Es comprensible que la colombiana no quiera tener hijos con una ex pareja, pero la realidad es que ya son padres.
La actriz colombiana Sofía Vergara y su x novio, el empresario Nick Loeb, se encuentran en una disputa legal y mediática sobre el destino de dos embriones congelados. La ex pareja recurrió a los métodos de fecundación artificial para crear embriones con la genética de ambos. En el 2013, firmaron un contrato donde acordaron usar la fecundación in vitro y una madre subrogada para tener hijos. Loeb asegura que dos embriones ya fueron implantados sin éxito y con Vergara habían acordado continuar con los demás.
Al año siguiente la pareja se separó y actualmente la actriz se encuentra comprometida con el actor Joe Manganiello. El empresario presentó una denuncia para proteger a los dos embriones, alegando que no quiere que “dos vidas ya creadas sean destruidas o permanezcan en un congelador”. “No los desecharía, del mismo modo en que no lo haría con hijos que ya nacieron.” Y cuestionó “¿no deberíamos definirlos como vida en vez de cómo propiedad?” Vergara ya no desea llevar a término los embriones y dijo en una entrevista del 4 de mayo “no tiene sentido alguno” traer estas vidas al mundo ya que un niño necesita “una relación amorosa de padres que se lleven bien, no que se odien.”
Por supuesto que el conflicto de esta pareja es la consecuencia de manipular vidas humanas.
Es comprensible que la colombiana no quiera tener hijos con una ex pareja, pero la realidad es que ya son padres. Ambos decidieron y crearon nuevas vidas, ahora son padres de dos hijas. Por supuesto que el conflicto de esta pareja es la consecuencia de manipular vidas humanas. Al decidir crear y congelar embriones se expusieron a este tipo de problemas. ¿Qué sucede con estas vidas si los padres se separan, o si fallecen? ¿Se venden a otras personas o son desechados? ¿Estos niños tienen el derecho a conocer a sus padres biológicos?
La reproducción asistida se ha convertido en una industria multimillonaria. Existen compañías que se dedican a crear y vender embriones como si fueran camisetas. Los donantes permanecen anónimos causando otros problemas. Es importante conocer quiénes son los padres biológicos, por la historia médica y posibles donaciones de órganos. Al desconocer quiénes son sus progenitores podría suceder que hermanos, medios hermanos o personas con parentesco se casen ya que en estas instituciones se producen muchos embriones de dos donantes. Los hijos de estas personas correrían el riesgo de tener enfermedades recesivas.
Lamentablemente, la humanidad ha retrocedido en materia de derechos humanos al cosificar vidas, creando y disponiendo de ellas en un contrato como si se tratara de una mercancía. No existe un derecho a tener hijos, pues solo se puede tener derechos sobre las cosas, no sobre las personas. Antes era la esclavitud, ahora las nuevas tecnologías ponen una vez más en peligro la dignidad y el valor del ser humano.
Por Cristina Valverde de Arosemena
Abogada