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En el narcisismo patológico quien lo padece cree que el mundo gira alrededor. ¿Este problema sicológico tiene cura?

El narcisista patológico experimenta las relaciones como una lucha constante por dominar al otro. Para tomar conciencia del trastorno y así sentar las bases de la sanación, es necesario emprender un largo camino con un terapeuta preparado para afrontarlo.

El último número de la revista mensual Benessere, la salute con l’anima incluye un interesante artículo sobre el narcisismo, centrado en su valor puramente psicopatológico y presentado como un grave trastorno de la personalidad.

El artículo está editado por Caterina Allegro en colaboración con el Dr. Filippo Perrini, director psicólogo ASL Roma 6, y psicoterapeuta cognitivo-conductual.

 

 

¿Qué es un narcisista patológico?

El término «narcisismo» deriva del mito griego de Narciso, pero aunque el mito parece envuelto en cierto encanto antiguo, la realidad del narcisista patológico es muy diferente. Vive las relaciones como una lucha continua por dominar al otro, que lleva al sufrimiento tanto a la víctima como al verdugo.

Primeras etapas del desarrollo

Comencemos diciendo – dice el Dr. Filippo Perrini – que, en sí mismo, el narcisismo representa una inversión en uno mismo; que, en las primeras etapas evolutivas del ser humano, es un requisito necesario para desarrollar un sentido de identidad integrado y estable en el mundo.

Todos los niños pasan por una fase de atención preferencial a sí mismos, caracterizada por la inversión en un «yo grandioso» y, al mismo tiempo, por la idealización de las figuras paternas.

Se trata de una fase de transición funcional a la posterior estructuración de una identidad adulta, que en algunos casos no se supera. ¿Por qué? La respuesta no es única, y diversas escuelas psicológicas han ofrecido distintas lecturas del desarrollo de este trastorno.

El adulto narcisista

En cualquier caso -continúa Perrini- si un adulto desarrolla una atención hipertrófica a la necesidad de apreciación, significa que en algún momento de su vida esa atención le fue necesaria para satisfacer necesidades básicas.

A causa de una autoestima inestable y frágil, estos individuos tratan constantemente de apuntalar. Eso explica la búsqueda «compulsiva» de especial atención, aprobación y admiración, en un incesante juego ascendente en el que no se contempla el fracaso porque resulta terriblemente devastador.

En el narcisista patológico -precisa el psicólogo- hay una sobre inversión en el sentido del orgullo: todas las energías del individuo se dedican a perseguir la grandeza, a través de una competencia continua, que se esparce en todos los aspectos de la existencia, hasta convertirse en una verdadera trampa de la que parece imposible escapar.

Cuando el narcisista falla en un desafío, la humillación resultante se experimenta de una manera tan devastadora que pone en peligro el sentido de identidad.

Por otro lado, dado que la euforia que proviene de un éxito alcanzado no puede durar indefinidamente, el vacío existencial percibido obliga al narcisista a reconfirmar su sentido de grandeza con la búsqueda de una nueva y especial meta a conquistar.

 

 

La necesidad absoluta de sentirse único y especial

Todo esto se refleja también en las relaciones, impregnadas por la absoluta necesidad de sentirse únicos y especiales.

Tan pronto como esta petición implícita al otro queda decepcionada, o cuando la relación se normaliza, el narcisista responde despreciando al que le decepciona, y buscando el reconocimiento en otra parte.

Por tanto sus relaciones sentimentales y amistosas se basan en dinámicas de poder, de dominación, que le permiten sentirse superior y especial frente a los demás.

Los demás son peones de sus juegos, hacia los que se vuelcan más o menos encubiertamente envidias, desprecios y sentimientos de venganza.

¿Es posible salir de ahí?

Tarde o temprano el mecanismo puesto en perpetuo movimiento por el narcisista se atasca. Entonces cae de las estrellas cayendo en depresión o desarrollando síntomas psicosomáticos que le obligan, aunque de mala gana, a buscar ayuda de un terapeuta.

¿Cuáles son las perspectivas de los intentos de tratamiento que se pueden poner en marcha? En este sentido, también existen opiniones divergentes por parte de los expertos.

Van desde el pesimismo radical hasta el optimismo cauteloso. Siempre que mantenga al paciente en terapia durante mucho tiempo, durante varios años.

Lleva mucho tiempo integrar la necesidad de grandeza – que no debe ser satanizada y contrariada – con otras necesidades básicas de la persona.

Sólo manteniendo a la persona en tratamiento durante un tiempo suficientemente prolongado podemos aspirar a lograr una mayor conciencia de su trastorno. Es un paso imprescindible para sentar las bases de la mejora.

Vinculación con un narcisista

Cuando se le preguntó cómo tratar de hacer que un vínculo emocional funcione con un narcisista (narcisismo patológico), Perrini responde reformulando la pregunta de la siguiente manera:

«No hay forma. La pregunta, más que cualquier otra cosa, es por qué una persona insiste en querer hacer que una relación con un narcisista funcione. Aquellos que se vinculan con una persona así solo pueden comprometerse con el respeto propio y preguntarse por qué permanecen en una relación que inevitablemente los hace sentir mal».

 

NARCISISTA 5

 

Escrito por: Silvia Lucchetti, vía Aleteia.

 

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