Este año dile no a las vacaciones “aburridas”.
Termina el año escolar y muchos padres de familia se empiezan a desesperar. Los que viajan saben que al regresar, después de unos días se encontrarán con el típico: “las vacaciones son aburridas”. Los que se quedan también sienten ansiedad al pensar qué hacer tantos días con los niños en casa. Dentro de estos dilemas se cuestionan una y otra vez: si deben enviarlos a un vacacional, cuál será el adecuado, desde qué edad es apropiado, entre otras inquietudes más.
¿Quedarse en casa o asistir a un vacacional?
Lo primero que debemos preguntarnos es ¿quién cuidará a los chicos en vacaciones? Si no se cuenta con un familiar cercano, la opción más prudente será enviarlo a un vacacional. Así este tendrá una estructura durante la mañana y por la tarde podrá jugar con más libertad.
Otro punto muy importante a tomar en cuenta es la recomendación del maestro de la escuela. Este, en muchas ocasiones, considera necesario un sistema más estructurado para que el niño siga cultivando ciertos hábitos escolares. En especial si se trata de una familia pequeña, debido a que no se cuenta con la presencia de hermanos o primos que les permitan poner en práctica las normas básicas de convivencia con sus iguales.
Sigamos sus intereses
La escuela recomienda determinado tipo de vacacional según el perfil, interés y necesidades del niño. Por ejemplo: clases de deportes en equipo para fortalecer el vínculo social o para trabajar más en la motricidad gruesa, la coordinación visomotriz, el equilibrio, etc. Tal vez sugieran un vacacional con estructura en los que usualmente hay clases variadas pero divertidas. También se recomiendan los que incluyen pintura o música, con el fin de aprovechar el interés del niño en estas áreas específicas, de forma que se le permita expresarse de nuevas maneras y fortalecer su motricidad fina.
Hay muchas opciones, por lo que llega a ser un poco confuso. Lo principal es analizar la que mejor se ajuste a las necesidades del niño y no dejarse llevar por el tan común “es que sus amiguitos van al de la tía del colegio”. A pesar de que es bueno que el niño se sienta cómodo, se tiende a limitar sus habilidades sociales y de adaptación a un entorno nuevo, condicionándolo a que siempre irá a un lugar con personas conocidas.
Si por el contrario se decide que no es necesario que vaya a un vacacional, se debe hacer un esfuerzo por arreglar los horarios para contar con una rutina, aunque un poco más flexible. Tener una hora para irse a dormir y despertar, es importante aunque estén en vacaciones. Si bien se puede tener ciertos “cheat days” por una pijamada con los hermanos, donde los primos o abuelos, estos deben ser limitados ya que el sueño es vital para el crecimiento y desarrollo. Sin importar su edad, ellos deben saber qué hacer primero y tener un orden lógico: tender la cama, lavarse los dientes, desayunar en familia, etc. Esto ayudará a la estructura y atención del niño.
Las vacaciones son una época espectacular para conocer más a los hijos, desarrollar intereses, hacer proyectos y actividades diferentes. El aburrimiento es parte de las vacaciones y es lo que permitirá al niño disparar su creatividad para volver a lo básico y elemental de esta etapa: el juego imaginativo y la familia. Démonos y démosles la oportunidad a nuestros hijos de vivir unas vacaciones “aburridas”, donde se puedan desconectar de los gadgets. Pero sobre todo llenas de tiempo en familia, con amigos y en parques y aventuras, ya sea en un vacacional o desde casa.
Por: Claudia Rivera
Lcda. en Educación Inicial Bilingüe