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Upcycling, una posible solución al desmesurado y monumental problema del desperdicio de alimentos en el mundo. ¿Te atreves a probarlo?

Un reciente trabajo de divulgación, elaborado por Rodney Holcomb, profesor de Economía Agrícola, y por Danielle Bellmer, profesora de Biosistemas e Ingeniería Agrícola, ambos de la Universidad Estatal de Oklahoma, apunta hacia una posible salida del problema (“monumental”, dicen los autores del estudio) del desperdicio de alimentos en el mundo.

Se trata del upcycling (supra reciclaje) alimentario, una serie de técnicas que generan nuevos productos alimenticios procesados que pueden contener lo que, de otra manera, acabarían en el cesto de la basura. En otras palabras: el upcycling es un camino para convertir en comida el desperdicio de alimentos.

Publicado el 22 de junio en el portal The Conversation, el estudio de Holcomb y Bellmer explica con detalle cómo se puede realizar un bocadillo “reciclado” o un zumo con ingredientes elaborados de “subproductos” alimentarios.

Y es muy claro al decir que “sin el marketing adecuado” estas propuestas, si bien con un alto valor ecológico, “no parecen ser las opciones más apetitosas”.

 

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¿De qué se trata el supra Upcycling?

El término no es nuevo. Se define como la reutilización creativa, esto es, “el aprovechamiento de productos, materiales de desecho o residuos para fabricar nuevos materiales o productos de mayor calidad, mayor valor ecológico y mayor valor económico”, según la definición de Wikipedia. Se trata, dice la misma enciclopedia virtual, de “una de las prácticas de la Economía Circular”.

Y agrega algo esencial: “De esta forma se alarga la vida útil del residuo/producto, se permiten crear nuevos artículos y se reduce el consumo de materias primas vírgenes. El ideal de este concepto es dar una segunda oportunidad a los objetos destinados a la basura de una forma diferente, apuntando a un resultado mejor que el original”.

Hay tres elementos que son esenciales para calificar al producto final supra reciclado: transformación de uno o más residuos; mayor valor y calidad del producto final, y prolongación de la vida del producto. Hasta ahora el supra reciclaje se circunscribe al diseño, la moda, industria e, incluso, en el arte y la música. Es un poco más reciente la introducción del término en la cadena de valor alimentaria.

 

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¿En qué consiste el supra reciclaje alimentario?

La Upcycled Food Association (Asociación de Supra Reciclaje de Alimentos, UFA por sus siglas en inglés) define los alimentos reciclados como aquellos que «utilizan ingredientes que de otro modo no se habrían destinado al consumo humano, se obtienen y producen mediante cadenas de suministro verificables y tienen un impacto positivo en el medio ambiente».

Según señalan Holcomb y Bellmer en el artículo, esta definición oficial “puede permitir a los fabricantes comercializar a un público objetivo y alentar a los consumidores y procesadores de alimentos a considerar los productos reciclados”. De hecho la UFA lanzó un nuevo Estándar de Certificación de Reciclado en 2021. Pronto se podrá ver el logotipo en artículos de la tienda de comestibles.

Lo que se busca, según estos autores, es utilizar alimentos de bajo valor o subproductos de procesamiento de alimentos para generar nuevos productos alimenticios. Ejemplos de este concepto son las salchichas hechas con restos de carne y mermeladas o jaleas hechas con fruta demasiado madura.

“En muchos casos, estos desechos se habrían utilizado como alimento para animales o se habrían enviado a la pila de abono”, señalan en su trabajo Holcomb y Bellmer.

¿De qué tamaño es el desperdicio alimentario mundial?

La preocupación por impulsar el supra reciclaje (Upcycling) es resultado directo del desperdicio de alimentos a nivel global y de la necesidad de comida que padecían, en 2020 según la FAO, 690 millones de seres humanos (diez millones más que en 2019 y sin considerar aún los costos de la pandemia). Esto representa casi el nueve por ciento de la población mundial.

El hambre contrasta con el desperdicio de comida: más de un tercio de toda la producción actual de alimentos en el mundo se pierde o se desperdicia en algún lugar entre la granja o el rancho y el bote de basura del consumidor debido a condiciones inadecuadas de manipulación, almacenamiento, distribución, permanencia en el anaquel de las tiendas o que los consumidores tiramos en casa.

“Las estimaciones de pérdidas anuales a nivel mundial para cultivos altamente perecederos, como frutas y verduras, superan el 20 por ciento, con ciertas verduras de hoja verde y frutas tropicales que superan el 40 por ciento», escriben en su artículo Holcomb y Bellmer.

El costo de este desperdicio marea: Solamente en Estados Unidos la pérdida y el desperdicio de alimentos alcanza, en promedio, 250.000 millones de dólares anuales.

 

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¿Qué productos hay en el mercado actualmente?

Los autores de este artículo publicado en The Conversation señalan que, actualmente, ya hay en el mercado una serie de productos reciclados económicamente viables. Por ejemplo, dicen, el orujo de frutas que se produce con todos los trozos fibrosos que quedan después de la producción de jugo de frutas, refuerza el sabor y el contenido nutricional de los bocadillos.

También muestran que las harinillas de trigo, fruto de todo lo que queda después de la molienda que no es harina, se agregan a los cereales para el desayuno y ello aumenta el contenido de vitaminas, minerales y fibra. O bien, ponen el ejemplo de la proteína de suero de la producción de queso que aumenta el contenido de proteínas de las barras saludables y los batidos de proteínas.

También señalan que hay harina hecha de los subproductos de la pulpa de la producción de leche de soja y almendras, que se vende como mezclas para hornear o harinas recicladas, o cerveza artesanal que utiliza el pan sobrante sin vender como sustrato de fermentación.

Otros ejemplos: cáscara de nuez, cáscaras de verduras secas como ingredientes de sopa y polvos hechos de frutas y verduras de desecho que se pueden agregar a bebidas y barras de refrigerio.

Conclusión: reciclar, infra reciclar y supra reciclar

En el mundo, con tantos desequilibrios y desigualdades, el reciclaje parece ser una salida a problemas ambientales y problemas sociales de primer orden. El verbo reciclar se descompone, cada día más, en fases del reciclaje que antaño pensábamos que solamente iban a ser para producir composta o para generar alimentos de consumo animal. Ya no es así.

Ahora, se busca “identificar qué productos buscan sacar la mayor cantidad de material reutilizable de la cadena y darle una vida más prolongada a los mismos; así se recompone el verdadero equilibrio entre nuestra existencia como especie y el medio ambiente”, dice la investigación publicada sobre el tema en la Wikipedia, elaborada por especialistas del supra reciclaje.

Y concluye diciendo algo en lo que Holcomb y Bellmer estarían de acuerdo: “mientras más basura generamos, más basura vertemos al planeta. Debemos reciclar, infra reciclar y por sobre todo supra reciclar (Upcycling) toda nuestra basura, y no importa cuánto tiempo y recursos necesitemos, estaremos invirtiendo en nuestra propia supervivencia, y ninguna inversión es más importante que esa”.

 

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Escrito por: Jaime Septién, vía Aleteia.

 

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