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Ambos padres tienen un rol importante en la crianza de los hijos ya que de esto dependerá su desarrollo saludable.

“Los padres, y los hombres en general, están dejando de invertir en las estructuras familiares y en quienes las componen, a pesar de que la evidencia muestra que estar involucrado proporciona a los hombres un camino real hacia la perfección y la felicidad”. Profesora Deborah Savage de la Universidad de St. Thomas libro titulado “El genio del hombre”.

El día del nacimiento de nuestros hijos, es el más esperado y emocionante, pero es también el momento en el que el bebé sale de un ambiente donde ha permanecido nueve meses protegido, a incorporarse a un nuevo hogar, donde papá y mamá le deberían brindar las condiciones de crecimiento, desarrollo y protección necesarios.

Corresponsabilidad parental: tanto el padre como la madre tienen la misma responsabilidad en cuanto al desarrollo, educación, bienestar o salud de sus hijos.

 

Salen de la clínica con el nuevo integrante de la familia y regresan a casa, el apego y el vínculo que el recién nacido tiene con su madre es evidente, pero, ¿qué papel toma el padre? ¿Qué quiere decir el concepto de corresponsabilidad parental que tanto escuchamos actualmente?

 

La presencia de ambos padres (modelo femenino y masculino)

Disfrutar de una responsabilidad compartida, un mutuo apoyo en la crianza, cuidado y educación de los hijos es una experiencia enriquecedora y muy valiosa para cada miembro de la familia.

El padre también debe ser protagonista de la crianza de los hijos, estar presente. No solo proporcionando los medios económicos para vivir, sino entender que, como mujeres los hombres no nos “ayudan” a criar, ellos son parte de la crianza, porque juntos forman un verdadero equipo. Ambos son corresponsables.

“Cuando no existen modelos paternos o maternos, puede generarse un trastorno del vínculo que se manifieste en diversas patologías: desde trastornos de personalidad y socialización hasta enfermedades crónicas”. -Dr. Hernan Villalón, neonatólogo.

Desde que el bebé nace, cada uno de los padres por separado, desde su feminidad y masculinidad, complementariamente brindan cualidades propias, contribuyen en la formación de la identidad y a reconocerse en otras personas similares. El que padre y madre sean complementarios proporciona a los hijos una visión armoniosa y completa del mundo, por lo que debemos creer y ver que ambos somos importantes en sus vidas.

Un papel vital

Un reciente estudio (Abraham et al, 2014) explica que ese papel que desempeñemos en la formación de los hijos va a cambiar la forma en que nuestro cerebro crea nuevas conexiones neuronales y libera sustancias que antes apenas teníamos. Estos cambios están directamente relacionados con el tiempo empleado en el cuidado de los hijos.

La psicóloga Clínica Daniela Donoso Hoffmann propone entender que nuestros hijos no saben que nuestro amor hacia ellos es incondicional, si no es demostrado a través de los actos como: estar presente, involucrándose en sus rutinas, en sus tiempos, leyendo con ellos un libro, acompañándolos cuando estén enojados y por supuesto generando un verdadero apego seguro con ellos.

Por: Lorena Sánchez Padilla
Lcda. en Periodismo Internacional
Máster en Matrimonio y Familia.

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