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Trabajar en tus emociones ayudará a que como padre puedas impactar de manera positiva la infancia de tus hijos. ¡Lee y comparte!

El reconocimiento de nuestras emociones y la de los demás, es una de las mayores capacidades que puede presentar el ser humano y que debería tener todo el foco de atención una vez que nos convertimos en padres, ya que, al entender como me siento y como se sienten las personas con las que me relaciono, lograremos desarrollar competencias y habilidades personales para aplicar en nuestra función como padres, a esto se lo conoce como “Inteligencia Emocional”.

El mantenernos informados como adultos sobre los beneficios que tiene el trabajar en nuestras emociones, permitirá en gran medida aplicar una educación y estilo de crianza adecuado con los niños, puesto que mientras los padres, educadores o cuidadores presentan un estado emocional estable, repercutirá positivamente en la vida del mismo, logrando reforzar su capacidad para afrontar aquellos estados emocionales que traerá consigo el niño a lo largo de su desarrollo.

 

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Las emociones tienen su lugar

Debemos tener en cuenta que cada emoción tiene su lugar y es un mensaje importante en la vida de una persona, es normal presentarlas y canalizarlas de distintas formas, sin embargo, se convierte en un problema cuando se manifiestan con mucha intensidad, se encuentran fuera de lugar, o duran demasiado tiempo, esto hará únicamente que nuestra relación como padres carezca de herramientas y de un estado emocional adecuando para sobrellevar situaciones que ameriten solución

Cuando se haya logrado la armonía deseada en nuestras emociones (a través de un proceso de modificación mental – emocional y comportamental), será posible el impacto positivo en la etapa con más plasticidad cerebral del ser humano «la infancia», reconociendo que la inteligencia emocional en los adultos, influye directamente en la maduración de la conciencia y regulación emocional de los niños.

Es importante comprender que la etapa de la niñez, conlleva una serie de desafíos que van siendo superados poco a poco a través de experiencias y aprendizajes adquiridos del mundo exterior, por ende, como padres debemos estar preparados para acompañar estos procesos y priorizar esas emociones que están alterando el vínculo familiar y mi rol como padre/madre, ser capaz de (reconocerlas, aceptarlas y desarrollar competencias) para relacionarnos de una manera sana y segura con ellos.

 

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Padres recuerden

Ningún cambio viene de la noche a la mañana, si percibes que necesitas ayuda para estabilizarte emocionalmente más allá de tu voluntad y la de tu familia, pide ayuda de un especialista en la salud mental, para lograr relacionarte mejor contigo mismo y repercutiendo de manera positiva en la crianza y educación de tus hijos.

Somos personas en constante evolución y aprendizaje, caemos y nos levantamos, luchamos día a día por dar lo mejor de nosotros, teniendo la dicha de ser guía y ejemplo para nuestros niños.

 

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Escrito por: Psic. Ma. Fernanda Vega. IG: psicologafernandav

 

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