El Papa Francisco nos recuerda que “…la oración no es magia sino confiarse al abrazo del Padre”. Además nos dice que “la oración es el reconocimiento de nuestros límites y de nuestra dependencia: venimos de Dios, somos de Dios y retornamos a Dios”.
Sintámonos así, puestos totalmente en las manos de Dios y con confianza absoluta miremos el horizonte que tenemos delante. Les invito a comenzar el año haciendo oración. Vamos a AGRADECER y luego a PEDIR lo necesario para el largo camino de este año bisiesto.
Con esta oración, que no es de mi autoría, hablemos al corazón de Dios sabiendo que Él, un Dios para el que “no somos indiferentes, sino que nos conoce por nuestro nombre”, como nos dice Francisco, nos escuchará:
“Gracias, Señor, por todo cuanto me diste en el año que terminó.
Gracias por los días de sol y los nublados tristes; por las tardes tranquilas y las noches oscuras.
Gracias por lo que nos prestaste y luego nos pediste.
Gracias, Señor, por la sonrisa amable y por la mano amiga, por el amor y todo lo hermoso, por todo lo dulce, por las flores y las estrellas, por la existencia de los niños y de las personas buenas.
Gracias por la soledad y por el trabajo, por las inquietudes y las dificultades, por las lágrimas y por todo lo que nos acercó a Ti.
Gracias por habernos conservado la vida, por habernos dado techo, abrigo y sustento.
¿Qué nos traerá el año que comienza?
Lo que quieras, Señor, pero te pedimos:
FE: para mirarte en todo.
ESPERANZA: para no desfallecer.
CARIDAD: para amarte cada vez más y hacerte amar por los que nos rodean.
Danos paciencia, humildad, desprendimiento y generosidad.
Danos, Señor, lo que Tú sabes que nos conviene y no sabemos pedir.
Que tengamos un corazón alerta, el oído atento, las manos y la mente activas y que nos hallemos siempre dispuestos a hacer tu voluntad.
Derrama, Señor, tu gracia sobre todos los que amamos y concede tu paz al mundo entero” Amén
Por: Mons. Alfredo Espinoza Mateus, sdb
Arzobispo de Loja – Ecuador
aespinoza_mateus@hotmail.com