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¿Sigue siendo posible la castidad en un mundo incrédulo e hipersexualizado? ¡Un testimonio de cómo se logra!

En mi experiencia como mentora de autenticidad y creadora de contenido, he encontrado la frustración de muchos solteros que buscan agradar a Dios, y ese deseo los lleva a considerar la virtud de la castidad.

Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, muchos factores externos, como las redes sociales, la presión social y el autoconocimiento interno, les hacen dudar de su capacidad para cumplir con esta virtud.

Este desafío me ha llevado a reflexionar profundamente sobre cómo comunicar esta verdad de manera efectiva y auténtica. Con todo mi corazón, te comparto los aprendizajes que he vivido en estos últimos años, los cuales estoy segura serán de luz y guía para tu mente y alma.

 

 

El poder del testimonio

Recientemente, descubrí un video inspirador de Ayram, una mujer de 32 años que comparte su testimonio sobre la castidad. Quiero compartir algunas ideas clave que ella menciona en dicho video, que pueden ayudarte a entender y valorar esta virtud.

A medida que pasa el tiempo, estoy segura de que, si practicas la castidad o intentas practicarla, encontrarás más motivos y personas que te juzgan o miran extraño al intentarlo.

Este tema se aborda comúnmente como algo prohibido, pasado de moda, o incluso malo, pero rara vez se explica su origen desde el amor.

En el video de Ayram, ella, aunque no es teóloga, habla desde su propia experiencia. Su historia muestra cómo la castidad, lejos de ser una carga, es el camino corto que nos acerca a Dios y nos ayuda a vivir en pureza. Ella explica que, al elegir esperar hasta el matrimonio, permites a Dios usar tu tiempo de espera para glorificarse en ti.

Imagina que llega una persona a la que amas mucho. Cuando quieres compartirle todo tu amor, querrás darle regalos, detalles, o cosas que la hagan sentir especial.

¿Por qué haces todo esto? Porque hay tanto amor dentro de ti que sientes la necesidad de compartirlo en acciones claras de demostración. Cuando tu amor por Dios y tu agradecimiento hacia Él aumentan, muchos, aunque sea por curiosidad, quieren iniciar entregando ese amor a Dios a través de la pureza.

¿Qué produce físicamente la pureza dentro de ti? Esa pureza hace que te sientas con la dignidad de recibir los regalos que Dios te da cada día. Te sientes merecedor de vivir con esas alegrías y buscas moverte en gracia para amar más a Dios, sabiendo que en Él encuentras toda la alegría.

Incluso, en los días en que hablas a otras personas de Dios, la pureza te permite sentirte más libre al dejarte ser guiado por Él. Aunque Dios siempre te usará como instrumento de amor para otros, la pureza te permitirá sentirte más libre al dejarte guiar por Él.

Escuchar a personas en distintas etapas de su vida de fe puede ser muy enriquecedor. Ayram descubrió la castidad más tarde en su vida y ofrece una perspectiva única y valiosa. Su experiencia nos recuerda que siempre hay espacio para crecer y aprender, sin importar dónde nos encontremos en nuestro camino espiritual.

Tal vez ya hayas tenido relaciones íntimas y sientas culpa, o incluso no te sientas mal por ello. Es válido escuchar a personas que han vivido esta experiencia de fe. Aquellos que deciden detenerse y comenzar a cuidarse, experimentan un crecimiento en el amor con su pareja durante el noviazgo.

 

 

La castidad como virtud y don de Dios

Ayram describe la castidad como una virtud que nos purifica y nos dirige hacia Dios. Ella utiliza la analogía de una vestidura blanca que se mancha con nuestras acciones negativas y que solo puede ser limpiada a través de la gracia divina. Esta poderosa imagen nos invita a ver la castidad como un don que nos ayuda a mantener nuestra pureza de mente, vista y corazón.

Imagina que sales de confesarte un día y estás nuevamente con esa vestidura blanca. La castidad permite que tu corazón preste atención a las necesidades de cada alma que está frente a ti, más allá de la mirada de las personas.

Vivir en gracia es fundamental para nuestra vida espiritual. Ayram enfatiza que estar en gracia significa cumplir los mandamientos y buscar la pureza en todas nuestras acciones. Este compromiso nos guía en nuestro camino hacia el Cielo y nos permite experimentar una relación más profunda con Dios.

Ayram también reflexiona sobre los dos fines de la sexualidad: el unitivo y el procreativo. Inspirada por el libro «Amor y responsabilidad» de San Juan Pablo II, Ayram nos recuerda que la unión sexual debe ser un acto de amor destinado a la procreación y no solo al placer.

La sexualidad matrimonial tiene dos fines: unitivo y procreativo. Estos dos significados están intrínsecamente conectados. La responsabilidad esencial de los cónyuges consiste en asumir el amor mutuo con todas sus consecuencias de unión y procreación, porque es un don que viene de Dios.

La castidad y la ciencia detrás de la decisión

Desde mi experiencia y formación, quiero compartir una perspectiva más científica y práctica sobre la castidad. Aunque basada en principios espirituales, la castidad también tiene efectos psicológicos y emocionales importantes.

En mi formación en inteligencia emocional, aprendí sobre la hormona oxitocina, conocida como la «hormona del amor». Esta hormona se libera en grandes cantidades durante las relaciones íntimas, generando una sensación de cercanía y unión con la otra persona.

Sin embargo, esta misma hormona puede crear una ilusión de resolución de problemas en la relación, ya que su efecto calmante puede hacer que los conflictos parezcan menos importantes de lo que realmente son.

Al practicar la castidad, evitamos esta ilusión y nos vemos obligados a enfrentar y resolver los problemas de manera directa y honesta. Esto no solo fortalece la relación, sino que también nos ayuda a crecer emocional y espiritualmente.

La castidad nos permite mantener una claridad mental y emocional que facilita una relación más profunda y auténtica con nuestra pareja y con Dios. Nos enseña a valorar a la persona en su totalidad, no solo por la gratificación física que puede proporcionar.

 

 

Escrito por: Geovannna Espinosa, vía Catholic-Link.

 

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