Un padre que educa o da de comer a su hijo a a través de regalos tecnológicos, lo que hace es poner al niño en «modo avión». ¡Mucho cuidado con eso!
«Los padres de hoy no dedicamos tiempo a nuestra familia y aparecen mecanismos con los que que tratamos de compensar el poco tiempo que estamos con nuestros hijos. No porque no queramos, sino porque la sociedad está montada así: ¿cómo trato como padre o madre de compensar ese poco tiempo que estoy contigo? Con regalos tecnológicos», advierte el psicólogo Rafael Guerrero.
Rafael Guerrero es el director de Darwin psicólogos y autor de los libros «Educar en el vínculo» y «Educación emocional y apego», entre otros, y cree importante hablar de lo que esto supone para el cerebro de un niño en crecimiento y sensibilizar a las familias. Vivimos en una sociedad creada por y para el adulto, donde no hay tiempo para criar, para estar con los niños.
Es una sociedad que vive en el presente, en el aquí y el ahora, que busca el disfrute inmediato, el clic, y donde prevalece más la gratificación y el refuerzo inmediato e instantáneo antes que la perseverancia. Luchar hoy por conseguir el éxito de mañana no está de moda. Todo el refuerzo viene de fuera, vivimos muy vacíos, donde lo importante es la apariencia, no hay más que mirar las redes sociales, lo importante es el escaparate… Todo esto influye en nuestro día a día, en nuestra forma de ser, en nuestra ansiedad, en nuestra frustración…
Respuestas a interrogantes hechas por padres
En una entrevista con ABC, el experto responde a las siguientes inquietudes que tenemos todos los padres, muchos de ellos aseguran ser de aquellos que educan a sus hijos usando regalos tecnológicos.
Los regalos tecnológicos parecen imbatibles, casi a cualquier edad. ¿Por qué son tan atractivos?
Si nos centramos en lo que es desarrollo del cerebro de un neonato, nos vamos a encontrar con que lo que le llama la atención a un bebé de dos tres o cuatro meses son tres tipos de estímulos: la luz, en segundo lugar, la música o los sonidos distintos y en tercer lugar el movimiento. Esto es algo innato. Que casualidad que los dispositivos tecnológicos (un videojuego, un ordenador, una tablet, un móvil) cumplen con estas características,
¿Qué ocurre con los regalos tecnológicos? Que a medida que vaya adquiriendo control sobre este juguetito electrónico eso me va a dar una sensación de placer. Eso se manifiesta por las endorfinas, en la dopamina. Cada vez que el niño está con este tipo de juegos está segregando dopamina. Eso le genera placer y hace que se meta en un bucle, porque siempre va a querer más, va a querer repetir.
Por eso cuesta tanto que un niño que está absorbido por una tablet la deje porque es momento de hacer los deberes o ducharse.
Le cuesta porque está súper metido en esos circuitos de placer, que son exactamente los mismos que se dan en los consumos adictivos. Ese es el inicio de todo. si yo acostumbro a un niño a que haya constantemente música, luz… Le estaré generando una sobre estimulación en el cerebro que primero, no es necesaria y segundo, va a tener sus consecuencias.
¿Por qué la gente da de comer con el móvil o por qué ponemos dibujos animados mientras el niño se está vistiendo?
Porque creemos que lo importante es la conducta, lo importante es que nuestro hijo se vista rápido, que coma, y no llegue tarde al colegio. Eso hace que estés funcionando en el aquí y el ahora, no estás invirtiendo en educación. Lo que estamos haciendo en primer lugar es no educar en una manera sana y respetuosa, y en segundo lugar estás perpetuando el error y retrasando hábitos saludables en la comida, la adquisición de la autonomía a la hora de vestirse.
La madre o el padre que da de comer mientras le pone dibujos de Peppa Pig a su hijo lo que está haciendo es anestesiar el gusto por la comida de ese niño, está poniendo al niño en “modo avión”. Nos interesa porque está muy delgado, porque llegamos tarde… pero no tenemos en cuenta que educar consiste en invertir para el futuro. Lo único que estamos haciendo es salvar la situación pero supone un empobrecimiento muy grande la educación, de la comunicación… El momento en el que nos miramos durante el desayuno, la comida y la cena es la piedra angular a través de la cual se desarrolla el bienestar de la familia. Pero cuando uno va por un camino y se da cuenta tiene que retroceder.
El problema de todo esto es la anestesia emocional, lo hacemos muy habitualmente y me preocupa… No quiero culpabilizar a los padres pero es fundamental reflexionar. También vemos a muchos adultos que comen habitualmente delante de un dispositivo tecnológico viendo una película o una red social. Están comiendo mecánicamente y es imposible que sean conscientes del sabor, de la textura, de la cantidad que ingieren… En definitiva, del disfrute. Están anestesiados, en otro mundo, en lugar de estar mirando la cara del de enfrente. Esta situación está aumentado mucho sus probabilidades de padecer sobrepeso.
Muchos adolescentes recibieron un móvil en la navidad. ¿Hay una edad correcta, a su juicio, para empezar a usar un dispositivo de estas características?
No soy partidario de decir a tal o cual edad, como tampoco soy partidario de sacarse el carnet de conducir a los 18 años. ¿Por qué a los 16 y no a los 23? Dependerá de la madurez de la persona. Pero en general, cuanto más tarde mejor aunque también hay que tener en cuenta las circunstancias de cada persona y cada familia.
¿Cuánto de necesario es el móvil y cuánto de maduro es el niño?
Como norma general, cuanto más tarde mejor para que el cerebro esté lo más maduro posible y que uno sea lo más consecuente posible. De esta forma la corteza prefrontal del cerebro, que es la última zona del cerebro que se desarrolla, estará lo más madura posible.
Es la corteza prefrontal la que nos permite concentrarnos, controlar o retrasar determinados impulsos, planificarnos, ser conscientes de lo que estás diciendo, comiendo… La regulación emocional también está implicada. Otra función ejecutiva que se ubica ahí es el ser consecuente, que tú tengas la capacidad de ponerte en lugar del otro, la empatía…
No pondría una fecha. Respecto a los padres, estos no tienen un escáner, no son neurólogos, pero sí conocen a sus hijos, ven cómo son de maduros… y saben si le pueden dar un móvil o no. Pero no es solamente cuestión de tiempo quedarse de brazos cruzados esperando a que el cerebro madure. Si cuando el niño es pequeño yo lo que hago es enchufar el dispositivo a la hora de comer o de vestirse, no solo no estoy fomentando la maduración de su cerebro, sino que le estoy perjudicando.
Fuente: Rafa Guerrero, psicólogo, vía LaFamilia.info
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