¿Cómo saber si mi hijo es superdotado?

Algunas de las señales más características pueden apreciarse desde los primeros días de nacido.

Los niños superdotados suelen ser, desde su nacimiento, muy demandantes: bebés que necesitan ser estimulados constantemente, tienen alto nivel de coordinación psicomotriz, levantan la cabeza antes del mes de vida, dicen su primera palabra en torno a los 5 meses y a los 6 ya responden a su nombre.

En la infancia, esto puede resultar muy difícil porque perciben mucha más información de la que logran gestionar, el mundo se vuelve por momentos hostil, lento e incomprensible para ellos.

Los niños normotípicos tienen intereses muy diferentes a los suyos y no parecen comprenderles, incluso muchos padres que no saben que su hijo es distinto, intentan por todos los medios que se comporte de acuerdo al patrón establecido para la media de los niños de su edad, lo que da lugar a muchos desencuentros, soledades e infelicidad.

Características comunes a la mayoría de los superdotados:

• Son muy intensos emocional y sensorialmente, lo que desconcierta a los padres, que no entienden el exceso de emocionalidad en sus reacciones. La baja tolerancia a la frustración les hace estallar en rabietas descomunales. Reaccionan de forma exagerada a una película triste o de terror, muestran de forma precoz e intensa una enorme capacidad empática y un radical sentido de la justicia y la equidad.
• Cuestionan la autoridad y las normas si éstas no están argumentadas y tienen sentido para ellos. Les preocupan temas relacionados con la existencia a edades muy tempranas, como la muerte, la existencia de Dios, nuestro origen o la justicia social.
• Poseen memoria prodigiosa, tanto a corto, como a largo plazo. Tienen una excelente memoria eidética, que es la capacidad de recordar imágenes, sonidos y objetos con un nivel de detalle muy preciso.
• En la mayoría de los casos hacen un aprendizaje de la lectoescritura muy temprano y de forma autodidacta. Cuando son escolarizados a los 3 años, muchos de ellos ya leen y escriben. Poseen un vocabulario preciso, rico y muy amplio para su edad.
• Tienen predilección por juegos de carácter cognitivo, tipo puzzles, legos, etc.
• Son muy autocríticos, perfeccionistas y competitivos. Poseen un gran sentido de la independencia y, por tanto, de la libertad. No resultan fáciles de educar en sistemas familiares y escolares rígidos.
• Suelen ser muy distraídos fuera de aquello que les interesa. Estos niños conviven con un cerebro que percibe todo, todo el tiempo, por lo que tienen sobrecargas sensoriales y emocionales, desorganización personal, distracción, retraso en el procesamiento de la información menos relevante, bloqueos y fatiga mental.

¿Cómo actuar?

Informarse todo lo posible para poder entender cuáles son las necesidades de su hijo, aceptarle. Vivirlo como un privilegio, no como un problema.

Acudir lo antes posible a un experto para que confirme o no el diagnóstico. La detección a edades tempranas, favorece la canalización de todo su potencial y hace que los padres empiecen entender y a empatizar con las necesidades reales de su hijo.

Ser superdotado no es una característica, es una forma de ser y por ello, una forma diferente de entender y procesar la realidad.

Los padres son la piedra angular en su desarrollo y su felicidad, aunque necesitamos el apoyo de otros profesionales y especialmente del sistema educativo para lograr que estos “niños-regalo” puedan desplegar todo su potencial y convertirse en inmensos bienes para sí mismos y para toda la sociedad.