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En la vida de cada persona suceden distintas situaciones que generan heridas que necesitan ser sanadas y reconciliadas.

 

Muchas personas sufren porque no se entienden, no saben qué les pasa y porque arrastran distintas heridas que les causan un dolor que más adelante podría convertirse en enfermedades espirituales, físicas o, incluso, en trastornos psicológicos.

En la vida del ser humano suceden distintos acontecimientos que generan estas heridas que necesitan ser sanadas y reconciliadas, para que no sean un obstáculo en la madurez afectiva y psicológica de la persona. Esto es lo que explica el psicólogo Humberto del Castillo y autor del libro Reconciliación de la Historia Personal, un taller de aceptación con cuestionarios que guían a la persona a encontrar la reconciliación en su vida cotidiana.

 

Reconocer y aceptar el pasado

Recordar situaciones que nos lastimaron y continúan afectando nuestra vida no es una tarea fácil. Muchos prefieren “hacer borrón y cuenta nueva”, y olvidar aquello que causó dolor en el pasado.

La herida es el acontecimiento donde empieza o podría  empezar un trastorno psicológico.

Pero, revisar estas heridas es fundamental para reconciliarse con la propia historia. “Hay quienes temen recordarlas por miedo a sufrir más de lo que ya se sufrió en aquel momento”, señala el autor. Sin embargo, el problema de dejarse llevar por estos miedos es que queden heridas abiertas y problemas no reconciliados que, a largo plazo, derivan en actitudes como frustración, amargura, decepción, infelicidad.

Para esto, es necesario que la persona se convenza de que en su historia personal estos hechos no se buscaron, simplemente sucedieron y desencadenaron heridas que marcaron su vida. No podemos cambiar el pasado, pero sí podemos aceptarlo y ponerlo en manos de Dios. Tampoco podemos dominar el futuro porque lo único que nos pertenece es el ahora y en el presente podemos hacer el cambio. Ahí radica la importancia de iniciar el proceso de reconciliación con la historia personal.

“El objetivo es reconciliar, curar y sanar la herida que hemos venido arrastrando, enfrentarla y cambiar las consecuencias que ésta ha generado”, dice Humberto.

 

¿Por dónde empezamos?

Hacer un esfuerzo por identificar y aceptar las heridas es el primer paso. La recomendación es profundizar en el hecho o acontecimiento que generó ese dolor  y comenzar a responder algunas preguntas: ¿Qué sentiste en ese momento?,  ¿qué sientes ahora al recordar?, ¿cuáles fueron las emociones?, ¿qué consecuencias trajo a tu vida?,  ¿qué piensas ahora de ese acontecimiento?, ¿cómo te afecta actualmente?

Abrirse a este proceso ayudará a asimilar el hecho como algo que  sucedió en la vida y que se puede dejar ir.

Tras reconocer y entender este hecho, Del Castillo, explica que la persona debe iniciar la aceptación. “Asumir las heridas lleva a la persona a reconciliar e integrar en la propia vida lo vivido, de esta manera se está mirando integralmente con fe y esperanza, como Dios lo mira, con ojos misericordiosos y caritativos”.

Reconocer la  herida, lo que duele y por qué duele, es un paso fundamental en este proceso. Pero se invita a dar uno más: aceptar el hecho como algo pasado, que está ahí, que no se puede controlar y que, por tanto, se entregará a Dios para que lo sane y reconcilie.                

 

Descubrir el ‘yo interno’

La recta valoración de sí mismo, explica el psicólogo, también es necesaria para la reconciliación con la propia historia. En la medida en que la persona mantenga una recta autoestima, va a encontrar su felicidad y libertad.

Durante este descubrimiento con el ‘yo interno’, se aconseja trabajar poco a poco y compartir con un consejero espiritual o un orientador familiar para confrontar estas situaciones en compañía.

Hacer esta opción en la vida es vital para abrirse al proceso que ayudará a asimilar el hecho como algo que sucedió y que se puede dejar ir. Si no se sanan las heridas, inconscientemente, ellas actúan en la vida de la persona.

Perdonar no significa olvidar los malos recuerdos, sino admitir que lo que sucedió estuvo mal y no debería repetirse. Por eso, hay veces que es necesario recordar con el fin de sanar nuestra memoria. Si esto se hace bien, resalta Humberto, el perdón cambiará el modo en que recordemos el pasado.

 

HUMBERTO DEL CASTILLO
FORMAR CRITERIOS-HUMBERTO DEL CASTILLO
Director General de Areté, en Medellín, un centro de desarrollo integral de la persona. Es autor del libro Reconciliación de la Historia Personal y se dedica a la consejería espiritual y formación y capacitación. La aceptación y la reconciliación han sido temas recurrentes en su trabajo.

 

Conócete tú mismo

 

 

 

 

Por: María José Tinoco
Editora
mtinoco@revistavive.com

 

 

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