Ha llegado y te ha cogido por sorpresa. Tu hijo ya no es un niño y últimamente tiene conductas y actitudes que te desconciertan y lo que es peor, te disgustan. Te parece un ser desconocido, aunque sabes que está experimentando cambios físicos y psicológicos que lo conducirán a la madurez.
A determinada edad, nuestros hijos, esos angelitos que llenaban de esperanza nuestras vidas, parecen haberse transformado en unos extraños seres que personifican algunas de las actitudes que nos ponen a prueba. Su actitud nos resulta incomprensible. En definitiva está en plena adolescencia y aunque sea difícil debemos recordar que. Todos la hemos pasado como hemos podido.
A manera de recopilación podríamos caracterizar al adolescente como una persona:
- Con recursos fisiológicos nuevos (fuerza, apetito sexual, capacidad para procrear).
- Con más recursos intelectuales (pensamiento formal, cultural).
- Que tiene que realizar algunas adaptaciones para llegar a la integración en el mundo adulto.
Para sobrellevar esta etapa te ofrecemos varios consejos que te serán útiles
- No nos precipitemos. Cuando nuestro hijo o hija de más de 12 años presenta formas de conducta diferentes a las que observamos normalmente. Dediquemos algún tiempo a reflexionar sobre ellas para dejarles saber que nos parecen indeseables o inapropiadas. Intentemos descubrir los motivos de dicha conducta. Si logramos comprender los motivos seguramente encontraremos formas de actuar en el caso que lo juzguemos conveniente.
- Pedir a nuestro hijo o hija que nos explique las razones que le impulsan a obrar así. No se trata de recriminar su conducta o de explicarle que se comporta mal. Se trata, antes que nada, de comprender sus motivos y sus sentimientos. Sólo después de tener una idea clara de ello estaremos en condiciones de intervenir con una mínima garantía de éxito.
- Intentar encontrar en nuestra memoria alguna forma de comportamiento de cuando nosotros teníamos su edad, que tenga alguna relación con la conducta que observamos en nuestro hijo. Si lo conseguimos, seguramente nos será más fácil entender sus sentimientos o razones.
- Leamos artículos sobre el desarrollo del adolescente. Este nos puede ser gran ayuda para identificar por lo que pasa nuestro hijo o hija.
Recordemos que este es un ciclo pasajero, de maduración y de experimentar cambios físicos y mentales. Finalmente, con nuestra ayuda, guía y comprensión, pero marcando límites, podremos superar esta etapa de la edad del burro y todo quedará como una enseñanza de vida.
Vía: SoloHijos.com