Desde el inicio de sus labores, SOLCA ha trabajado de manera ardua y sostenida para salvar la vida de cada uno de sus pacientes.
El pasar de los años ha consolidado a la Sociedad de Lucha Contra el Cáncer del Ecuador (SOLCA) como un referente en el campo de la medicina en el país, así como un ejemplo de servicio a los ciudadanos. Sin duda, los avances y logros alcanzados, se deben al trabajo en conjunto de diversas piezas que conforman la institución. En esta entrevista, Mirabel de Suárez, presidenta del Comité de Damas de SOLCA, Mario Landín, analista de proyectos, y Melissa Ureta, voluntaria, conversan sobre el presente y futuro de la entidad.
Comité de Damas de SOLCA: servir y apoyar
Mirabel de Suárez, presidenta del Comité de Damas de SOLCA, empezó hace seis años a ser parte de esta labor, y se encontró con 65 damas, de quienes le impresionó su don de dar. Empezó en el área de pediatría, donde se involucró ayudando a los niños y también brindando apoyo a los padres de familia.
¿Cuál es la misión del Comité de Damas de SOLCA? ¿Qué labores realizan?
Ayudar a los pacientes en todos los aspectos, no solo en lo económico, sino también brindarles la ayuda humanitaria que necesitan. El comité desarrolla diversos proyectos para captar fondos y ayudar a los internos. ‘La ayuda diaria’ es uno de ellos, a través de este, un paciente que no cuenta con seguro, realiza un ‘trabajo social’ y, por ello, recibe rebajas en sus facturas. El Comité de Damas entrega alrededor de 1.300 dólares diarios. Es importante destacar que, como donantes, hay que tener mucho cuidado, porque se están creando fundaciones clandestinas, donde no se sabe el receptor final de las ayudas. El Comité de Damas es el lugar perfecto para donar cualquier tipo de ayuda y que esta sea entregada a quien la necesita.
Hoy en día se siente que se ha perdido un poco el sentido de voluntariado en los ciudadanos, ¿cómo han superado esta problemática?
Las amas de casa eran las que generalmente hacían el voluntariado, en la actualidad, la mayoría de mujeres tiene que trabajar, entonces se les complica colaborar por muchas horas seguidas. Si pueden venir a dar una hora o dos horas, para nosotros igual es una gran contribución, porque la necesitamos. Muchas de ellas siguen trabajando aquí y dicen que eso es lo que las llena.
Hope: vencer el cáncer infantil
De acuerdo a Mario Landín, analista de proyectos de SOLCA, desde el 2009, dado el aumento de la demanda, se adaptaron las salas de hospitalización a 6 camas, manteniéndose ocupaciones mayores del 90%, con una estancia de 21 días en leucemia y 10 días en tumor. Sin embargo, no son suficientes recursos: “nos centralizamos en darle la atención al niño o niña que la requiere, y ellos necesitan su propio espacio”, explica Landín. Así nace la idea de desarrollar Hope, el primer hospital onco-pediátrico del Ecuador.
¿Cuáles son las características de este nuevo espacio y a cuántos niños y niñas se planea acoger?
7.000 metros cuadrados y 42 especialistas en oncología tratarán de cubrir las necesidades de la demanda local y nacional. Se planea que el hospital tenga 75 camas.
¿Cuáles son los recursos que más necesitan? ¿De qué forma se puede ayudar?
Queremos hacer un llamado a toda la juventud del Ecuador para que podamos crear un movimiento a beneficencia de los niños con cáncer. Los métodos de financiamientos son tres: individual o personal, se puede hacer una donación única o recurrente; la segunda es otra dirigida a medianas empresas, se trabaja en alianzas estratégicas; y la tercera es para filántropos, instituciones y personas que puedan contribuir con una cantidad mayor de dinero o con materiales para la construcción.
A largo plazo, ¿qué impacto tendrá esta nueva institución para SOLCA?
Un cambio de cultura para el país en temas de beneficencia, humanizando a la nación. Queremos unir a las generaciones enfocándola en una sola generación: la futura, que representa un punto de encuentro entre las personas que creen en los niños y en el Ecuador.
El voluntariado: deber y entrega
Melissa Ureta tiene 21 años, estudia Comercio exterior y es voluntaria de SOLCA. Ingresó como paciente en el 2003 y luego, de 5 años de tratamiento, fue dada de alta. Empieza su voluntariado todos los días a las 9:00, y se encarga, junto a otras voluntarias, de hacer actividades para recaudar fondos que brindarán ayuda a los pacientes.
¿Cómo te enfrentaste a esta enfermedad?
Creo que tenía 4 años cuando ingresé. Estuve un mes en hospitalización, me hicieron quimioterapia, me hicieron radioterapia, se me cayó el cabello. Fue un proceso realmente duro porque tenía otros hermanos menores. Mis padres aprovecharon cuando nació mi hermano, en el 2004, para que pueda obtener las células madre de su cordón umbilical, en caso de que las llegase a necesitar.
¿Cómo decidiste ser voluntaria? ¿Cuál fue tu principal motivación?
Porque sé lo que se siente ser paciente, el momento en que se está en cama, en la sala de juegos. Yo pasé esto, alguien más lo puede estar pasando y, si puedo ayudar, con gusto lo hago. En ocasiones converso con los niños y con las madres también; por mi experiencia, trato de darles apoyo, que sepan que hay una oportunidad, que sí se puede, que hay que tener fe.
Por Angélica Lainez Rendón
Periodista