Ante el confinamiento a causa del COVID-19 (coronavirus), es importante que en casa tengas una adecuada rutina familiar que apliquen desde los más pequeños hasta los más grandes.
En la etapa en la que estamos viviendo por la coyuntura del coronavirus, las familias aún están intentando tener un equilibrio entre el trabajo, la atención a sus hijos y lidiar con las tareas del hogar, por ello, la Psicopedagoga Sofía Zevallos, coordinadora de la carrera en Educación de la Universidad de Las Américas, brinda algunos consejos que permitirán sobrellevar de la mejor manera estos cambios, con niños en casa, tareas laborales y tantas emociones rondando a su alrededor, creando así una adecuada rutina familiar.
La prohibición de salir y mantenerse en casa, hace que los padres de familia se sientan abrumados por la gran cantidad de tareas escolares que deben realizar con sus hijos pequeños, a través de la plataforma digital de las instituciones a las que pertenecen, debido al cierre momentáneo por la emergencia sanitaria decretada en nuestro país. Sin embargo, hay otros factores que ponen a las personas más ansiosas y es el confinamiento al que está sometida gran parte de la población mundial por esta pandemia.
Además de realizar teletrabajo y estar en mil tareas a la vez, entre el cuidado de los niños, mails, mensajes de Whatsapp, reuniones por medios digitales, la preparación de alimentos, los hábitos de higiene, el abastecimiento de víveres y más… También las personas tienen presente en su mente, una serie de inquietudes y fuertes emociones manifestadas en incertidumbre, miedo y ansiedad que les hacen sentir que todo lo que tenían, cambia, se mueve y que es necesario adaptarse (generar una rutina familiar).
¿Cómo sobrellevar de la mejor manera estos cambios?
Aquí te presentamos algunas recomendaciones para generar una adecuada rutina familiar:
¡Cuida de ti y de tu estado mental!
Nadie da lo que no tiene y al igual que en un avión, para poder ayudar a quienes se encuentran a su lado, debe prepararse primero con la máscara de oxígeno o el chaleco salvavidas, para luego brindar apoyo. Lo mismo sucede aquí y si lo traslada al cuidado de sus hijos, es muy importante que les transmita un estado mental equilibrado y en la medida de lo posible sereno; caso contrario los niños podrían verse inmersos en la misma ansiedad y temor que sus padres, porque las emociones se contagian.
En estas circunstancias no es fácil, porque existe tensión e incluso pánico, sin embargo, los padres deben bajar el nivel de tensión y estrés, recordar que los adultos son ustedes. Un “tiempo fuera para padres” aplica y no me refiero a salir de casa, sino a un tiempo a solas, practicando un poco de ejercicio o simplemente explicando a los niños que deben apartarse de ellos un momento hasta volver a la calma.
Una recomendación práctica es cuidar sus hábitos de sueño y además reducir el acceso a noticias, podrían mirar lo que sucede a través de redes en la mañana y en la noche; estar conectado todo el tiempo, hace que se desconecte de quienes quiere proteger y cuidar, sus hijos.
Cambiar la rutina, no implica eliminarla
“Tener una rutina positiva y predecible ayuda a los niños a sentirse seguros y protegidos”, (Heather Miller).
A pesar de todos los cambios que han sucedido, todos necesitamos un cierto sentido de orden (rutina familiar), y al mismo tiempo, ser flexibles ante el caos.
Con esto quiero decir que es necesario crear una nueva rutina o una nueva estructura a la que todos puedan adaptarse diariamente, disfrutando de algunas partes de esta. Sirve mucho hacer visible lo nuevo, a través de un cronograma o calendario creado por los padres en conjunto con los niños de ser posible, donde se grafique o escriba cada tarea diaria y se exponga en un lugar donde todos las puedan ver, sobre todo los niños. Esta no debe ser una camisa de fuerza, pero sí una guía que sobre todo a los niños dará calma y predictibilidad de lo que sucederá diariamente.
Ser flexibles ante el caos, implica dar un espacio a todo aquello que estaba restringido antes de la llegada del coronavirus, quizá un espacio de ocio, pero dentro de una rutina, esto podrá bajar el nivel de estrés.
Dentro de esta misma rutina una recomendación práctica es rotar los juguetes de los niños, para generar sorpresa, por ejemplo, podría sacar aquellos que han estado escondidos por un tiempo. Se puede poner un determinado grupo de juguetes una semana y cambiarlos a la siguiente. Lo importante es generar espacios donde se asegure que se disfruta de la rutina.
Trabajo colaborativo entre los integrantes de la familia y otros
Dentro de la rutina familiar no se puede olvidar la colaboración de los niños en casa, darles pequeñas funciones acorde a su edad, como por ejemplo, tender su cama, recoger sus juguetes, recoger su ropa y guardarla, recoger la mesa, etc. es favorable para que todos se sientan colaborativos.
Esto permite reconocer que se está formando un equipo, con nuevos roles y funciones, dividiendo días de trabajo y la administración de la casa, se trata de tomar conciencia de que podemos depender unos de otros y que así la vida es más llevadera, sin tanta carga para unos pocos, en especial para la madre, que es a quien por lo general más acuden los hijos.
El implementar hábitos de aseo de manera más frecuente puede ser una oportunidad para que los niños tomen conciencia de lo que ellos hacen y como puede repercutir en el bien del otro. También permite promover le preocupación por el resto de la familia, sobre todo por quienes son más vulnerables, puede promulgar la generosidad y la empatía.
Un ejemplo práctico es llamar frecuentemente a familiares y consultar si necesitan ayuda o saber si los abuelos gente que vive sola cuenta con todo lo necesario o necesita ayuda. Recuerda se enseña con el ejemplo.
Explica a los niños qué sucede de forma real y segura
Algunos padres pueden pensar que ocultar la verdad es la mejor manera de cuidar a los niños, diciéndoles que no ocurre nada; sin embargo, esto no es coherente con lo que sucede y los niños fácilmente se darán cuenta de la realidad, tan solo al estar en casa por tanto tiempo y al haber dejado de asistir a su escuela y con el cambio de rutina.
Lo mejor es dar un mensaje sencillo adaptado a la edad de los niños, incluyendo pictogramas o imágenes para los menores de seis años. Cuidar de no alarmar, ni generar angustia es indispensable, por ello, el estado de ánimo y el lenguaje no verbal con el que se les transmita el mensaje debe ser coherente, validando y poniendo nombre a las emociones sin juzgar si son buenas o malas, solo reconocerlas tal cual son.
Aprovecha este tiempo para reforzar el vínculo de seguridad con tus hijos
“Este tiempo es una oportunidad para invertir más en las relaciones familiares” y de “crear un clima que permita afrontar juntos lo que pueda venir”. Así lo recomienda el psicólogo Martiño Rodriguez, terapeuta familiar e investigador de la Universidad de Navarra.
Los niños deben sentir que tienen la libertad de preguntar sus inquietudes tanto en el momento de la explicación, como en cualquier situación de miedo o incertidumbre. Los padres podrían no tener todas las respuestas, pero lo importante es que sus hijos sientan que están dentro de un círculo de seguridad, donde sus padres procuran ser más grandes, más sabios, más fuertes y más amables (Circle of Security), aunque no cuenten con todas las respuestas.
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