Después de dedicar un periodo exclusivo al cuidado de su madre, el galardonado actor da un gran consejo a millones de personas.
Con una población cada vez más envejecida y el aumento del precio de los cuidados médicos, cada vez es más frecuente que las personas se impliquen más directamente en el cuidado de sus familiares ancianos o enfermos.
Puede ser un auténtico honor tener la oportunidad de cuidar de esas personas que, a menudo, dedicaron su vida a atender a su familia, pero estar de guardia 24 horas 7 días a la semana puede ser también algo agotador y que, finalmente, tenga un efecto perjudicial en nosotros como cuidadores.
Desde la experiencia
El actor estadounidense Rob Lowe descubrió por sí mismo la verdad de esta realidad allá por comienzos de los años 2000, cuando él y su hermano empezaron a cuidar de su madre, que estaba en estadio IV de cáncer de pecho.
Según explicó Lowe en recientes artículos de opinión, esta labor —para la que no estaba en absoluto formado— le generó muchísimo estrés, el mismo estrés que sienten millones de cuidadores en Estados Unidos y en tantos otros países.
Una ardua tarea
Según muestran estadísticas de la web caregiver.org, de estos millones de cuidadores no remunerados, un 46% de ellos realiza tareas médicas o de enfermería: todo un cúmulo de habilidades nuevas que necesitan aprender estos cuidadores.
«Cuidar de un ser querido puede ser físicamente extenuante», subraya Lowe —uno de cada cuatro cuidadores pasa 41 horas o más a la semana entregados en el cuidado de alguna persona—, pero esta labor no asalariada es también mentalmente agotadora.
Ver cómo se deteriora alguien a quien amamos es devastador y el sentimiento de indefensión que percibimos en ellos viéndoles yacer con su dolor también puede hacernos sentir a nosotros profundamente impotentes.
Pero la cosa no termina aquí. A medida que la edad gana terreno o la enfermedad empeora, los cuidadores tienen que adaptarse constantemente: cambian horarios, gestionan más papeleo, absorben toda la información médica que reciben de equipos de profesionales, y todo mientras intentan establecer una “nueva normalidad” en su vida.
En la revista Newsweek, Lowe admite sin reparos que viene de “una familia con ciertos medios y podíamos contratar a las personas que necesitáramos. No puedo ni imaginar lo duro que debe de ser para las personas que no tienen estos medios”.
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Aun así, no todo es lúgubre en esta situación. Lowe se apresura a señalar que convertirse en cuidador permite a la familia “estrechar lazos durante un tiempo difícil”. También es una manera de decir “gracias” a esa persona especial en tu vida.
Y, lo que es más importante, durante el periodo de cuidado —que es, de media, unos cuatro años— tenemos la oportunidad de expresar todo lo que queremos a nuestro ser querido. “Uno de los regalos ocultos de ser cuidador es que estás con esa persona. Puedes hacer y decir todas esas cosas en el momento apropiado”, explica Lowe.
Sembrando iniciativas
Compartiendo su propia experiencia, Lowe quiere animar a otros cuidadores a cuidar también de sí mismos. A través de su trabajo con organizaciones que ofrecen ese apoyo tan necesario a los cuidadores, EMD Serono y Embracing Carers, el actor quiere ayudar a esta enorme población de cuidadores a los que la sociedad descuida frecuentemente. Lowe, en su artículo de opinión, enfatiza la necesidad de pedir ayuda y, si no hay nadie
Lowe también desearía que estos abnegados cuidadores dieran a escuchar su voz al compartir los retos que afrontan quizás encuentren ayuda, inspiración o un simple hombro sobre el que llorar.
Por último, el actor recomienda que, como cuidadores, estemos “simplemente presentes”. Aunque sintamos que estamos ante un muro infranqueable de obstáculos, lo cierto es que es una situación transitoria y, “al volver la vista atrás, querrás ver que hiciste lo más importante de todo: simplemente, ayudar a una persona a quien quieres a saber que no estaba sola”.
Vía Aleteia