La exigencia por tener cuerpos esbeltos ha orillado a muchos chicos a métodos que pueden enfermarlos, dando pie a los trastornos alimenticios.
Cada año, miles de adolescentes desarrollan algún tipo de trastorno alimenticio o problemas de peso, alimentación o con su imagen corporal. Los trastornos alimenticios más comunes son la anorexia y bulimia.
Pero cada vez se identifican con más frecuencia otros trastornos relacionados con los alimentos, como el trastorno restrictivo o selectivo, el trastorno por atracones, los trastornos de la imagen corporal y las fobias a los alimentos.
Anorexia
Las personas con anorexia tienen un miedo real a subir de peso y una visión distorsionada de la forma y el tamaño de su cuerpo. Como resultado de esto, comen muy poco y llegan a tener un peso corporal peligrosamente bajo.
Muchos adolescentes con anorexia restringen su ingesta de alimentos haciendo dieta, ayuno o ejercicio físico excesivo.
Prácticamente no comen o comen la menor cantidad posible de alimentos, lo que se transforma en una obsesión en el conteo de calorías.
Otras personas con anorexia tal vez comiencen a tener atracones y purgas: comen una gran cantidad de alimentos y después tratan de eliminar las calorías provocándose vómitos, utilizando algún tipo de medicamento o laxantes, o haciendo una cantidad excesiva de ejercicio físico. También pueden combinar algunas de estas prácticas.
Una persona con anorexia podría:
- Volverse muy delgada, frágil o demacrada
- Estar obsesionada con la alimentación, la comida y el control del peso
- Pesarse de manera reiterada
- «Llenarse con agua» deliberadamente al ir a ver a un profesional de la salud que la va a pesar
- Ser muy cuidadosa con las porciones o contar los alimentos
- Comer únicamente ciertos alimentos y evitar lácteos, carne y trigo, entre otras cosas. Esta restricción de alimentos no esta relacionada con alergias o dietas vegetarianas.
- Hacer ejercicio físico de manera excesiva
- Sentirse gorda
- Evitar las actividades sociales, especialmente las comidas y las celebraciones en las que hay alimentos
- Estar deprimidas, letárgicas (sin energía) y tener mucho frío
Bulimia
La bulimia es similar a la anorexia. Cuando una persona tiene bulimia, come en exceso (atracón) y después trata de compensarlo con decisiones extremas, como provocarse vómitos o haciendo ejercicio todo el tiempo para evitar subir de peso.
Con el paso del tiempo, estas medidas pueden resultar peligrosas, tanto física como emocionalmente. También pueden llevar a comportamientos compulsivos.
La bulimia se detecta en una persona cuando incurre en atracones y purgas de manera regular, al menos una vez a la semana durante un par de meses. Los atracones son diferentes a ir a una fiesta y «comer toneladas» de pizza y, al día siguiente, decidir ir al gimnasio y comer de manera más saludable.
Si bien la anorexia y la bulimia son muy similares, las personas con anorexia suelen ser delgadas y tener bajo peso, pero quienes padecen bulimia pueden tener el peso promedio o sobrepeso.
Una persona con bulimia podría:
- Tener miedo a subir de peso
- Estar sumamente insatisfecha con la forma, el tamaño y el peso de su cuerpo
- Inventar excusas para ir al baño inmediatamente después de las comidas
- Comer solo alimentos dietéticos o con bajo contenido de grasa (excepto durante los atracones)
- Comprar laxantes, diuréticos o enemas de manera regular
- Pasar la mayor parte del tiempo haciendo ejercicio físico o intentando quemar calorías
- Evitar las actividades sociales, en especial las comidas o las celebraciones en las que hay comida.
Muchas personas que padecen de algún trastorno alimenticio también pueden estar deprimidas, ansiosas o afectadas por otros problemas de salud mental, como el trastorno obsesivo compulsivo. Además, existe evidencia de que los trastornos de la alimentación son un problema presente en otros miembros de la familia.
Si bien, parte del problema puede ser genético, también se debe a que aprendemos nuestras conductas dentro de la familia. Nuestro estilo de vida y de alimentación son fuertemente caracterizados por nuestros valores.
Escrito por: Javier Fiz Pérez, vía Aleteia.
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