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Poner el nacimiento es una oportunidad de juego ilimitado para los niños.

En menos de lo que esperábamos, ¡llegó la Navidad! Una época en la que revivimos las tradiciones y costumbres de cada familia: las posadas, las visitas a los abuelos, el amigo secreto, la carta a Papá Noel, las cenas, y no nos olvidemos de los preparativos y regalos. Sin embargo, hoy en día, debido al consumismo, olvidamos el propósito principal de esta fecha: celebrar el nacimiento del Niño Jesús.

Incluyamos a los más pequeños

¿Cómo hacemos conscientes a los niños sobre este importante evento? Cuando era pequeña, recuerdo claramente el momento en el que poníamos el árbol de Navidad y el nacimiento. Mi abuelita nos daba indicaciones específicas sobre cómo y dónde ubicar cada adorno, las luces y guirnaldas. Librábamos una batalla interminable para que la oveja se mantenga de pie en el musgo, colocábamos las múltiples casitas y el camino de los Reyes Magos. Recuerdo también que llevábamos con mucho cuidado al niño Jesús a la iglesia para bendecirlo, y a la media noche, mi hermana y yo éramos las encargadas de ponerlo en su cuna. Era un momento mágico, un honor.

¿Cuántas veces hemos dado la oportunidad a los niños de hacer cosas como estas? o de participar más activamente en esta fecha. Hay que prepararlos, así quedará grabado en sus corazones su importancia. Por supuesto que disfrutar de los regalos es la parte más gratificante para ellos, pero siempre les pregunto a mis estudiantes: “¿por qué recibimos regalos si no es nuestro cumpleaños?”. Llevar a los niños a esta reflexión y guiarlos para encontrar una respuesta profunda es parte esencial del proceso. Puedes seguir estos tips:

  • Hazlo parte de los preparativos. Los niños pueden ayudar a hacer un plano o diseño de cómo quisieran que luzca el nacimiento. Ver fotos de otros pesebres les ayudará a observar qué tienen en común, qué agregar o personalizar, pero más allá que eso, notar la importancia del rol que cumple cada personaje.
  • Elijan los detalles juntos. Utilizar el nacimiento más lindo es definitivamente la opción más lógica para los adultos, pero hacer uso de la creatividad y esfuerzo de los niños le dará más valor emocional a este. Un proyecto para elaborar los personajes, una salida en familia para comprar detalles o decorar un espacio especial para los que ahí habitan, puede ser una forma de involucrarlos.
  • Permítele descubrir y jugar. Además de la increíble oportunidad sensorial que el pesebre representa: las texturas del musgo, las rocas, los animalitos, las luces, la estrella, etc… es interesante permitirle al niño jugar con los personajes, motivarlo con preguntas sobre los sonidos de los animales, lo que hacen, cómo lucen, etc.
  • El pesebre es para los chicos. Puedes hacerlo en un lugar asequible para los niños. Sentir que pueden contemplarlo, poner su toque personal, cambiar de lugar a los personajes, lo que les permitirá entrar en un juego de roles necesario para su desarrollo. Con las reglas establecidas, por ejemplo como dejar a los personajes en el puesto que los encontró, no sacar las luces… aprenderán a apreciarlo y a cuidarlo más.

Además de sentirse más identificados, podrás interesarlos genuinamente en cómo se dio el nacimiento del Niño Jesús, estas acciones podrían llevarlo a abordar temas como: la humildad, la importancia de la familia, el agradecimiento, entre otros valores que todos los padres desean trabajar en sus familias.

Por Lcda. Claudia Rivera Cevallos
Diplomada en Arteterapia y Psicología Positiva.

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