Alimentos como la quinua y amaranto han demostrado ser ideales para prevenir el cáncer y mejor la salud cardiovascular.
Tanto la quinua como el amaranto también llamados pseudocereales ancestrales, son conocidos por sus múltiples usos etnofarmacológicos, incluyendo aplicaciones anticancerígenas, han experimentado un resurgimiento en las últimas cuatro décadas.
Recientemente se ha publicado en la revista científica Pharmaceuticals una revisión realizada por investigadores del grupo de Productos Naturales: cáncer y parasitosis de la UTPL, dirigidos por el Dr. Juan Carlos Romero Benavides, la cual aborda desde su composición nutricional y fitoquímica hasta la actividad antimicrobiana y anticancerígena.
El género Chenopodium, con 130 especies, se distribuye globalmente. Chenopodium quinoa, domesticado hace unos siete mil años cerca del lago Titicaca (entre Perú y Bolivia) se extendió a Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y Chile; con eventos adicionales de domesticación en Chile (3000 a.C.) y Bolivia (750 a.C.). En contraste, Amaranthus, con 95 especies, comenzó su domesticación hace siete mil – ocho mil años en Argentina, y es nativo de varios países latinoamericanos, incluyendo Argentina, Belice, Brasil y Colombia, entre otros.
Propiedades nutricionales y usos alimentarios
La quinua y el amaranto destacan por su alto contenido proteico (12-19%), superando a los cereales y proporcionando los nueve aminoácidos esenciales. La quinua es rica en aminoácidos como lisina y metionina, mientras que en el amaranto destacan la lisina y el triptófano, y supera a la quinua en minerales.
En la región Sierra, la quinua es clave en la dieta local, utilizada en sopas, bebidas y ensaladas, y se combina con legumbres para mejorar la nutrición infantil. Las flores de ambas plantas son comestibles: las de la quinua sirven como condimento, y las de amaranto se emplean en bebidas tradicionales como la horchata.
Ambas semillas son nutritivas, no contienen gluten y son de bajo índice glucémico, lo que las hace ideales en dietas. Su popularidad ha impulsado su inclusión en productos procesados como pasta, cereales, snacks y leches vegetales.
Usos medicinales
Tradicionalmente, diversas partes de la quinua se han utilizado con fines medicinales: las hojas del tallo se usan para mejorar la calidad de la sangre; las hojas frescas sirven como cataplasmas para aliviar el dolor de garganta y de angina, o mediante su decocción sirve para aliviar infecciones urinarias, reumatismo y también se usa como laxante. Las semillas son útiles para aliviar trastornos bronquiales y prevención del cáncer de colon.
Por otro lado, el amaranto es conocido por sus propiedades calmantes y antiacné; también se utiliza en decocciones para tratar enfermedades cardíacas, diarreas y como antiinflamatorio. La planta completa puede ser aplicada como cataplasma para mejorar las condiciones de la piel y sanar llagas y heridas.
Actividad biológica
La investigación científica muestra que tanto la quinua como el amaranto poseen propiedades antibacterianas y anticancerígenas, con más estudios publicados sobre la quinua. Los compuestos fenólicos, saponinas y péptidos de la quinua son los más investigados por sus efectos antimicrobianos y anticancerígenos.
En cuanto a la actividad anticancerígena, la quinua ha demostrado ser prometedora, con investigaciones que revelan que sus extractos, polvos y aceites de semillas, hojas y salvado pueden tener efectos quimiopreventivos y anticancerígenos. Además, se ha descubierto que los polisacáridos de la quinua tienen efectos significativos contra el cáncer de hígado y de mama, sin afectar a las células normales.
En el caso del amaranto, estudios sugieren que tiene efectos hepatoprotectores y puede proteger contra el daño genotóxico causado por toxinas. Los polisacáridos antioxidantes aislados de A. hybridus han mostrado una actividad antioxidante que podría estar relacionada con la prevención del cáncer.
Composición fitoquímica
La quinua y el amaranto contienen una variedad de compuestos beneficiosos para la salud. En la quinua se ha identificado 29 derivados de ácidos fenólicos y 35 compuestos de tipo flavonoide, así como monoterpenoides y saponinas con propiedades antifúngicas y antiinflamatorias.
El amaranto también posee flavonoles y betalaína, las cuales aportan a su perfil antioxidante y terapéutico. Ambas plantas contienen carotenoides y esteroides que tienen efectos antiobesidad y antioxidantes. Además, se destacan los péptidos bioactivos como la lunasina en la quinua y compuestos similares en el amaranto, con actividades antioxidantes y anticancerígenas. Estos fitoquímicos subrayan el potencial de estas especies como alimentos funcionales.
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