¿Sabías qué el espejo puede servirnos para superar los complejos? Conoce más y no olvides compartir.
Existe un ejercicio para sanar la autoestima o mejorarla, en el que utilizaremos un espejo. Sí, un espejo.
Pero, ¿acaso, no es señal de narcisismo o vanidad mirarse repetidamente en el espejo? Ese mirarse puede ser para admirarse a una misma, retocarse con un lápiz labial para tomarte una fotografía, o simplemente alisarte la ropa. Estas son acciones que, sobre todo las mujeres, repetimos una y otra vez estando en casa; en el baño de un restaurante o en el automóvil camino de una cita empresarial. No hay nada extraño, anormal y extraordinario con esto.
El uso del espejo es necesario…
También existen profesiones, como el modelaje profesional, el periodismo o la actuación, que requieren hacer prácticas diarias frente a un espejo durante muchas horas, que pueden llegar a convertirse en años.
Generalmente, las personas que estudian estas profesiones, tienen una muy buena imagen y autoconcepto sobre sí mismas. Es decir, están contentas con su belleza, conscientes de su belleza, lo saben y la explotan al máximo.
Yo estudié modelaje profesional hace muchos años, pero por una razón muy lejana a cualquiera de las razones que escribo arriba. Lo hice porque la imagen y autoconcepto que tenía de mi misma era muy pobre.
Pensaba que cambiando todo mi aspecto exterior llegaría a tener esa autoestima, el amor hacia mí misma tan necesario para triunfar como mujer y profesional. Error.
El uso del espejo para conocerse no es nuevo…
Haber estudiado y enseñado en una academia de modelaje. en mi país de origen, me llevo a trabajar con mis pacientes con la ayuda de un espejo, para conocerse mejor en el área de la autoestima.
Sin embargo, utilizar el espejo para conocerse no es una práctica nueva. La pionera en utilizarlo a partir del siglo pasado fue la autora y promotora de la «autoayuda» Louis Hay.
No ha sido, sino en la última década, en que su uso ha sido probado por la ciencia.
Repetir afirmaciones positivas frente a un espejo, como una forma de entrar en la profundidad del océano de uno mismo, para encontrar la propia belleza y estima o amor por una misma, ha sido ampliamente descrito y recomendado durante años en numerosos libros de psicología, sitios web y recursos de autoayuda, desde que Louis Hay lo introdujera en sus libros y talleres.
Pero su efectividad no se ha probado empíricamente hasta hace poco.
Un espejo puede ayudar a mejorar la salud mental y acabar con los complejos.
La salud mental pasa por los complejos.
La palabra complejos, proviene del latín complexus.
De acuerdo con el diccionario, algo complejo es algo enredado, difícil de descifrar.
De acuerdo con la psicología, un complejo es un sentimiento mental de no gustarse física o caracterológicamente.
El doctor Enrique Rojas, catedrático de Psiquiatría y director del Instituto de Investigaciones Psiquiátricas de Madrid, escribe en sus libros y enseña en sus conferencias que la personalidad tiene tres caras: una es lo que uno piensa sobre sí mismo, cuando se ve en el espejo, otra lo que los demás piensan de uno (la imagen) y, por último, lo que uno realmente es.
Los complejos son parte de la primera cara: qué piensa uno sobre sí mismo es de una tremenda importancia para la salud mental, las relaciones, los logros y la felicidad.
Ejercicios a realizar
Si eres una mujer con uno, dos o tres complejos físicos o de personalidad, te invito a iniciar un contacto más compasivo contigo misma, por medio de este ejercicio:
- Busca 20 minutos en los que puedas estar en silencio y a solas contigo misma.
- Este ejercicio se enfocará en tu rostro solamente. Siéntate y mírate a los ojos.
- Entra en tu océano interior. Hazlo realizando tres respiraciones y tres exhalaciones conscientes y profundas.
- Invoca al Espíritu Santo, abre los ojos y repite la frase: «Soy una hija de Dios. Deseo profundamente agradarme y amarme». Permite que esta frase haga eco en ti. Trata de sentirte. Cuando sientas que la has absorbido…
- Respira profundamente de nuevo y al exhalar repite: «Soy una hija de Dios. Tal y como soy, Él me amó y me creó. Soy una mujer original. Sólo existe una como yo.»
- Este es el primer ejercicio. Puede ser que no sea fácil para ti llevarlo a cabo. Persevera en él cuarenta días. Piensa en la perseverancia de Jesús, cuarenta días en el desierto.
- Lleva un diario y anota tu pensamiento y sentimiento cada día.
Espero que este ejercicio para conocerse y sanar, reforzar y superar aspectos de la autoestima sea útil para ti.
Escrito por: Sheila Morataya, vía Aleteia.
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