Muchos feligreses manifiestan que las homilías son aburridas, largas e incomprensibles, ¿qué hay detrás de esto y cómo remediarlo?
El papa Francisco habla sobre la homilía, mencionando que “es la piedra de toque para evaluar la cercanía y la capacidad de encuentro de un pastor con su pueblo”. Debido a la importancia que los fieles le otorgan es necesario que quienes asistan a la Santa Misa no “sufran al escuchar, ni los ministros al predicar”. Ante esto, Mons. Luis Gerardo Cabrera Herrera, arzobispo de Guayaquil, nos comenta un poco más del tema.
¿Qué temas se deberían tratar en las homilías?
Las homilías deben atenerse a la Palabra de Dios relacionándose con la vida cotidiana. Para temas que exigen mayor investigación y tiempo de exposición, contamos con otros espacios como la catequesis, encuentros, foros, programas radiales o televisivos, entre otros.
¿Debe un sacerdote usar la predicación para expresar el punto de vista personal?
Por supuesto que no. En la exposición de la doctrina, particularmente en las homilías y en las catequesis, los pastores debemos atenernos a lo que enseña la Palabra de Dios y el Magisterio de la Iglesia. Los puntos de vista personales o de grupo se pueden manifestar en otras circunstancias, de manera que no cause confusión o división.
El Cardenal Ratzinger dijo que los sacerdotes no pueden imponer a la Iglesia sus propias opiniones como doctrina, ante esto, ¿cómo ponerse al servicio de la gran comunidad de la fe?
Un principio fundamental en la transmisión del mensaje de salvación es el respeto a la libertad de las personas; la gracia de Dios jamás se impone ni se obliga a nadie. El anuncio del evangelio siempre será una propuesta. Jesús, en más de una ocasión dice: “si quieres, ven y sígueme”. Si Cristo procede de esta manera, no podemos nosotros querer imponer su mensaje y mucho menos una convicción personal.
¿Cómo interpretar como feligrés la predicación del sacerdote? ¿Un punto de vista del sacerdote o la postura de la iglesia?
Interpretar lo que dice un sacerdote u obispo requiere una sólida formación espiritual, bíblica, teológica y pastoral, para saber si es opinión suya o doctrina del Magisterio; de ella se obtienen los criterios para analizar y juzgar si las enseñanzas están o no aprobadas por el Magisterio de la Iglesia.
¿Existen talleres para ayudar a los sacerdotes a preparar homilías?
La Arquidiócesis propone varias iniciativas, como reunirse cada semana para orar, reflexionar sobre la Palabra de Dios y preparar las homilías. El año anterior, compartimos algunas directrices muy prácticas elaboradas por el CELAM que recogen la doctrina milenaria de lo que es una homilía, cómo se prepara y cómo se expone.
¿Es correcto que durante la homilía se haga referencia a los pecadores y no al pecado?
Desde el punto de vista ético y canónico, el concepto de pecado no ha cambiado, pero se mantiene la diferencia entre pecado y pecador. Esto nos permite ser intransigentes con el pecado y misericordiosos con el pecador, quien tiene la posibilidad de convertirse siguiendo las indicaciones de la doctrina sacramental. Esta distinción nos ayuda a no juzgar ni condenar a nadie, sino acompañarle y acogerle pastoralmente, con discernimiento e integración en la comunidad eclesial.
¿Qué mensaje daría a los feligreses?
Como pastor de esta Iglesia local, pedirles que fortalezcan su amor a Jesucristo y a su Iglesia y que consoliden la comunión y la unidad con sus pastores: el Papa, obispos y sacerdotes, guiados por las enseñanzas del Magisterio, de los concilios y de las enseñanzas del papa Francisco.
Por Arcadio Arosemena R.
Gerente General Vive!