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Las vacaciones pueden ser una oportunidad para repasar lo que se falló a lo largo del año escolar, pero sobre todo es un tiempo para compartir con nuestros hijos.

Después de casi 10 meses de madrugar, estudiar y hacer tareas, llegan las vacaciones y nuestros niños se merecen un descanso.

Sin duda, habrá que aprovechar este tiempo para relajarse, conocer otras realidades, aprender cosas nuevas y desarrollar aficiones, pero es importante que nuestros hijos no se desconecten del todo del aprendizaje.

Consolidemos juntos lo aprendido

Es vital, sobre todo para los más pequeños, reforzar las habilidades aprendidas. Por lo que les recomendamos algunas actividades divertidas que pueden realizar junto a sus hijos. En especial en la edad preescolar, de forma que se afiancen sus aprendizajes durante este tiempo. Por ejemplo, para niños de 2 a 4 años, les sugerimos:

  • Caminar en la “cuerda floja” o mantener el equilibrio caminando sobre el muro de una jardinera.
  • Saltar como conejos, procurando mover los dos pies al mismo tiempo.
  • Arrastrase como lombrices o rodar como troncos puede funcionar genial en la playa y ser muy divertido.

Además, de estas actividades que fortalecen la motricidad gruesa1, que es la que predomina en esta etapa, es muy importante que reforcemos en ellos las nociones conceptuales de espacio y cantidad. Una gran oportunidad para esto es llevarlos al supermercado y pedirles que nos indiquen si el pan está arriba o abajo, que cuenten cuántos tomates guardamos en la funda o que estimen si hay mucha o poca gente en la fila para pagar.En niños de 4 a 6 años, para afianzar los progresos en la motricidad fina2, la que en esta edad ya se lleva el protagonismo, debemos procurar:

  • Trabajar con pinzas de ropa, ya sea que nos ayuden colgando la ropa o haciendo trabajos manuales con ellas. Ejercitar la presión de la pinza digital es de las actividades que mejor repercuten en su progreso para la escritura.
  • Hacer collares con sorbetes, permitirle que corte los sorbetes en segmentos pequeños y que luego los ensarte en un hilo de lana, así estimulamos su concentración y su precisión.
  •  Jugar con plastilina, si bien lo pueden hacer desde más pequeños, en esta etapa podemos animarlos a trabajar figuras humanas más precisas y detalladas. Esto los ayuda a desarrollar la motricidad fina y a definir el esquema corporal.
  • Leer cuentos cortos con nuestra ayuda y motivarlos a escribir palabras, si ya se han iniciado en el proceso lecto-escritor.

Procuremos desarrollar estas actividades en un ambiente divertido y relajado. Lo más importante será pasar tiempo con ellos, acompañarlos y estar atentos a cualquier oportunidad en el desarrollo normal de las vacaciones para reforzar estos aprendizajes naturalmente. Siempre, para nuestros hijos, el mejor recuerdo de sus vacaciones será el tiempo que pasaron con nosotros y los recuerdos que compartidos.

 

Por:  Psic. Inés Cobo de Gilbert

Directora Ejecutiva del Sir Thomas More

 

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