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Una buena relación entre padres y maestros solo traerá beneficios  en la educación de los niños.

Hoy, todos somos conscientes de que el éxito del niño en el colegio, no solo está relacionado a su inteligencia o el modelo educativo del centro, sino que tiene mucho peso los factores emocionales que lo rodean. Entre estos, el que más peso tiene, es la relación con los docentes. En el caso de los niños, sobre todo de preescolar y primaria, se distinguirá cómo proyectan esta relación los padres con el docente ante los hijos.

Una relación en decadencia

Según Eva Bach, española, pionera en educación emocional, actualmente las relaciones entre padres y profesores, están bastante deterioradas. Estas, por el bien de todos, pero, sobre todo por los niños, deben mejorarse mucho. Ante esta situación, ella nos propone algunas ideas para fortalecer esta relación traingular:

Confianza: La confianza en el profesorado por parte de los padres no es opcional, debe ser imprescindible; es necesario que confíen en que hacen bien su trabajo.

Sintonía: Debe existir sintonía de fondo, remar hacia un horizonte común orientado hacia la motivación. Los objetivos, el esfuerzo, los valores y los sentimientos, deben ser coincidentes entre ambas partes o al menos, similares.  

Ubicarse en su función: Los padres deben estar en su lugar y los profesores en el suyo, cada uno contribuye desde este al desarrollo óptimo del niño. Desorienta mucho a los chicos ver a sus padres criticar la manera de enseñar de los profesores, o a sus docentes, juzgar el estilo de crianza de las familias.

Definir reglas: El niño debe saber que, mientras esté en el colegio sigue las reglas de los profesores. Así como en casa, las de los padres. Ambos roles, maestro y padres, deben respaldarse, de esta forma se evitará que el niño quiera buscar un “atajo” para desobedecer las reglas poniéndolos en contra.

Comunicación asertiva: Deben promoverse y aprovecharse todos los espacios de comunicación entre ambos, siempre desde el diálogo, con madurez y respeto. No esperemos a que existan problemas para buscar un acercamiento.

Implicar a los niños: Los padres deben responsabilizar a sus hijos de la tarea de llevarse bien con el personal docente. Si en algún caso no existe simpatía inmediata, animar a nuestros hijos a buscar lo positivo del profesor y también, examinar ellos mismos qué deben cambiar para mejorar la relación.

Contagio emocional positivo: Hay que tener cuidado con los mensajes que transmitimos, no dejemos que los niños escuchen de los padres comentarios despectivos sobre los profesores.

Contibuyamos a reestablecer el prestigio social del profesorado. En mayor o menor medida, todos los maestros, enseñan a nuestros hijos, por lo que es importante que nuestros hijos también comprendan esto y se fomente una relación desde el respeto y sobre todo de cariño, ya que son ellos quienes pasarán mucho tiempo junto a nuestros hijos.

Por Psic. Inés Cobo de Gilbert
Directora Ejecutiva Sir Thomas More.

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