Los seres humanos somos seres de costumbre, de horario, de rutina, una de las cosas que la pandemia demostró fue justamente que cuando nos quitan las certezas (rutinas, horarios) nos desequilibramos, por eso los apagones sí impactan en nuestro bienestar. A continuación, una lista de situaciones y su explicación de por qué en el contexto que vivimos comienzan a aumentar las malas noches o el no poder dormir, las sensaciones de ahogo, el mayor consumo de comida, la irritabilidad o las ganas de llorar sin razón aparente.
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Pensar en un día con solo 6 horas hábiles de luz es doloroso, por decir los menos, no solo porque todo nuestro contexto funciona con electricidad, si no, porque caotiza, descoloca, desregula las jornadas de casa y trabajo, lo cual nos genera una carga de estrés y nos presiona a reorganizar. Además, los horarios cambian semanalmente, a veces diariamente y en otras ocasiones no se respetan, entonces, la incertidumbre aparece inminente, poniéndonos de cara con la angustia.
Además, aunque nuestra población ha ido perdiendo la sensibilidad y la empatía social seguimos siendo seres que sentimos, por ende, es imposible que no nos afecte el impacto de estos cortes en la economía de nuestros pares, así que ahí tenemos otra fuente de preocupación y estrés. Es válido remarcar que el estrés sostenido en el largo plazo nos da como resultado ansiedad y que ésta indiscutiblemente aumenta su nivel o impacto en nuestra salud a medida que nos acostumbramos a ella, la negamos o ignoramos.
¿Qué pasa con nosotros en el trabajo?
Las medidas energéticas nos hacen cuestionar hasta cuándo nuestra empresa o nosotros mismos podremos mantenernos trabajando. También, nos hacen ser y sentirnos menos productivos, porque al no haber luz tenemos que cambiar nuestra habitual forma de pensar para proponer nuevas soluciones. El clima no nos ayuda, no tener luz nos expone a situaciones de calor constante y esto influye directamente en nuestra capacidad de concentración y respuesta. Por todas estas razones mantener la paz o el bienestar es sumamente complejo.
Como si no fueran razones suficientes las que he expuesto debo presentar dos variables más que están ahí para algunos: 1 cuando se va la luz, también se va el agua porque tengo bomba y/o 2 se va la señal de celular dependiendo la ubicación de mi casa. Sin luz y sin uno o dos de estos elementos tenemos una mezcla que nos empuja a la frustración y el malestar debido a que la inmediatez es una característica de nuestro tiempo y sin más ni más nos es arrebatada en el caso de la señal de celular y en el caso del servicio de agua, simplemente nos imposibilita a la autonomía que es necesaria y a la que estamos acostumbrado, por ende a los que les pasa 2 de 3 de esto, hacer actividades les cuesta el doble en el periodo de los cortes.
¿Y si hay niños? Pues el cuadro será más difícil debido a que dependiendo las características y la edad del niño podrá ser más demandante perturbando o desregularización el bienestar de sus cuidadores.
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La pregunta que nos queda sería:
¿Qué hacer? ¿Cómo cuidarme en este tiempo de estrés extra?
1 Comprender que lo que pasa en mi contexto me impacta o tiene incidencia en mí, esto me permitirá saber que a todos nos pasa y no me sentiré solo o sola en esta fase.
2 Reconocer qué es lo más incómodo o molesto de todas las situaciones que pueden presentarse, esto me permitirá conocerme y hacerme propuestas que me ayuden a mejorar aquello que me es incómodo o molesto.
3 Escribir mi incomodidad o mis ideas, creencias, no necesariamente para compartirlas y sí para descargarla y manejarla mejor, aquí es donde puedo descubrir cómo mejorar mi situación.
4 y 5 Tener actividades que pueda hacer sin artefactos que requieran de luz eléctrica: pintar, leer, resolver acertijos, rompecabezas, todas incluyen lámparas recargables, proveerme de lo necesario también cuenta.
6 Acompañarme para pasar los momentos complejos, la compañía siempre ayuda y nos hace sentir mejores. Además, me permite hablar de lo que siento y esa descarga siempre ayuda a sentirnos mejor.
Por Psicóloga María del Carmen Rodrigo
