Después del bombardeo a Siria por parte de Estados Unidos, Inglaterra y Francia, las distintas confesiones cristianas se han unido para denunciar las injerencias de las potencias mundiales y para rezar por el final de la guerra. ¿Las diferencias religiosas son la causa de la guerra en Medio Oriente?
Casus belli: las armas químicas
El “motivo de guerra” para el reciente bombardeo, en el barrio de Ghouta en Damasco, fue el uso –o el supuesto empleo– de armas químicas en Duma por parte del gobierno de Bashar al Asad, el pasado 14 de abril. Aunque las versiones sobre la existencia o no de tales armas no son unánimes, porque Rusia insiste en que fue un montaje, la realidad es que este bombardeo fue un ataque que no contó con el apoyo del Consejo de Seguridad de la ONU, ni siquiera del Congreso de los Estados Unidos. (BBC, 14 abr. 2018)
Geopolítica: formar nuevos estados confesionales
Para el obispo libanés Mounir Khairallah este conflicto pone en evidencia “la lucha de intereses entre potencias”. Según este obispo maronita, desde el s. XIX, bajo los motivos religiosos que utilizan las potencias dominantes para intervenir en Siria, se ocultan intereses políticos y económicos. Para él, “los estadounidenses hablan expresamente de un nuevo Medio Oriente”, mientra que Israel y Arabia Saudita quieren “una geografía nueva con fronteras confesionales”.
En concreto, “como Israel es un Estado para los hebreos, se quisiera crear en Líbano un Estado para los cristianos, en Siria un Estado para los alawitas, otro para los sunitas entre Siria e Irak y una nación para los kurdos”, detalló el obispo. (Vatican Insider, 14 abr. 2018)
La religión como pretexto para la geopolítica
En la visión de Mons. Khairallah, el papel de las Iglesias cristianas en la zona consiste en mostrar que “se puede vivir juntos entre religiones, confesiones, pertenencias políticas, pertenencias culturales”. Sin embargo, las potencias internacionales “buscan la guerra para demostrar que no es posible vivir juntos”, pero esos conflictos conducen “hacia los fundamentalismos o hacia los extremismos que acaban en el terrorismo”, externó el obispo libanés. (Ibídem)
“Una acción común a favor de la paz en Siria”
Esa fue la petición del Papa Francisco, durante el tradicional rezo del Regina Coeli, en la plaza de San Pedro, al día siguiente del bombardeo. De esta manera, el Papa volvió a poner en el centro de la agenda mundial la crisis siria, una de sus prioridades geopolíticas y humanitarias desde que comenzó su Pontificado. (G. Galleazzi, 15 abr. 2018)
El mismo día del bombardeo el Pontífice romano llamó por teléfono al Patriarca ruso, Kiril, quien afirmó que la Iglesia ortodoxa pretende seguir en diálogo con el Vaticano para “detener el derramamiento de sangre en Siria”. El Patriarca declaró también que los obispos de Roma y Moscú han emprendido “esta iniciativa convencidos de que los cristianos no pueden permanecer indiferentes frente a lo que sucede en Siria. El nuestro fue un claro diálogo de paz”. (Vatican Insider, 14 abr. 2018)
¿Cómo ayudamos desde casa?
Lo primero es el deseo sincero de paz, que muchos expresamos mediante la plegaria. Pero también debemos tener un agudo sentido crítico, que nos ayude a entender que –hoy día– las diferencias confesionales no son un “motivo de guerra” real, de manera que no aceptemos que nos presenten los conflictos geopolíticos bajo la “tapadera” de una crisis religiosa.
Por: Luis Fernando Valdez
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