Varios médicos sugirieron a la familia Yoder abortar a su pequeño hijo debido a una extraña y delicada enfermedad congénita llamada encefalocele, que provocó que su cerebro crezca fuera de la cavidad cerebral a consecuencia de un agujero en el cráneo.
La historia de Bentley y su tratamiento comenzó a principios de 2015, cuando Dustin y Sierra Yoder descubrieron que ella estaba embarazada. Esta alegría se transformó en desesperación cuando la pareja recibió el diagnóstico.
Hoy el pequeño Bentley, de 7 meses, ha sobrevivido luego de un complicado tratamiento realizado por un par de cirujanos de Ohio en Estados Unidos, que reconstruyeron su cráneo utilizando una impresión en 3D, según informó STAT.
Los padres decidieron abortar a su hijo pero finalmente desistieron. «Nos dijeron que no sobreviviría. No nos dieron ninguna esperanza», explicó Sierra Yoder, la madre del niño al Washington Post.
Tras considerar el aborto por unos breves momentos a las 22 semanas del embarazo, la pareja decidió cuidar de él hasta su muerte. «La noche antes del procedimiento (aborto), le dije Dustin que no podía hacerlo», dijo la madre del niño.
Meses más tarde, para el trabajo de parto, la pareja viajó al hospital con solo una pequeña bolsa y un poco de ropa para que el bebé utilice durante lo que pensaban serían sus cortas horas de vida.
Después de su nacimiento el 31 de octubre de 2015, Bentley Ross Yoder fue trasladado de urgencia a sus padres para que pudieran tenerlo en sus brazos y confortarlo.
Pese al pronóstico reservado, el bebé lucía saludable. «Cuando Bentley nació esperábamos que no hiciera ruidos o que no se moviera, y pensábamos que no íbamos a tener la manera de saber cuándo tenía hambre. Pero estaba llorando, respiraba y se movía. Durante los primeros cuatro o cinco horas de su vida, todos estábamos a la espera a que pase algo», dijo Sierra Yoder.
Contra toda probabilidad, Bentley volvió con sus padres a casa después de permanecer tres días en el hospital. En su casa tuvo que soportar varios problemas de salud, incluyendo dos infecciones pulmonares que requirieron tratamiento con respirador artificial.
«No podíamos comprender cómo Bentley estaba usando su cerebro. Tal vez estaba usando la parte que quedaba dentro de su cráneo», contó Sierra.
A pesar de los contratiempos, continuó creciendo. La pareja solicitó el asesoramiento de los neurocirujanos, quienes confirmaron que Bentley estaba usando su cerebro, incluyendo la parte que sobresalía fuera de su cráneo.
Por desgracia, los médicos no sabían cómo mover el tejido cerebral de Bentley, que se extendía varias pulgadas fuera de su cabeza y colocarlo nuevamente al interior de su cráneo. No satisfechos con el pronóstico, la familia Yoder viajó desde su hogar en Ohio hasta Boston para buscar un nuevo tratamiento de los médicos del Hospital Infantil de esa ciudad.
Allí el jefe de neurocirujanos, Mark Proctor, y el cirujano plástico, John Meara, tomaron el caso de Bentley y trabajaron juntos para formular un plan de tratamiento.
«La encefalocele es una enfermedad rara y afecta a un bebé entre millones, pero el caso de Bentley era particular porque tenía gran parte de su cerebro activo», contó a BBC Mundo el médico Proctor.
En la mayoría de los casos, los médicos extirpan la parte del cerebro que se encuentra fuera del cráneo y luego lo cierran para proteger el tejido cerebral restante. En el caso de Bentley, al no poder hacer eso, los médicos hicieron que el cerebro se deslice al interior del cráneo.
Para preparar esta difícil cirugía, los cirujanos crearon varios modelos 3D del cráneo de Bentley que permitieron planificar la operación y ensayarla varias veces antes de entrar al quirófano.
Con este plan, los médicos completaron la cirugía en solo cinco horas. Al mes siguiente de la cirugía, Bentley había mejorado sustancialmente. “Ahora es capaz de sostener la cabeza. Está comiendo. Está sonriendo. Está pronunciando algunas palabras”, dijo Sierra Yoder.
Vía: Aciprensa