmente, va dándoles más estructura y fortaleza a su propia autoestima, y así también crecen con una autoimagen más positiva de sí mismos.
Busca que tus hijos vean en tus actos que eres capaz de transmitir las enseñanzas con ese cariño especial y así podrán experimentar el sentido de la empatía, podrán abrir su corazón a lo que los demás pueden estar sintiendo.
La comunicación entre padres e hijos mejora mucho cuando tus palabras de padre van acompañadas con tonos de ternura; ellos se van a sentir mucho más cómodos cuando les hables así y van a intentar imitarte y expresar sus sentimientos y pensamientos con la confianza de que van a ser escuchados con gran ternura.
¿Cómo no vas a querer verlos crecer con mayor seguridad y confianza en sí mismos, cuando veas los resultados de aplicar tus afectos y caricias con gran ternura? ¿Y cuando veas que ellos saben que tú eres una fuente segura de consuelo y apoyo, para todos sus problemas y dificultades?
El aprendizaje y el crecimiento cognitivo aumenta cuando la ternura está presente, pues ayuda a los hijos a desarrollar su curiosidad y deseos por explorar, por experimentar cosas nuevas y aprender de todo porque se sienten más seguros y muy amados.
Hoy sabemos de la importancia que tiene la resiliencia; es decir, la capacidad de sobreponernos a las dificultades y problemas de la vida. La ternura también juega un papel muy importante en su desarrollo, pues les va a permitir poder enfrentar mejor los desafíos y saltar bien los obstáculos que se vayan encontrando por el camino.
Escrito por: Guillermo Dellamary, vía Aleteia.
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