¿Sirve conversar conmigo mismo? Es importante conocer que estar en paz con nosotros mismos es fundamental en nuestras vidas.
Nazareth Castellanos, docente y constante estudiosa y neurocientífica española, con 23 años de trabajo de campo investigativo, en los últimos diez años ha profundizado en el estudio de lo que considera las fortalezas del ser humano: la bondad, la amabilidad consigo mismo y el autocuidado.
Desde estos estudios Castellano va comprobando que las áreas del cerebro que nos permiten ser autocompasivos con nosotros mismos son las mismas áreas que se relacionan más con la plasticidad neuronal, la bondad con nosotros mismos correlaciona con la calidad de sueño, la capacidad de aprendizaje y resiliencia.
Por tal razón vale preguntarse: ¿qué es la amabilidad con nosotros mismos? Ser amable no es engañarnos, no es decirnos que todo está bien o que somos maravillosos, tampoco es dejarnos en máximo confort si algo nos incomoda y abortar misión, por el contrario, amabilidad se relaciona con una forma de vernos a nosotros mismos, de vernos con ternura, de acogernos cuando estamos incómodos frente a objetivos y reto que hemos querido afrontar.
Cuando somos amables con nosotros mismos también mejoramos nuestras capacidades de comunicación, de escucha y de relación interpersonal, es decir, tratarnos bien nos hace bien y nos hace mejores seres humanos, seres que además, logramos un impacto directo en nuestro entorno familiar, social y laboral.
La segunda pregunta interesante a plantearnos es ¿cómo saber si soy amable conmigo? para responder esta pregunta debemos tener claro que los diálogos internos son nuestros propios pensamientos, a veces guío mi pensamiento, a veces el pensamiento me guía, a veces puedo oírme pensar a veces no.
Conversar conmigo mismo
Conocer nuestro diálogo interno incluye: parar un momento, respirar y escuchar u observar lo que pensamos, nos mostrará nuestra forma de hablarnos y relacionarnos con nosotros. Todos los pensamientos son autoreferenciales, por ende como piense es como me hablo y como creo que los demás me ven.
Para reconocer cómo me hablo puedo intentar escuchar las palabras que digo a los demás de mí: soy impuntual, hago tonterías, son tus ojos los que me ven con amor, cada una de estás frases dice cosas de mí. También comenzar a oír lo que digo me ayudará, es mucho más efectivo y también complicado aprender a oírme en momentos de estrés, para esto les ofrezco al final del día revisar cómo estuvo, ver cómo resolví o reaccioné a diferentes momentos, indudablemente saldrá un momento de estrés y dependiendo de cómo lo recuerde y me sienta voy a poder reconocer mi diálogo conmigo mismo.
Es importante amable lector que usted sepa que una cosa es conocer mis diálogos internos y otra cambiarlos, hoy dejamos hasta acá, hasta reconocer el valor y aporte de oírnos a nosotros mismos, de cómo este ejercicio puede mejorar incluso la capacidad de plasticidad neuronal que tenemos y nuestra calidad de vida, lo invito a hacerlo y me comprometo que en un texto futuro hablaré de cómo hacerlo.
Escrito por: María del Carmen Rodrigo, sicóloga clínica.
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