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Tener una relación más sincera y directa con Dios debe ser una de nuestras prioridades… por eso debemos saber qué son las indulgencias y cómo obtenerlas.

Hemos escuchado muchas veces hablar de algo llamado «indulgencias», lo hemos oído en la Eucaristía, en lecturas, en clases de historia y hasta en argumentos de personas que no están muy de acuerdo con la Iglesia. Pero ¿sabemos los católicos qué es una indulgencia y cómo se obtiene?

Quiero compartir contigo algunos puntos para que tengamos mayor claridad sobre esta riqueza de nuestra fe:

¿Qué son las indulgencias?

Nos vamos a servir del Catecismo de la Iglesia Católica para dar una respuesta a esta pregunta:

«Las indulgencias son la remisión ante Dios de la pena temporal merecida por los pecados ya perdonados en cuanto a la culpa, que el fiel, cumpliendo determinadas condiciones, obtiene para sí mismo o para los difuntos, mediante el ministerio de la Iglesia, la cual, como dispensadora de la redención, distribuye el tesoro de los méritos de Cristo y de los santos». (Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, n. 312).

Por tanto, las indulgencias son la plena manifestación de la misericordia de Dios para con los hombres. Siendo así la remisión de la pena temporal obtenida por los pecados y que resta en el hombre aún después de haber confesado sus culpas como una especie de marca o residuo que se manifiesta en hábitos desordenados o en la tendencia a retornar al pecado. Están totalmente relacionadas al sacramento de la confesión, los pecados, la redención y la comunión de los santos.

A lo largo de la historia, las indulgencias han sufrido múltiples desvíos y malas interpretaciones. Mayormente en la edad media donde se dio la venta de indulgencias como medio para obtener grandes retribuciones económicas, lo que luego llevó a la reforma con las tesis de Martín Lutero. Esta costumbre es totalmente abandonada por la Iglesia y se condena toda actividad que busque obtener algún lucro por medio de lo sagrado.

 

 

¿Qué tipos de indulgencias existen?

Las indulgencias pueden ser parciales y obtenerse varias veces durante un día, a no ser que haya otra indicación dada por la Iglesia, o plenarias (totales) que se pueden obtener una vez por día y especialmente en fiestas o celebraciones importantes. Ellas siempre pueden ser otorgadas como sufragio para los fieles difuntos.

Ejemplo: si vas a orar a un cementerio por un difunto puedes obtener una indulgencia parcial. Si realizas este mismo acto durante las fechas del primero de noviembre, al ocho del mismo mes, podrás recibir una indulgencia plenaria. Existen varias fechas especiales en las que se pueden obtener, como en Corpus Christi, Pentecostés o viernes de Cuaresma, por citar algunos ejemplos.

La diferencia entre las indulgencias parciales y plenarias es que en estas últimas se perdona todo rastro de pecado, permitiéndole al alma quedar con la gracia de entrar directamente al cielo. Mientras que con las parciales se borra solo una parte de la pena por los pecados. Si estás interesado en profundizar más en el tema del pecado, te recomiendo la conferencia «El Pecado. Claves para enfrentarlo desde la gracia y el discernimiento».

 

 

¿Cuáles son las condiciones para obtenerlas?

La Iglesia nos indica que para obtener una indulgencia debemos tener una disposición en el corazón que demuestre nuestro deseo de una sincera conversión, por tanto nos pide cumplir con las siguientes condiciones:

  • Una sincera renuncia al pecado.
  • La confesión de las culpas en los días cercanos a la obtención de la indulgencia.
  • La participación activa y piadosa de la Sagrada Eucaristía.

 

 

¿Cómo se obtienen las indulgencias?

Las indulgencias plenarias se obtienen al estar en adoración al Santísimo durante al menos media hora, al realizar el Vía Crucis completo o al rezando el santo rosario en una iglesia. También con la bendición Urbi et Orbi del Santo Padre y la renovación de las promesas bautismales en la Vigilia Pascual.

Las indulgencias parciales se obtienen mediante el rezo constante de jaculatorias, la práctica de actos de devoción, las obras de caridad y la penitencia.

 

 

Escrito por: Mauricio Montoya, vía Catholic Link.

 

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