Para los esposos Ramón Fernández y Miriam Durán de Fernández, cultivar el amor y fe en Dios es fundamental para un buen matrimonio.
Se dice que el amor bonito es ahora solo un sueño, que el matrimonio está pasado de moda y que el “felices para siempre” ya ni en las películas es aceptable… Pero, la realidad es que el amor y la fe es el verdadero motor que debe mover nuestras vidas, sobre todo cuando es nuestro deseo formar una familia conforme al corazón de Dios.
Teniendo en cuenta esto, compartimos la historia de amor de Ramón “Moncho” Julián Fernández Vásquez y Gladys Miriam Durán Dyer, quienes afirman que lo material es pasajero, pero el amor a Dios siempre será eterno.
¿Cómo se conocieron?
Miriam: Nuestros padres fueron amigos desde siempre y yo era compañera de las hermanas de “Moncho” en el colegio María Auxiliadora, desde preparatoria, comenta Miriam.
Miriam: Ramón estudiaba en el colegio Cristóbal Colón hasta el 4to año de bachillerato, para terminar sus estudios en el colegio Vicente Rocafuerte. Las vacaciones las pasábamos en Salinas y ahí es cuando empieza a visitarme. También se aprovechó de una tía que era íntima amiga de mi mamá y vivía en Salinas.
Ramón: Eran mis últimas vacaciones, iba a cumplir 18 años y Miriam iba a cumplir 15, por lo que era el ahora o nunca. Fue el día de mi cumpleaños cuando le pedí que sea mi enamorada, claro me le declaré como se hacía antes, aunque ahora la mayoría de chicos, jóvenes e incluso adultos lo hacen por chat.
Su matrimonio
Ramón: Fuimos enamorados por cuatro años hasta que nos casamos. La realidad es que nos queríamos casar antes, pero por recomendaciones de mi papá, quien me dijo: “son muy jóvenes”, decidimos ir preparando de a poco todo lo que íbamos a necesitar para nuestra vida matrimonial. Compramos muebles de dormitorio, sala, cocina, todo, compramos todo…
Ramón: Tuvimos la oportunidad de ir colocando todo en un departamento de la abuelita de Miriam, que era viuda, que nos “alcahueteo” con nuestra preparación del matrimonio. Una vez que ya teníamos todo y que estábamos decididos a casarnos, llamé a dos amigos y les dije que nos íbamos a casar y que necesitaba que vayan de testigos…
Ramón: Nos fuimos a Salinas y Carlos Sánchez junto a Ricardo Palau, nos acompañaron primero donde mi tío Lucho Gilbert Pontón, quien vivía allá. Al llegar le dijimos que estábamos listos para irnos a casar y él nos lleva a “Muey” a una casita de palo, donde el juez tuvo problemas hasta para escribir nuestros apellidos y terminamos en la iglesia de Santa Elena, sin avisarle al cura, quien no quería casarnos. Ahí intervino mi tío Lucho diciéndole al sacerdote que el respondía por esta pareja de jóvenes.
Más de seis décadas de matrimonio
Los esposos Fernández Durán acaban de cumplir 64 años de casados, en este tiempo han tenido 7 hijos, 17 nietos y ya 6 bisnietas. En su experiencia cuentan que hay muchas etapas en un matrimonio y cada circunstancia tiene sus responsabilidades.
Ramón: La primera etapa es la más complicada cuando te casas y vienen los hijos, porque la pareja es ciento por ciento responsable de la familia. Hago una analogía con mi vida marinera, la embarcación llamada matrimonio necesita de un capitán y un piloto, el varón era el que estaba preocupado de que todo funcione durante este viaje y la mujer era la que guiaba esta nave. Hoy las cosas han cambiado, hay matrimonios donde estas responsabilidades se invierten, lo que sí no puede haber es 2 capitanes, porque el capitán es el que fija el rumbo y si los dos dicen cosas diferentes, podrán terminar chocando contra las rocas.
Miriam: Para tener un matrimonio duradero es importante estar de acuerdo y el apoyo entre ambos.
Ramón: Tuve la suerte de encontrar una mujer bondadosa, de buen carácter, muy dedicada a su hogar y que cocina un rico arroz con menestra.
Ramón: Con nuestra tercera hija recién nacida decidimos ir a colonizar Punta Carnero, en la península, sin luz, sin agua, sin ayuda de nadie una experiencia que reforzó nuestra relación.
Problemas que afectan a los matrimonios hoy en día
Ramón: El exceso de comodidades y la falta de sacrificio por la familia son cosas que creo yo están afectando a los matrimonios de hoy.
Ramón: Hoy hay muchas cosas intrascendentes en la vida, la moda, los compromisos sociales, etc., que distraen a los esposos de lo que de verdad importa, la familia. Adicionalmente, el hecho de que las mujeres quieran desarrollarse profesionalmente, ha colaborado a postergar la llegada de los hijos o pasar tiempo con los hijos, (una nieta mía lo sufre).
Para Miriam tratar de comprender a cada uno de sus hijos es lo principal en la formación, adaptarse a las necesidades de cada uno ya que todos los hijos son diferentes yo tuve 7 casos.
La familia es como un árbol
Ramón: La familia es la prolongación de los padres y yo lo comparo con un árbol y escribí esto un día que me sentía muy enfermo:
Se apagó la llama.
Se acabó el amor.
No nos queda nada.
¿Dónde está el amor?
Párate frente a mi árbol.
Mira sus verdes hojas.
Sus ramas viejas y gruesas.
Sus ramas nuevas y finas entrelazadas para siempre.
Déjalo crecer libremente.
Hacia arriba extenderse.
Que sus raíces avancen y penetren.
Sin temor y sin control.
Hoy nos da vivo ejemplo de integración.
Entre la naturaleza espontánea, grandiosa, desafectada espiritual con todas las personas a su alrededor alegremente contagiados y sin temor.
Mañana mis cenizas alimentaran esta convicción.
Que toda familia necesita que siembre un tronco fuerte.
Que mantenga para siempre el árbol en la mejor posición.
Y una buena jardinera que lo cuide con un gran corazón.
¿Será esto el amor?
Vivir la vejez
La vejez no es una enfermedad, son varias enfermedades comenta jocosamente “Moncho”. La vejez es como un carro viejo hay que rodarlo y cuidarlo, si lo dejas parqueado se empieza a dañar todo por dentro, se queda sin batería, agrega.
“Nosotros aprovechamos este tiempo para viajar y conocer otros lugares, nos dedicamos a lo que nos gusta y vemos películas y documentales que muchos nos agradan”, dice Miriam.
Consejo a los matrimonios de hoy
Ramón: Aconsejo a mis nietos a que se casen y tengan hijos. Un matrimonio sin hijos es como un árbol en macetero, no se puede desarrollar… Hay que sacarlo y ponerlo en la tierra para que este prolongue sus raíces.
Miriam: Las cosas materiales no son lo mas importante, cultivar la fe es fundamental para el desarrollo de un buen matrimonio. Además, deben quererse y sacrificarse el uno por el otro, porque habrá momentos muy difíciles, pero hay que seguir adelante.
Escrito por: Arcadio Arosemena Robles.
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