Un estilo de vida saludable y libre de enfermedades es posible a través de un solo camino: la buena alimentación.
Para el ser humano, alimentarse bien se resume en algunos principios: consumir productos light, incluir más ensalada en las comidas, reemplazar ciertos productos por leche deslactosada, azúcar morena, entre otros. Pero esa es una alimentación contraria a lo que genéticamente el organismo puede digerir, así lo asegura Rafael Serrano, doctor especialista en prácticas depurativas.
Este médico, de 37 años, afirma que muchas de las enfermedades del ser humano son reversibles si se apuesta por un cambio en la alimentación. “La alimentación es la base de todo, si no cambias el estilo de vida ninguna condición ni enfermedad va a ceder. En cambio, si tratas esa base que es primordial en el ser humano todo puede mejorar”.
En entrevista a Vive!, Serrano revela que sí es posible una vida lejos de enfermedades con ayuda de una nutrición depurativa y sin medicina convencional.
¿Qué es lo que buscan los tratamientos con medicina depurativa?
Se busca mejorar la alimentación del paciente. Se parte como base en cambiar su estilo de vida y no medicar directamente porque muchas veces lo que tiene la persona no es una enfermedad, es una condición.
¿Qué diferencia hay entre enfermedad y condición?
Por ejemplo, un paciente me dice: “doctor, soy hipertenso”, pero yo pregunto: ¿la hipertensión es una enfermedad? No, es una condición, porque la persona por su mala alimentación puso su cuerpo en un modo para el cual no está programado. El cuerpo generó esa hipertensión para adaptarse a lo que se le impone, porque lamentablemente la nutrición y la depuración son costumbres que hemos perdido.
Entonces, ¿cuáles son esos alimentos que nuestro organismo puede recibir?
Si hablamos de alimento hablamos de cosas naturales: proteínas de animales como el chancho, la carne, el pescado o pollo. También lo son las frutas, vegetales, hortalizas, semillas. Pero las otras cosas que son hechas por el hombre: lo procesado y refinado ya no es alimentación.
Y qué hay de los postres, ¿no podemos consumirlos?
“Pusiste a tu cuerpo en un modo para el cual no fue programado y generó esta enfermedad para adaptarse”.
Doctrinariamente no, pero tienes que adaptarte al estilo de vida actual porque tampoco se trata de vivir en un burbuja. Si mantienes un estilo de vida saludable, si en tu casa no tienes nada de estas cosas que te hacen daño, está perfecto. Los hogares deben ser tu centro de salud, no tu centro de enfermedad. De esta manera cuando comes algo afuera no va a pasar nada porque estás sano, pero si estás enfermo, en tu casa no tienes un buen estilo de vida y afuera comes algo que no debes, vas a estar muerto. Si sales a comer trata de comer algo sano dentro de lo que haya.
¿Qué alimentos que consumimos no están adaptados para nuestra fisiología?
Comparto algunos:
– La leche: la leche de vaca es para el ternero no para el ser humano. El ser humano tiene un periodo de lactancia establecido y de nuestra propia madre. Pasado ese periodo de lactancia no necesitamos más leche, pero la industria nos ha metido en la cabeza que tenemos que tomar leche toda la vida para los huesos, cuando no es realidad.
– El azúcar refinado y la sal refinada: son productos que tienen una estructura cambiada que el cuerpo no la puede asimilar.
– Harinas refinadas: el ser humano no nació con harinas refinadas como el pan, fideo, galletas, dulces.
Si juntas esas 3 cosas a diario, varias veces al día y a eso le sumas el estrés, el cigarrillo, el alcohol y le sumas una falta de desintoxicación tienes una bomba de tiempo en tu cuerpo, es decir, tienes el terreno dispuesto para que cualquier enfermedad haga su trabajo.
¿La nutrición depurativa entonces pone en cuestionamiento lo que hacen otros profesionales de la medicina?
Totalmente y hay estudios que respaldan. Lo que pasa es que los médicos no tenemos la culpa porque nos enseñan lo básico sobre nutrición. El error más grande que hemos cometido es quitar las grasas y meter carbohidratos, porque los carbohidratos se transforman en azúcar en el cuerpo y el exceso de azúcar promueve cáncer, diabetes, enfermedades cardiovasculares. Quitar las grasas, por otro lado, nos ha costado aumento de alzhéimer, esclerosis y parkinson, porque el sistema nervioso se nutre de grasa. Ahora ya está cambiando eso por los estudios publicados, pero lamentablemente para un médico cambiar su trabajo luego de 30 años es complicado.
Y también es complicado cambiar el estilo de vida del paciente…
Claro, porque nos hemos acostumbrado a ir al médico para que nos dé la pastilla mágica. Una cosa es aplacar el síntoma con un medicamento, pero eso no es curación; curación es cambiar tu estilo de vida, mejorar tus condiciones alimentarias, limpiar el cuerpo y que el azúcar –en el caso de un diabético- baje naturalmente. Con el medicamente solo aplacas el síntoma.
¿Qué pacientes pueden tratarse con medicina depurativa?
Pacientes con procesos crónicos o degenerativos: cáncer, artritis, artrosis, diabetes, problemas digestivos, dolores. Con el cáncer hacemos mucho apoyo al tratamiento convencional. Le decimos a los pacientes hagan su tratamiento y nosotros lo apoyamos con las terapias depurativas.
Entonces, ¿algunas enfermedades que vemos actualmente son reversibles?
Así es, muchas son reversibles o se las puede mejorar -dependiendo del estado en el que están- a través del cambio de alimentación. Cambiar el estilo de vida toma más tiempo, pero la curación es real.
Entre la tradición y la modernidad Sobre los métodos depurativos, la historiadora ecuatoriana Jenny Estrada nos cuenta que la purificación del organismo era una tradición familiar que se perdió con la llegada del consumismo. Recuerda que las recetas de las abuelas incluían hojas con aceite de oliva, tales como el sen con tamarindo. Los lavados también fueron otro sistema de limpieza intestinal. Con ayuda de un aparato, conocido como irrigador, se purificaba el organismo con agua de hierbas. Pero este procedimiento era distinto, pues la manguera que se conectaba en la parte inferior entraba por el recto de la persona. “Hoy pareciera que fue un método de la inquisición, pero en aquel entonces era común hacerlo”, agrega. Las limpiezas se realizaban mínimo dos veces al año: previo al inicio de clases y durante las vacaciones.
Por: María José Tinoco
Editora
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