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Se habla mucho de inclusión pero la realidad es otra… y, en esta opinión notarás por qué, teniendo como ejemplo a Megan y Lorenza.

En 2013 el gobierno lanza una campaña publicitaria celebrando el aniversario del 30S “el día que triunfo la democracia” utilizando la imagen y nombre de una niña que supuestamente había nacido ese día en 2010.

Cabe destacar que el mismo gobierno incumplió la ley de comunicación por ellos promovida la cual en su artículo 52 numerales 2 y 3 prohibían la utilización de imágenes de niños y adolescentes en programas o espectáculos de proselitismo político o religioso, y la publicación de noticias, reportajes…o cualquier tipo de expresión periodística con imágenes de niños o adolescentes.

Incluso se comentó en su momento que era una copia del personaje, Dolores Argentina, creado por el gobierno argentino a raíz de una de las tantas crisis de este país allá por 2001

Hoy es Lorenza, quien está en la palestra por ganar $1 dólar diario. A diferencia de Megan no la conocemos físicamente a Lorenza y al no ser menor de edad tampoco estaría incursa en la ley de comunicación, ni de uso de su imagen sin autorización escrita.

 

 

¿Qué tienen en común estos 2 personajes: Megan y Lorenza?

Quizás nada, para mí mucho. Hoy son la vía para en unos casos aplaudir y en otros descalificar al mandatario de turno. No es mi deseo entrar en el juicio de valor si está bien o mal que se hayan utilizado a estos personajes, lo triste es ver cómo nuestra sociedad se vale de personas vulnerables para atacar y menospreciar a quienes las sacaron a la palestra. Y lo más grave es que convertimos a estos personajes, ficticios o no, en motivo de chacota y mofa.

Nos llenamos la boca hablando de que queremos un país justo y apenas encontramos la oportunidad nos vamos contra el más débil.

Quiero recoger las palabras de Laura María Noboa de González… “dejemos de hablar de inclusión, ¡VIVÁMOSLA!”.

 

 

Escrito por: Arcadio Arosemena Robles.

 

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