Era un 29 de enero de 1985 cuando el Vicario de Cristo, Juan Pablo ll pisó suelo nacional. Ahí, en el centro del mundo recordó a Marianita de Jesús, Mercedes de Jesús Molina y al Hermano Miguel como fieles forjadores para la vida cristiana en Ecuador.
El viajero de paz se dio tiempo suficiente para llegar a Guayaquil e impregnar una enseñanza de sensibilidad humana. El padre Richard Alarcón, recuerda la llegada del papa por sus mensajes. “Cuando escuchábamos hablar al Papa, cuando escuchábamos cantar al Papa y nos llamaba al perdón, a la reconciliación, a vivir en Cristo como hermanos se soltaban lágrimas de los ojos”.
Los trabajadores, los indígenas, los jóvenes y la familia fueron parte de sus discursos. Exhortó a la juventud a construir una sociedad nueva, a mantener una actitud crítica ante las tentaciones del consumismo sin olvidarnos de la bondad de Jesús y de su Santa Madre.
Katherine Calero, asistió al encuentro con Juan Pablo II en Guayaquil. Ella recuerda esta experiencia como un momento especial en su vida. “Este mensaje tuvo que ver mucho con la Virgen María y esa satisfacción, pese al tiempo, el calor y el hambre que tuvimos que esperar, estábamos muy contentos. Siempre recordaré ese momento, fue tan especial que ahora que viene el Papa Francisco quiero repetirlo con mis hijos”.
Con el 98 por ciento de población católica la visita papal fue un acontecimiento multitudinario, donde millones de fieles se congregaron para escuchar el evangelio que Juan Pablo II proclamó a nuestro país.
Hace 30 años estuvo recibimos la visita Juan Pablo ll y aún se siente un aura de paz, su legado permanece latente en la vida de los fieles, así sus mensajes perpetuos se unirán a las palabras que dirigirá el Papa Francisco en su próxima Misa.
Por: Adriana Peralta
Estudiante Periodismo UEES