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A las puertas de un nuevo ataque a la familia, como núcleo básico de una sociedad, los distintos activistas LGBT han hecho el mejor de sus intentos por polarizar la discusión.

Este grupo ha hecho uso del mismo y único argumento del que son capaces: sacar a colación el aspecto religioso. Y es interesante, porque ni siquiera quienes somos creyentes hacemos uso de dichos argumentos, sino que, se expone la más básica de las premisas biológicas. Sin embargo, dado que la ideología de género es un grito de indignación contra la naturaleza, no es posible encontrar algún argumento racional que pueda contradecirla. De esta manera, no queda más camino que la descalificación personal. Un recurso por demás, sumamente bajo y que denota la falta de argumentación.

Adicional a esto, cabe recalcar, que el argumento en boga, es declarar que “no existe tal ideología de género” y que esta es a su vez diferente del enfoque de género. Lo cual, es teóricamente correcto pero muy diferente en la praxis. De esto tenemos un largo historial en Europa. Se sabe que, el clamado “enfoque de género” no es otra cosa que un Caballo de Troya que, bajo el slogan de Defensa de la Mujer, terminaría difuminando las diferencias esenciales entre el hombre y la mujer. Además de afirmar (sin sustento alguno) una desvinculación inexistente entre el sexo biológico y el género.

Resucitando muertos

Cabe considerar que hemos llegado al culmen de la irracionalidad posmoderna, buscando resucitar un idealismo muerto que parecía haberse quedado confinado en Alemania: “Las cosas son ideas y las ideas son cosas”. En otras palabras, la realidad no es lo que es, sino que yo creo la realidad según mi capricho y parecer. Aunque no puede tener ningún apoyo científico ni del sentido común, encuentra su mejor propulsor en las agendas ideológicas y políticas que son propias de estos grupos activistas, que ciertamente – y esto debe ser justamente aclarado – NO representan a todas las mujeres, ni a todos los homosexuales ni a ningún “todos” que quieran adjudicarse. Y tan necesaria es esta aclaración, porque al puro estilo de la lucha de clases de corte marxista, quienes no están con estos grupos están contra ellos, lo que nos lleva al siguiente punto.

Las “fobias” al servicio de la ideología

Del griego phobos que significa miedo, la fobia es una reacción anormal de miedo o aversión ante ciertas personas, animales, situaciones o hechos que actúan como estímulos desencadenantes. Luego, los componentes de esta respuesta fóbica son: taquicardia, sudoración, vasoconstricción periférica, enrojecimiento, palidez, malestar estomacal, sequedad de la boca, diarrea, etc.[1]. Entonces, NO: demostrar inconformidad con las posturas absolutas e ideológicas de normalizar una situación que no es natural, no es “homofobia” ni intolerancia, se llama estar en desacuerdo y es normal en un país democrático. Luego, es importante aclarar – en miras de la marcha que se acerca y de cualquier otra manifestación pública – que ni la Iglesia, ni las familias ni cualquier otra persona, marcha “contra los homosexuales, transexuales, etc.”. Se marcha contra la ideología que pretende enseñar que la sexualidad se construye a sí misma en base a subjetivismos.

Luego, una marcada incongruencia entre el sexo que uno siente o expresa y el que “se le asigna” (que no quiere decir otra cosa más que: con el que nace). Sí es considerado un trastorno codificado en el DSM5[2] y se llama disforia de género, aunque anteriormente era mucho más específico. Sin embargo, como muchos sabrán, la presión ejercida en la OMS por parte de estos mismos activistas ha ocasionado que cada vez el texto sea menos claro en función de ser más inclusivo y menos “intolerante” con quienes padecen esta condición. Más aún, recientes estudios de Sexualidad y Género con conclusiones de la Biología, la Psicología y las Ciencias Sociales, elaborado por un elenco de científicos especializados, muestra claras estadísticas, respecto a que la comunidad LGBT padece una tasa desproporcionada de problemas relacionados con la salud mental, en comparación con la población general[3]. Además, el mismo estudio muestra que estos problemas se encuentran incluso en entornos sociales donde no existe un ambiente de discriminación contra estas personas. Finalmente, también comprueba que el género no está desvinculado del sexo biológico, y que no se sostiene científicamente la hipótesis de “un hombre atrapado en un cuerpo de una mujer” o viceversa, como si hubiera un error en su cuerpo y sus órganos genitales[4] No obstante, con mayor o menor claridad, esto sigue siendo un trastorno y hay que tratarlo como tal y no como otra cosa. Mucho menos imponerlo al resto de la sociedad, lo que nos lleva al último punto.

Cuando la parte pretende imponerse al todo

El asunto no es tan complicado: Julio se siente Julia, aunque ha nacido con todas las características sexuales que lo constituyen como Julio. Luego, Julio considera que su no-aceptación de sí mismo se resolverá si todo el resto de seres humanos que le rodean empiezan a tratarle como Julia, y así, Julio se viste, se comporta y asume el nombre de Julia. Sin embargo, basta una muestra de sangre, para confirmar en su ADN, que Julio, aunque quiera y se sienta como Julia, es y seguirá siendo siempre Julio.

Y es que, la utopía ideológica de los activistas del género, consideran que toda la problemática existencial que comporta la lucha contra la naturaleza, acabará en el momento en que todo el resto de la sociedad acepte las consideraciones subjetivas de lo que cada uno se siente o se cree ser. Lo más grave de esta situación, es que, bajo el título heroico de “Defensa de la Mujer”, de manera alterna se ha propuesto en el Ecuador una reforma educativa que incluya en la malla curricular el enfoque de género. Esto no es muy diferente a lo que ya hace unos años se ha venido filtrando en los libros de texto escolares: la homosexualidad, la transexualidad y las otras docenas de géneros, como “una opción más” a escoger. Lo que ahora se pretende, es que esto ya no sea un apartado de un libro de texto, sino una materia completa al respecto.

#ConMisHijosNoTeMetas

Por estas razones y muchas otras, este 14 de octubre en Ecuador saldremos a las calles todos aquellos que creemos en la familia natural como la base de la sociedad. Y este, no es un dogma “impuesto” por el cristianismo. Esto responde a la naturaleza del ser humano, vivido históricamente por todas las razas, culturas y religiones, por creyentes y no creyentes, porque este no es un tema religioso, sino de la más básica biología natural.

Dios los bendiga.

 

Vía: Steven Neira 

El patio de los gentiles

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