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Hoy en el Día del Niño y siempre… todos debemos tener claro ¿qué significa ser niño? Para ello hay que entender cuáles son sus derechos y sus deberes.

Si deseamos establecer límites, debemos ser conscientes de las cualidades actuales de nuestros hijos, de forma que sepamos que sepamos que sucede con ellos. En tal sentido, es necesario entender que:

Dependen positivamente de sus padres

Nuestros hijos no son autosuficientes. Por algo tenemos un papel como padres educadores. Así como nos necesitan a nivel material, también nos necesitan a nivel afectivo. En ese sentido, podemos decir que existe una dependencia positiva de los padres. Ellos nos necesitan, ayudémosles a educarse correctamente.

 

 

Son naturalmente extrovertidos

Les gusta descubrir cosas y estar en constante interacción con las personas.

Poseen un lenguaje con limitaciones

Aún no desarrollan la capacidad de abstracción del todo y les cuesta mencionar con exactitud cómo se sienten. La forma en que lo manifiestan es mediante su comportamiento. Como padres, tenemos que ser empáticos y tratar de explicarles según su edad y la etapa en la que se encuentra.

Tienden a cambiar de estado de animo

Aún no se posee una regulación sobre las sensaciones. Es una facultad que se va adquiriendo con el paso del tiempo. Existen extremos que se manifiestan como pataletas, alegría en demasía y cambios de ánimo de forma inesperada.

Les cuesta controlar su impulso

No saben decir con exactitud que desean o requieren, por lo que manifiestan su primer impulso siempre.

 

 

Poseen un pensamiento material

Ya que aún no se ha desarrollado la capacidad de abstracción, tenemos que ser pacientes con ellos y explicarles los sentimientos que tenemos con ejemplos didácticos y de la forma más simpática posible.

Sienten que son el centro del universo

En la infancia aun no esta desarrollada del todo la capacidad empática de las personas, por lo que los niños piensan que el mundo gira alrededor de ellos. Por ello, se suele desarrollar el individualismo y el egoísmo. Además, de forma paradójica, también en esta etapa se empieza a sentir pena y consideración por el otro.

Quienes deben fomentar la empatía son los padres de familia: deben hacerles saber que existimos como sociedad y, por lo tanto, tienen que interactuar con las personas de forma correcta.

No distinguen lo real de lo ficticio hasta el final de la etapa preescolar

Para los más pequeños no hay una distinción entre lo que sucede en una película o lo que sucede en la realidad. De ahí que sientan con mucha pasión lo que consumen por una pantalla y no midan las consecuencias, como creerse superhéroes que pueden volar.

Lo correcto aquí es explicarles poco a poco esta diferencia, de forma que no les afecte y se cree un entorno seguro para que siga desarrollando su creatividad.

 

 

Poseen una concepción del tiempo diferente a la de los mayores

Los pequeños piensan que existe demasiado tiempo en un solo día. Por esa razón no entienden la necesidad de descansar algunos momentos del día o que determinados días no se va a la escuela. De acuerdo a su crecimiento es que la concepción que tiene del tiempo va cambiando y ciñéndose al entorno en el que vive

Les gusta aprender mediante la imitación y el juego

Estos son sus métodos principales de enseñanza y aprendizaje, ya que están en consonancia con el aspecto imitativo y lúdico de sus primeros años. Por ello, podemos aprovechar esta etapa para enseñarles cosas de forma sana y divertida, con el objetivo de que nos pueda entender y aplicarlas en su vida diaria.

 

 

Escrito por: Andrea Velasco, Psicóloga. Instagram: @psicolog.a

 

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